Ecologistas advierte que ni el acuerdo de las pérdidas y los daños ni el discurso de Sánchez en el arranque de la COP28 convencen a la sociedad civil

La COP28 se celebra en Dubai, entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre, tras unos meses de turbulencias bélicas, económicas, climáticas y energéticas, que muestran más que nunca la necesidad de acelerar la lucha climática. En este contexto, Ecologistas en Acción acude a la cita anual con un objetivo claro: señalar que la enorme dependencia a los combustibles fósiles de las economías ha puesto y sigue poniendo en riesgo al planeta.

Esta Cumbre del Clima ha comenzado con el anuncio de la puesta en marcha del mecanismo para implementar un fondo de pérdidas y daños, una lucha histórica de los pequeños Estados insulares. Dicho mecanismo fue aprobado en la pasada COP27 y, tras numerosos debates posteriores sobre quién y cómo debía alojar el fondo, se propuso que lo hiciera el Banco Mundial de manera temporal. Una propuesta que, en la sesión inaugural de la COP28, alcanzó un acuerdo unánime, especialmente tras las intervenciones de varios países que prometieron diferentes cantidades para comenzar a operativizarlo.

Sin embargo, Ecologistas en Acción señala que estas promesas son insuficientes, ya que países como EE UU apenas ha comprometido 17,5 millones de dólares, y la UE 225 millones en conjunto, una cifra muy alejada de lo que demandan los países del Sur global y la sociedad civil. Ecologistas en Acción apunta, además, que solo la indemnización pagada a ACS por el proyecto Castor ascendió a 1.350 millones de euros, algo que muestra lo pequeñas que son las cifras comprometidas en este fondo, en comparación con otras inversiones en combustibles fósiles.

Para la organización resulta especialmente preocupante la falta de crítica de la UE a la propuesta de EE UU, no solo por ser el mayor contaminante histórico, sino por la indefinición de si esos fondos serán ayudas o aumentarán la deuda de los países. La sociedad civil también denuncia cómo la falta de ambición en financiación puede impedir alcanzar otros acuerdos en materia de mitigación.

Además, destacan que se ha confirmado que el Banco Mundial será el encargado de acoger y hacer operativo el fondo durante cuatro años. Esto ha despertado las críticas de numerosas organizaciones, por la falta de transparencia, el difícil acceso a la financiación para las pequeñas organizaciones y, sobre todo, por la tasa de gestión que solicita, que podría resultar una cifra más elevada que de la que recibirían en concepto de ayuda muchos pequeños Estados insulares.

Por todo ello, la organización ecologista denuncia que las pérdidas y daños no deben quedarse solo en este acuerdo y que, como todavía quedan dos semanas de negociaciones por delante, se debe alcanzar una definición más clara del fondo y una hoja de ruta para incrementar esa financiación necesaria. Unos compromisos adicionales a lo ya pactado que deberían integrarse en la resolución final y en la conclusión del Balance Global.

Un discurso inaugural con poca ambición

Durante estos dos primeros días de celebración, los jefes de Estado han realizado su discurso inaugural y han manifestado sus compromisos. Por su parte, Pedro Sánchez ha anunciado la aportación de 20 millones de euros para el Fondo de pérdidas y daños, una financiación que, según Ecologistas en Acción, “resulta muy escasa teniendo en cuenta la responsabilidad histórica y capacidad del país. Solo la celebración de la COP25 en Madrid costó 50 millones de euros”.

El presidente del Gobierno también ha anunciado la intención de España de reducir las emisiones un 56 % para 2030, algo que para la organización ecologista resulta “falaz y contrario a la justicia climática”, pues toma de referencia los niveles de 2005. Ese año España incumplió el Protocolo de Kioto con un incremento de más del 40 % de emisiones respecto a su compromiso internacional.

Seguimiento de las negociaciones

La delegación de Ecologistas en Acción en Dubai ha llegado a esta cumbre, tal y como viene haciendo cada año desde la primera cumbre celebrada en Berlín, para participar en las acciones de la sociedad civil e informará a diario de lo que acontezca. También para hacer seguimiento de los temas de negociación, donde destacan, en primer lugar, el balance global o Global Stocktake (GST, por sus siglas en inglés), la herramienta que dota a los países de compromisos concretos para la reducción de emisiones, adaptación y financiación que deben acometer. Dichos compromisos, que deberán actualizarse en 2025 e incrementar la ambición climática, en esta cumbre se espera que se puedan recoger las conclusiones del diálogo y que se puedan incorporar a los compromisos nacionales de reducción (NDC, por sus siglas en inglés).

Asimismo, apuntan al abandono total de los combustibles fósiles. Se trata de una cumbre marcada por una presidencia fósil y precedida por el rechazo de las organizaciones de la sociedad civil a la elección del Dr. Sultan Al-Jaber, Ministro de Tecnología e Innovación de los Emiratos Árabes Unidos y CEO de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi, como presidente de la Cumbre del Clima.

Por último, señalan la necesidad de seguir poniendo el foco en los derechos humanos. Este año está muy presente la situación en Gaza. Por ello, la Cumbre del Clima sirve como escenario para continuar exigiendo la plena protección de los derechos humanos. No habrá justicia climática sin derechos humanos. No habrá justicia climática en territorio ocupado.

La delegación de Ecologistas en Acción en Dubai ha declarado: “A pesar de las continuas decepciones y a pesar de nuestro escepticismo con el resultado, venimos una vez más a esta Cumbre del Clima, donde los países siguen sin cumplir sus propios objetivos, pero donde encontramos cada vez más gente, más sociedad civil representada y organizada llenando el vacío de la inacción con las voces de quienes más sufren. Desde el genocidio en Gaza hasta la última isla de Tuvalu, no tenemos dudas: la crisis climática es una crisis de derechos humanos, y debemos abordarla como tal.”