SEAG te aconseja cómo prevenir un impago de alquiler de forma efectiva
Uno de los grandes miedos de los propietarios a la hora de sacar sus viviendas al mercado de alquiler es el impago. Según los últimos estudios, son muchos los propietarios que optan por cerrar sus casas en vez de alquilarlas para evitar el impago. Por suerte, actualmente hay herramientas que protegen al arrendatario, lo que significa que alquilar es mucho más seguro que antes.
1 – Selecciona a los inquilinos
En un momento en el cual la demanda es mucho más grande que la oferta, el propietario tiene la herramienta de poder elegir a los inquilinos que en principio mejores resultados le darán. Por ese motivo, es importante elegir un inquilino responsable en todos los niveles para evitar el temido impago.
Para ver que un inquilino es una buena opción hay que analizar diferentes puntos. Entre otras cosas hay que verificar los antecedentes, revisar el historial crediticio, comprobar los ingresos y sobre todo hacer una entrevista personal.
Todo eso puede parecer mucho, pero es necesario para reducir al máximo la probabilidad de que el inquilino se convierta en moroso. Si no tienes los conocimientos o capacidad para realizar ese análisis a los candidatos a ocupar tu vivienda, siempre existe la opción de contratar a empresas profesionales. Por ejemplo, SEAG cuenta con un servicio especial que puede estudiar a los candidatos y recomendarte la mejor alternativa. Recuerda, una buena decisión te permitirá reducir los riesgos de manera importante.
2 – Elaboración del contrato de alquiler
Otro de los pasos importantes que deberás hacer es crear un contrato de alquiler completo para reducir al máximo los problemas.
El contrato de arrendamiento es un documento clave que regula la relación entre el arrendador y el inquilino. Para evitar posibles malentendidos y prevenir impagos, es fundamental que el contrato sea claro y detallado. Un aspecto crucial es definir con precisión la duración del contrato, así como las condiciones bajo las cuales se renovará o extinguirá. Ambas partes deben comprender completamente el proceso, lo que ayuda a evitar disputas futuras.
Otro punto importante es la inclusión de una fianza que proteja al arrendador frente a posibles daños a la propiedad o impagos. Dependiendo de la situación, también se pueden añadir garantías adicionales, como un aval bancario o un seguro de alquiler, para proporcionar una mayor seguridad en caso de que surjan problemas financieros con el inquilino.
El contrato también debe especificar claramente el importe del alquiler y los plazos de pago. Es recomendable fijar fechas exactas para los pagos y, si es posible, incorporar un sistema de pago automático. Esto asegura que los pagos se realicen puntualmente y reduce la posibilidad de retrasos o impagos.
Es esencial que el contrato detalle las consecuencias del impago, estableciendo penalizaciones claras, como intereses por demora o la posibilidad de tomar acciones legales. Esto sirve como un disuasivo para evitar que el inquilino incumpla sus obligaciones. Un contrato bien elaborado proporciona una base sólida para una relación arrendaticia estable y sin conflictos.
3 – Usa una alternativa al seguro de alquiler
Actualmente la mejor alternativa a un seguro de impago de alquiler es SEAG porque ofrece muchas coberturas lo que hace que sea la mejor opción para los propietarios.
Si tienes interés en el producto de SEAG, debes saber que el mismo cuenta con un gran número de prestaciones. La principal es que podrás cobrar todos los meses hasta recuperar el inmueble, por lo que tendrás la protección que realmente necesitas. Así, alquilar será más seguro, es decir, no tendrás que tener miedo en realizar el alquiler.
Pero no es la única prestación que ofrece el producto comercializado por SEAG, sino que ofrece muchas otras ventajas. Por ejemplo, incluye todos los gastos jurídicos cubiertos, los daños por actos de vandalismo desde cero euros o la defensa jurídica contra la okupación entre otras prestaciones. Eso demuestra que este producto es mucho mejor que el propio seguro de alquiler, de aquí que cada vez sean más los propietarios que apuestan por el mismo.
4 – La comunicación con los inquilinos es importante
Mantener una buena comunicación con los inquilinos es clave para prevenir problemas, incluido el impago del alquiler. Es fundamental establecer canales claros de comunicación, como teléfono, correo electrónico o aplicaciones, para facilitar la resolución rápida de cualquier inconveniente. Además, es recomendable realizar un seguimiento regular de los pagos para detectar posibles retrasos a tiempo.
Si se detecta algún problema, contactar al inquilino de inmediato para aclarar cualquier confusión y evitar que la situación empeore. También es importante estar dispuesto a escuchar sus preocupaciones, ya que a veces los impagos pueden estar relacionados con dificultades temporales, lo que podría permitir ofrecer soluciones como un aplazamiento o una reestructuración del pago.
5 – Usa la mediación en caso de problemas
La mediación es una alternativa eficaz cuando se enfrentan problemas de impago de alquiler. Este proceso implica a un tercero neutral que facilita la comunicación entre arrendador e inquilino para llegar a un acuerdo satisfactorio sin necesidad de acudir a la vía judicial. Es una opción especialmente útil si el inquilino atraviesa dificultades temporales y puede ponerse al día con los pagos mediante una solución flexible.
Una de las ventajas principales de la mediación es su rapidez y menor coste en comparación con los procedimientos judiciales. A través de este proceso, se pueden establecer acuerdos como el pago en plazos o la reestructuración de la deuda, permitiendo al inquilino cumplir con sus obligaciones sin afectar gravemente su situación financiera.
La mediación también contribuye a mejorar la relación entre arrendador e inquilino, promoviendo la comprensión mutua y la resolución pacífica de los conflictos. Al trabajar juntos en una solución, es posible evitar tensiones que podrían poner en riesgo la continuidad del contrato de alquiler.
Recurrir a la mediación, por tanto, es una forma efectiva de gestionar impagos de manera amigable, manteniendo la estabilidad del alquiler y evitando los gastos y demoras de un proceso judicial.