La mala educación
RASPE Y GANE
Unos días antes de que comenzara el verano del año que acaba de terminar, una conocida editorial de la ciudad de Valencia, abrió un período de recepción de manuscritos del género poesía, para su evaluación.
Como suelo hacer, cuando me interesa la editorial, envié uno de mis dos poemarios terminados, pero sin publicar aún.
Oh, sorpresa!!! A los diez días, recibo un correo electrónico de una persona de la editorial con el siguiente texto:
«Hola Néstor, soy XXXXXX, editora del grupo XXXXXXXXX.
Me gusta tu poemario para su publicación, no sé si nos conoces, somos un grupo editorial tradicional con sede en Valencia. Tu poemario podría entrar en XXXXXX.
Te paso un cuestionario que siempre le damos a los autores para que lo rellenen (nos das una idea más de ti, de la portada, etc).
Rellénalo y me lo envías, así puedo hablar contigo con de forma más precisa.
Un saludo»
La persona en cuestión, me envía, además, su número de móvil.
MANSO Y TRANQUILO
Ilusionado, como se pueden imaginar, pero tranquilo y sin ansiedad, respondí el extenso cuestionario con total honestidad.
Tengo la foto de portada, tengo el comentario de la contraportada y hasta la posibilidad de un prólogo.
Cabe destacar que el «cuestionario», además, solicitaba información de estudios cursados, edad, lugar de nacimiento y etcétera.
Lo respondí en tiempo y forma y nunca más me respondieron.
Al mes de enviar mis respuestas, envié un mensaje al móvil de la persona que me había escrito, consultándole si, más allá de la decisión tomada por la editorial, podía darme alguna devolución del cuestionario.
Me respondió, escuetamente: «veo si en la semana te llamo»
Esto fue en el mes de agosto. Nunca llamó.
PREGUNTAS
¿Acaso esperaban que tuviera un recorrido académico que no tengo?
¿O que tuviera una edad que no tengo?
¿Acaso esperaban que tuviera dos, tres o cuatro poemarios ya publicados?
Si la obra, que es lo que más importa, les gustó: ¿qué es lo que no les convenció?
¿Algún prejuicio?
Claramente están en todo su derecho a decidir en dónde invertir y en dónde no, pero me niego a ser tratado como un objeto o un número.
Tengo un historial comunicacional que habla por sí solo.
Por cierto, el cuestionario solicitaba conocer mis redes sociales.
Así lo hice y allí se pueden ver mis entrevistas a personas vinculadas a la cultura los derechos humanos y hasta a un Premio Nobel de la Paz.
En cinco años, ya formo parte de cinco antologías de literarias en España y dos en Buenos Aires.
Por supuesto que sigo escribiendo porque mi escritura va mucho más allá de que sea o no, publicada en formato de libro.
Escribir en forma poética es una necesidad para mí, aunque comparta muy poco de ese material en esta red.
Mi autoestima está intacta.
Pero, vamos a ver: el respeto, la empatía y la sensibilidad es algo que no debería faltar en ningún grupo humano, pero visto lo visto, falta en muchos sitios, públicos y privados.
Y así nos va.
(La foto es la del único juguete que guardo de niño y me parece oportuna para metaforizar mi sentimiento hacia este tipo de actitudes)
Néstor Tenaglia Álvarez
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