Noche de denuncias en los César contra el genocidio en Gaza y los abusos sexuales en el cine

La gala de los premios César celebrada la noche del viernes en el Teatro Olympia de París se ha convertido en escenario de numerosas protestas y denuncias políticas por parte de los mayores representantes del séptimo arte galo. Tal y como se preveía, el atril de recogida del prestigioso galardón cinematográfico se transformó en un atril de denuncia de causas, como el genocidio en Gaza y la violencia sexual en el mundo del cine.

El actor Arieh Worthalter, premio al mejor actor por su interpretación en ‘El Caso Goldman’, aprovechó su intervención tras recoger el premio para interpelar al público y al mundo del cine sobre la importancia de la implicación política de los actores. «Yo también me uno al llamamiento a un alto el fuego en Gaza, porque la vida lo exige», reclamó Worthalter.

En la misma línea, la directora Kaouther Ben Hania, premiada al mejor documental por ‘Las Cuatro Hijas’, clamó contra el genocidio en Gaza. «Decir que hay que dejar de matar a los niños se ha convertido en una reivindicación revolucionaria, ¡es completamente alucinante!», planteaba Ben Hania. «No nos vamos a dejar intimidar, es necesario que la masacre cese», ha reclamado, planteando que se trata de la primera masacre «retransmitida en vivo en nuestro teléfonos móviles», visiblemente emocionada.

La murciana, Gala Hernández, reconocida con el premio al Mejor Corto Documental por ‘La Mécanique des fluides’, también clamó por la acción política en el cine, reclamando que los valores revolucionarios de Francia no queden en «una retórica vacía», y apelando a la denuncia de la situación en Gaza y los ataques al estado de bienestar. «Muchas gracias», concluía en español la directora.

Abusos sexuales en el cine

Aunque la pregunta de la velada en el majestuoso teatro Olympia de esta capital era qué cinta dominaría los galardones, la multilaureada Anatomía de una caída o la fantástica El reino de los Animales, en el fondo todos esperaban la intervención de la actriz Judith Godrèche (51 años), por sus recientes denuncias contra dos directores.

Sus palabras, mitad poesía y mitad alegato, no solo arrancaron aplausos, también marcan un antes y un después, en un contexto en el cual abundan las acusaciones de atropellos a actrices en su juventud, adolescencia e incluso niñez.

“El cine está hecho de nuestro deseo de verdad, e igualmente de nuestro deseo de humanidad”, sentenció apelando a que el sector dé el ejemplo, apenas unos días después de presentar ante la justicia una denuncia contra el director Benoît Jacquot, 26 años mayor, acusándolo de violencia sexual y física cuando ella tenía 14 años.

Godrèche también demandó por las mismas razones a otro realizador, Jacques Doillon, convirtiéndose en figura del movimiento #MeToo en suelo galo.

En otro momento de su intervención, la directora y guionista francesa instó a tener el coraje de decir en voz alta lo que “todos sabemos en voz baja” y fustigó el silencio en torno “al tráfico ilícito de niñas” en el mundo del séptimo arte.