Siria
La caída del gobierno sirio es un tema complejo y multifacético que ha generado un gran debate en la comunidad internacional. Desde una perspectiva de izquierda, es importante analizar las implicaciones de esta caída y el papel que han jugado Israel y los Estados Unidos en este proceso.
En primer lugar, es importante destacar que la caída del gobierno sirio es el resultado de una serie de factores internos y externos. La guerra civil que ha asolado al país desde 2011 ha debilitado significativamente al gobierno de Bashar Al-Assad, y la intervención de potencias extranjeras ha contribuido a agravar la situación.
Israel ha sido un actor clave en la región y ha visto en la caída del gobierno sirio una oportunidad para expandir su influencia y debilitar a uno de sus principales enemigos. Por su parte, los Estados Unidos han visto en la caída del gobierno sirio una oportunidad para promover sus intereses en la región y debilitar a uno de sus principales rivales, Irán.
Sin embargo, es importante destacar que la caída del gobierno sirio no es necesariamente una victoria para el pueblo sirio, todo lo contrario es un retroceso. La guerra contra el terrorismo ha causado un gran sufrimiento y ha debilitado significativamente al país. Además, la intervención de potencias extranjeras ha contribuido a agravar la situación y ha creado un vacío de poder que ha sido aprovechado por grupos fascistas.
Está vez el imperialismo y el Estado sionista ganaron una batalla y amplian el conflicto en medio oriente. Está situación convertira a Siria en un país fallido como lo hicieron con Libia.