Lois Pérez Leira •  Memoria Histórica •  01/08/2016

Crónicas de la revolución cubana: Oscar Fernández Mel

Muchos fueron los españoles y sus descendientes los que participaron en la revolución cubana.

Crónicas de la revolución cubana: Oscar Fernández Mel

Muchos fueron los españoles y sus descendientes los que participaron en la revolución cubana.

José Fernández Pénelas nació en 1888 en Santa María de Bretoña, una parroquia del Concello de Pastoriza (Lugo)  Esta parroquia fue la antigua sede episcopal Britoniensis, capital de un antiguo obispado, cuyo origen parece remontarse a finales del siglo V, momento en el que se establece la primera fundación de la Iglesia céltico-cristiana en Galicia. El nacimiento de esta sede se encuentra relacionado con el trasvase de población bretona hacia el continente europeo, ante la invasión anglosajona. El centro de la diócesis lo constituiría el Monasterium Máxime, identificado con la iglesia de Santa María de Bretoña. Siendo joven José emigra a Cuba, donde se radica en La Habana trabajando como comerciante, vendía carbón vegetal. Luego trabajo de empleado en una farmacia en Perico, para radicarse posteriormente en Colon (Matanzas). Cuando logra hacer unos ahorros, decide retornar a Galicia para casarse el 27 de noviembre de 1920 en la Iglesia de Santa Mariah con María Mel Castro de 22 años. A pesar del interés de José por quedarse en su tierra, la dureza del trabajo, la falta de futuro para su mujer, lo lleva a tomar la decisión de volver a emigrar. El matrimonio viaja a Cuba, donde se instalan definitivamente en Colón, en los principios de los años veinte. Allí les nacerán los cinco hijos, tres varones y dos mujeres. El último nace el 24 de marzo de 1931 y le pondrán de nombre Oscar.

En Galicia

Al año del nacimiento de Oscar deciden retornar a Galicia y nuevamente se radican en Bretoña. Transcurría el año 1932, sus padres lo bautizan en la iglesia, como se hubiera nacido en aquella parroquia. En España se había declarado la segunda república y el clima político alentaba cambios positivos en Galicia. A fines de 1937 cuando España aun se debatía en su guerra civil, Don José decide regresar a Cuba. La familia se embarca en A Coruña en el buque Mis Iberia, después de muchas dificultades para poder conseguir barco y el permiso para salir del país en medio de la guerra.  Oscar termina la primaria y el instituto en Colón y empieza a estudiar la carrera de medicina en la Universidad de La Habana. Su padre hace un esfuerzo muy grande para que Oscar pueda realizar la carrera médica. A parte del estudio a Oscar le gustaba mucho el deporte, pasión que lo acompañaría durante toda la vida.  Durante sus estudios de medico conoce a la ya famosa modelo y actriz de televisión Odalys Fuentes.  En esa etapa comienza su militancia en el movimiento estudiantil universitario y su vinculación con el Directorio Revolucionario, especialmente con el Movimiento 26 de julio. Al terminar su carrera de medico ortopédico, al enterarse de que en la guerrilla necesitaban personal sanitario, se traslada a Sierra Maestra, donde se incorpora a los insurgentes.

