Angola entre la huelga general y la remuneración suplementaria
- Mientras las centrales sindicales de Angola se preparaban para la segunda fase de la huelga general, prevista para el próximo 22 de abril, el presidente João Lourenço anunció una remuneración suplementaria en el sector público.
Con entrada en vigor a partir del 1 de junio, el Decreto Presidencial publicado la víspera beneficiará a los funcionarios y agentes administrativos del régimen general de la función pública, quienes recibirán 30 mil kwanzas (alrededor de 36 dólares) adicionales.
El mismo documento establece que el personal de la carrera docente en la Enseñanza Superior y la investigación científica tiene derecho a una remuneración complementaria, que va desde unas 336 mil kwanzas (403 USD) hasta el entorno de las 495 mil (594 USD), en dependencia de la categoría e igualmente efectivo desde junio.
Otros beneficiados son los médicos y el personal sanitario militar, que ahora pueden optar por el sistema de remuneración de los civiles que realizan igual labor profesional.
Según informó la Presidencia, el ajuste de las retribuciones básicas del personal de la función pública tiene por objeto garantizar una mayor eficacia administrativa y mejorar la calidad de los servicios públicos prestados a los ciudadanos.
Asimismo, plantean que está en consonancia con los objetivos establecidos en la Hoja de Ruta para la Implantación de la Nueva Arquitectura Retributiva de la Administración Pública, aprobada el 30 de octubre de 2023.
La media podría poner en aprietos a la Unión Nacional de Trabajadores Angoleños –Confederación Sindical, la Central General de Sindicatos Libres e Independientes de Angola y la Fuerza Sindical que el jueves declararon que avanzarían a la segunda fase del paro (la primera fue del 20 al 22 de marzo), para culminar el 30 de abril.
Justamente las demandas por una subida de los salarios en la función pública y del salario mínimo nacional constituyeron los puntos más álgidos de las negociaciones de los sindicatos con el Gobierno, las cuales finalmente fracasaron.
Las centrales exigían un aumento salarial en la función pública del 250 por ciento, que en negociaciones accedieron a disminuir al 100 por ciento; y un incremento del salario mínimo nacional, actualmente de 32 mil 181,15 kwanzas (alrededor de 39 dólares), a 245 mil kwanzas, pero en el proceso de diálogo consintieron en dejarlo en 100 mil kwanzas (alrededor de 120 USD).
También cedieron en cuanto a la disminución de la tasa del Impuesto sobre la Renta del Trabajo, que accedieron a llevarla al 15 por ciento.
Sin embargo, el Gobierno insistió en que las finanzas del Estado no permiten un incremento del 100 por ciento del salario en la función pública, además de advertir sobre los riesgos de llevar el salario mínimo nacional a 100 mil kwanzas, por la obligatoriedad que ello implica para todos en la sociedad, lo cual pudiera conducir a mayor desempleo.
No es posible que una pequeña empresa, que tiene apenas cinco funcionarios, les pague a cada uno de ellos 100 mil kwanzas, porque esa entidad no factura esa cantidad, ejemplificó la ministra de Administración Pública, Trabajo y Seguridad Social, Teresa Dias.
La propuesta gubernamental era fraccionar el salario mínimo nacional por categorías de empresas, para mantener un equilibrio entre las demandas y las necesidades de las compañías, así como preservar los empleos.
En tanto, en materia de remuneración del sector público llevaron a la mesa un incremento gradual del 25 por ciento anual hasta 2027, pero tanto una como la otra propuesta fueron rechazadas por los sindicatos.
Ambas partes manifestaron disposición a dialogar, pero llegado el punto de intransigencia y con el paro tocando las puertas, el decreto presidencial podría significar que un grupo de trabajadores abandonen la convocatoria.
La misma ya estaba en riesgo por las amenazas que según los representantes obreros estaban recibiendo los trabajadores de las patronales, que en muchos sitios intentaron “chantajear” a los trabajadores con descuentos por ausencias.
El portavoz de los sindicatos, Teixeira Cândido, llamó el jueves a los trabajadores angoleños a consentir el sacrificio y aceptar esas acciones prometidas por algunos empleadores, en el propósito de dejar claro que no quieren “salarios de miseria”.
Guste o no, la disposición es una promesa que se hará realidad en junio; los resultados del paro están todavía en la tierra de los anhelos.