Lluvia de críticas a la edición de este año del Festival V de Valarés
Pese a la campaña emprendida desde la organización antes y después del evento en los medios de comunicación de mayor difusión, las redes sociales son un hervidero de protestas debido a las condiciones del área de acampada, las quejas de los vecinos por el elevado impacto sonoro sobre las localidades cercanas en horario nocturno y el estado de la zona al final de las dos jornadas de conciertos.
«Precio desorbitado para lo que en realidad fue: pésima organización, ausencia de paneles informativos en la carretera, zona de aparcamiento excesivamente alejada del ‘recinto’, prohibición de aparcar en la carretera de acceso a Valarés, falta de seriedad a la hora de resolver problemas y quejas de los asistentes». Así se despacha uno de los asistentes a la edición 2017 del festival y sólo es una de la marea de quejas que inundan las redes sociales estos días.
EL PASADO AÑO, TAMBIÉN CON POLÉMICA
En 2016, la Asociación Autonómica y Ambiental Petón do Lobo reclamaba la actuación de la Consellería de Medio Ambiente ante el incumplimiento del horario autorizado durante el fin de semana a la Fundación Eduardo Pondal de Ponteceso como organizadora del evento, y que iniciara el correspondiente procedimiento sancionador «con el objetivo de garantizar la protección de la playa de Balarés y su entorno, situados dentro del área de máxima protección de la Red Natura 2000 en Galicia». Finalmente, fue el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guarcia Civil (SEPRONA), el que tomó cartas en el asunto detectando una serie de irregularidades que le llevaron a advertir a los organizadores de la posibilidad de graves sanciones.
Según indicaron en su momento desde Petón do Lobo, que fue puntualmente informado por la Xunta de Galicia, la resolución firmada por la Jefatura Territorial de la Consellería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio estipulaba que la celebración de los conciertos limitada a la noche del día 12 de agosto de 2016, a la tarde-noche del día 13 y a la tarde del día 14, prohibiéndose la celebración de conciertos «en cualquier fecha y ámbito distinto de los anteriores». De igual manera el montaje y desmontaje de cualquier equipamiento relacionado con el evento, tanto para el concierto como para la zona de acampada quedaba limitado exclusivamente a los días 12, 13 y 14 de agosto de 2016, no pudiéndose realizar antes ni después de esas fechas.
Sin embargo, la organización, extendió la duración de los conciertos a partir de las 3:30 horas del 15 de agosto en adelante, lo que para Petón do Lobo, como posteriormente vino demostrando el SEPRONA, incumplió no sólo los horarios permitidos para los conciertos y la acampada, sino también para el desmontaje del equipamiento relacionado con el evento, lo que le llevó a solicitar a las autoridades administrativas «la adopción de cuántas medidas sean pertinentes para el cumplimiento íntegro de la misma en sus estrictos términos» recordando que los departamentos implicados de la Xunta de Galicia «no pueden ser cómplices de la entidad organizadora del evento que está actuando fuera del ámbito de cobertura de la autorización administrativa» impidiendo «la garantía de protección tanto del espacio natural como la seguridad del recinto acotado». La Administración gallega, de hecho, había advertido previamente y por escrito a la organización que «si como resultado de la realización del evento» se viese incumplida cualquiera de las condicones previamente impuestas» esto «servirá de motivación para la no autorización de futuras ediciones de este festival o eventos similares organizados en la misma localización».