LTNEC: «El ayuntamiento de Leganés quiere educar en el maltrato animal»

12 de agosto de 2024. Olvidan desde el Ayuntamiento de Leganés, que la ONU, a través de su Comité de los Derechos del Niño, se ha mostrado en contra de la participación de las personas menores de edad en este tipo de eventos y ha instalado a España para proteger a la infancia respecto de los eventos de la tauromaquia. Y que el último recordatorio ante nuestra pasividad institucional ha sido en el año pasado.

Esta cuestión es una de las 55 por las que la ONU interpela a España en relación con el informe de conclusiones emitido por este organismo de Naciones Unidas para la protección de la infancia en 2018. Y España como estado que ha ratificado la Convención de los Derechos del Niño, debe realizar informes cada cinco años, con los progresos realizados en las materias que incumben al bienestar de los menores.

La propia Comunidad de Madrid es consciente de la peligrosidad de estos eventos, reconociéndolo a través de la normativa vigente que regula los Espectáculos Taurinos Populares. El Reglamento, en su artículo 35.1, dice “Se establece la edad mínima de dieciséis años para participar en los espectáculos taurinos populares”.

Ley 4/2023, de 22 de marzo, de Derechos, Garantías y Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia de la Comunidad de Madrid, dice en su Artículo 5. Derecho a la vida ya la integridad física y psicológica.

Capítulo II Artículo 28. Derecho a ser protegido frente a cualquier forma de violencia.
Los niños tienen derecho a ser protegidos frente a todo tipo de violencia, incluido el abuso sexual de cualquier tipo, de acuerdo con lo establecido en la legislación vigente.

Consideramos que queda claro hacia dónde queremos caminar como sociedad. Avanzando hacia la protección de sus menores y el respeto por la vida. Una sociedad que fomenta la empatía, y que incentiva los valores del cuidado entre las personas y de las personas hacía la naturaleza. Cuidar del planeta es una prioridad en este momento histórico, y no podremos lograrlo si permanecemos anclados en una escala jerárquica y patriarcal de valores.

Permitir el maltrato de un toro va mucho más allá del sufrimiento animal, que ya por sí mismo resulta degradante. Además es poner los cimientos para que todo sufrimiento nos resulte indiferente.