La contaminación por nitratos aumenta, dejando sin agua potable a un 50% más de poblaciones que el año anterior (más de 220.000 personas)
- Ecologistas en Acción estudian los últimos datos sobre la presencia de nitratos en agua potable publicados por el Ministerio de Sanidad, referentes al año 2023.
- En un año, han aumentado en un 50% (de 171 a 257) las poblaciones cuya agua potable no puede beberse por estar contaminada con nitratos por encima del máximo permitido de 50 mg/litro.
- Esta contaminación, fruto de la actividad agraria y ganadera intensiva, acaba con el derecho al agua potable de al menos 220.000 personas.
- Hay casos especialmente graves, como el de Torrejoncillo del Rey (Cuenca) en donde detectaron hasta 10 veces más nitratos de los seguros para la salud.
Ecologistas en Acción alertan de que la contaminación con nitratos del agua de consumo humano aumenta, dejando sin agua potable a un 50% más de municipios que el año anterior. En base a los datos recientes del Ministerio de Sanidad sobre presencia de nitratos en agua de consumo humano , en 2023, fueron 257 los municipios españoles responsables del suministro de agua potable que detectaron valores de nitratos por encima de los 50 mg/l permitidos por la normativa en alguna de sus redes de distribución.
Esta contaminación dejó sin agua apta para el consumo a al menos 220.000 personas. El número podría ser mayor porque los datos del ministerio hacen referencia al 84,0% de la población censada en 2023, dejando fuera del estudio a las zonas de abastecimiento con menos de 50 habitantes o las que suministran menos de 10 m3 de agua al día.
El caso de contaminación más alarmante se produjo en el pequeño pueblo de Torrejoncillo del Rey, Cuenca, en donde un litro de agua de consumo humano contenía 493 mg de nitratos, diez veces más que el límite permitido por la ley, lo que la hacía tóxica para su consumo. Los mayores datos de contaminación del agua de consumo se detectan en poblaciones de Castilla la Mancha, Castilla León, Comunitat Valenciana, Catalunya y Andalucía.
La contaminación del agua por nitratos está producida por el uso masivo de abonos nitrogenados en la agricultura intensiva, así como por las macrogranjas de ganadería intensiva. Como ambas actividades han crecido en España, era previsible que también lo hiciera esta contaminación. Como ejemplo, los 155 mg de nitratos por litro en el agua del municipio de Basella, Lleida, con solo 25 habitantes censados pero con una amplia cabaña ganadera censada en el INE (24.325 cabezas de porcino, 143.760 de aves de corral y 1.123 de bovino).
La contaminación por nitratos daña acuíferos y aguas superficiales, en muchos casos de forma casi irreversible, y supone un grave riesgo para la salud humana como la organización ecologista denunciaba en su informe ‘ La contaminación por nitratos y su impacto en el medio ambiente y el agua de consumo humano ‘.
El acceso al agua potable y el saneamiento es un derecho humano, considerado como tal por Naciones Unidas desde 2010, por lo que el hecho de que se esté suministrando agua contaminada no apta para el consumo a más de doscientas veinte mil personas supone un retroceso en la calidad de vida, que está afectando especialmente a municipios de la denominada “España vaciada”.
Ecologistas en Acción reclaman que se intensifiquen los controles en el agua de abastecimiento a poblaciones en todos los municipios del Estado español, con el fin de detectar todos los incumplimientos en materia de nitratos.
Asimismo, exige al Gobierno español ya los partidos políticos que modifican el Real Decreto 3/2023 de agua de consumo humano, reduciendo el valor límite máximo permitido (50 mg/litro) ya que estudios recientes concluyen que este valor no es suficiente para proteger a la población, especialmente frente a enfermedades como el cáncer colorrectal. Además supone una incongruencia que permita en el agua de consumo el doble de nitratos que se permiten en ecosistemas fluviales.
Ecologistas en Acción ve necesario que se reduzca el uso de abonos nitrogenados y que se frene la expansión de la agricultura y ganadería intensiva, que al ser causantes de esta contaminación, deben pagar los sobrecostes de la potabilización del agua.