Redacción •  País Valencià •  31/01/2025

La DANA de Valencia dañó gravemente el humedal de la Albufera y urge restaurarlo

  • España es el Estado de Europa con mayor diversidad de humedales, seriamente amenazados por el uso ilegal del agua, la contaminación y la construcción de infraestructuras.
  • La mayoría de estos humedales no están incluidos en el Inventario Español de Zonas Húmedas y no cuentan con una protección adecuada.
  • El desastre de la Albufera de Valencia por la DANA ha puesto de manifiesto la necesidad de proteger y respetar tanto los humedales como las zonas inundables.
La DANA de Valencia dañó gravemente el humedal de la Albufera y urge restaurarlo

El día 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, en conmemoración a la firma en 1971 del Convenio sobre Humedales en Ramsar, Irán. Desde esa fecha se han ido sumando a la lista de humedales de importancia internacional más de 2.400 áreas protegidas que abarcan más de 2,5 millones de kilómetros cuadrados de 172 países.

Los humedales son el ecosistema más amenazado de la Tierra, con un ritmo de desaparición tres veces más rápido que los bosques. Este año el lema “Proteger los humedales para nuestro futuro común” recuerda la necesidad de preservar estos espacios para la subsistencia, ya que contribuyen a la mitigación y adaptación al cambio climático, el bienestar humano y la disponibilidad de agua dulce, entre otras funciones. Además, allí nace una gran diversidad de flora y fauna acuáticas, generando una pirámide de biodiversidad de enorme valor. A pesar de su importancia, en los últimos tres siglos han desaparecido más del 80% de los humedales, el 35% desde 1970 hasta nuestros días.

El Estado español se adhirió en 1982 al Convenio Ramsar, siendo el tercer país por número de humedales incluidos (76); También es miembro fundador de la Iniciativa para los Humedales Mediterráneos ( MedWet ). Las numerosas figuras de protección otorgadas a los humedales no han impedido que se sigan degradando a un ritmo alarmante. Las numerosas denuncias al respecto han derivado en que se hayan abierto expedientes, dictado sentencias condenatorias y se haya incluido en la lista negra del Registro de Montreux del Convenio Ramsar humedales tan emblemáticos como Doñana o las Tablas de Daimiel, los primeros en ser incluidos en la lista de protección nacional.

Gran parte de las zonas húmedas originales han desaparecido, en parte porque en el pasado el propio Estado propició la desecación debido a la consideración histórica de estos lugares como insalubres.

35 años después de que la ley obligase a la elaboración de un inventario nacional de humedales como primer paso para protegerlos, la desidia de muchas comunidades autónomas y del propio ejecutivo central ha hecho que en el catálogo nacional figuren como mucho dos de cada 10, por lo que aquello que no se conoce difícilmente se puede proteger.

Casi la mitad de las zonas húmedas se encuentran gravemente alteradas. Las principales amenazas son los cambios en el uso del suelo y sobreexplotación del agua de la que dependen los humedales por la agricultura, especialmente intensiva, ocupación fraudulenta para cultivo de superficie que pertenece a humedales por la que se estarían incluso cobrando ayudas de la PAC, infraestructuras eléctricas mal planificadas, turismo masivo, contaminación y especies invasoras.

Doñana, las Tablas de Daimiel y el Mar Menor son claros ejemplos de cómo la agricultura intensiva presiona a estos ecosistemas compitiendo por el agua y contaminando los acuíferos.

Entre las especies afectadas por este proceso de destrucción, las aves son las más perjudicadas, ya que más de la mitad de las peligros de extinción están ligadas a zonas húmedas. El 63% de las aves que utilizan nuestros humedales para reproducirse presentan un mal estado de conservación.

Este año Ecologistas en Acción presta una atención especial a la Albufera de Valencia, un importante humedal gravemente dañado tras los efectos de la DANA ocurrida a finales de octubre de 2024. Afectó profundamente a las zonas hidráulicas e inundables que nutren este humedal, ya su biodiversidad, estando aún por evaluar la dimensión del desastre. A las evidentes consecuencias del cambio climático se una la nefasta gestión urbanística, agrícola, hídrica y de infraestructuras, creando un cóctel muy peligroso que ha provocado que el Parque Natural de la Albufera de València haya recibido millas de toneladas de todo tipo de residuos (incluidos industriales de diferentes peligrosidades y toxicidades), aguas residuales, lodos, inertes… Esto ha agravado el estado de este espacio natural, ya de por sí vulnerable por la contaminación de sus aguas por residuos orgánicos y químicos, la salinización, la escasez de agua y la eutrofización.

Urgen acciones para la restauración de este espacio natural de más de 20.000 hectáreas con un plan de regeneración acorde a las necesidades medioambientales y sociales. Debes asignarse un caudal ecológico adecuado para la buena salud ecológica del ecosistema, evitando que la contaminación se concentre, lo que permitirá el crecimiento de las plantas acuáticas y la recuperación de la cadena trófica.


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