Medico guerrillero

Fue combatiente de las Columna 1, aunque su principal responsabilidad era la de médico de la guerrilla. El historiador Jon Lee Anderson nos cuenta la forma como el Che y Oscarcito se conocieron el 10 de mayo en el campamento de La Plata, después de un bombardeo desde el aire por las fuerzas del ejército: “El Che consiguió un voluntario nuevo, Oscar “Oscarcito” Fernández Mel, un medico de veinticinco años que acababa de llegar de  La Habana. El Che tomo el volante de un jeep y lo condujo a gran velocidad por un estrecho camino de tierra bordeado por precipicios. Advirtió que Oscarcito estaba nervioso y le dijo que no debía de preocuparse, pero agrego: -Que ahorita cuando lleguemos te voy a contar una cosa-. Cuando llegaron, el Che dijo que era la primera vez que conducía un automóvil. Era verdad. Con su antiguo compinche Alberto Granado había aprendido a conducir una moto, pero jamás se había sentado detrás del volante de un automóvil”.  Así se conocerán en medio de las vicisitudes de la guerra. Fernández Mel pasará a formar parte de la columna invasora Ciro Gómez que comandaba el Che. Guevara a medida que fue conociendo a Mel le fue tomando aprecio, aparte de la afinidad de ideas tenían en común la misma profesión, la medicina. Esto seguramente también ayudo a profundizar su amistad. Cuando el Che ya había logrado una cierta confianza  -cuando la oportunidad de la guerra lo permitía –  le hacía algunas bromas sobre su condición de pequeño burgués. Que terminaban siempre en risas. La Columna del Che estaba localizada en la zona del Escambray. Aleida March que por aquello tiempos era militante del Movimiento 26 de Julio fue enviada con dinero a la Sierra. Ella  nos relata cómo Fernández Mel se la presento al Che:  “El viaje de ascenso al Escambray fue incomodo, porque no podía decirle a nadie que llevaba dinero, para prever un robo o algo por el estilo. El dinero lo tenía pegado al torso con esparadrapos, lo que hacía más difícil, ya al oscurecer, la caminata hasta Gavilanes, que era el primer campamento organizado por el Che en territorio liberado de La Villas. Al llegar me encontré al doctor Vicente de la O, Medico responsabilizado en atender a los heridos y pernocte en el pequeño hospital de guerra, aun sin poderme quitar los esparadrapos que tenía adheridos al cuerpo, pues seguía con el temor de alguno me asaltara. Al levantarnos por la mañana, nos trasladamos a caballo hacia El Pedrero, otro puesto de la columna del Comandante Guevara. Al anochecer nos dirigimos al lugar donde se encontraba el Comandante Guerrillero. Comenzó mi primer encuentro con las tropas del admirado Ejército Rebelde. Fuimos atendidos por Oscar Fernández Mel, médico de la Columna, quien seguía al Che desde Sierra Maestra; por Alberto Castellanos, Harry Villegas y otros, todos tratando de ver las nuevas caras, sobre todo la mía, una de las pocas mujeres, joven por demás, que se había acercado; incluso los más osados se atrevían a preguntar si era la novia de alguno de los recién llegados. Oscarito (Mel) nos llevo para presentarnos. Como era de esperar, el Comandante atendió primero a Rodríguez de la Vega y después a Ruiz de Zarate, quien había estado en el Escambray…Finalmente me toco mi turno. Cuando tuve la posibilidad de dirigirme a él, le informe de que había venido con una encomienda que debía entregarle.  Todavía estaba crucificada de esparadrapos, y fue lo primero que le dije para que me liberara del castigo. Fue el comienzo del primer encuentro….”.

La Batalla de Santa Clara

En diciembre 15, los hombres de la columna comandada por el Che, cortaron el puente de Falcón, y tomaron el poblado de Fomento, tras un pequeño combate, donde saliera herido un combatiente rebelde. Esa misma noche quedó fuera de servicio, el puente sobre el Calabazar, con lo cual se impedía, el posible paso del tren blindado hacia Oriente.  Esta columna guerrillera tuvo el gran merito de trasladarse desde Sierra Maestra hasta el centro de la isla bajo el asedio de las tropas enemigas. El objetivo era tomar la ciudad de Santa Clara donde era un enclave militar muy importante que podía decidir el curso de la guerra. El objetivo era dividir la isla por la mitad e impedir el envío de refuerzos a las guarniciones. El propio Che nos cuenta esta historia: “Al retirarse el enemigo de Camaguán, sin ofrecer resistencia, quedábamos listos para el asalto definitivo a la capital de la provincia de Las Villas. (Santa Clara es el eje del llano central de la Isla, con 150.000 habitantes, centro ferroviario y de todas las comunicaciones del país. Está rodeada por pequeños cerros pelados, los que estaban tomados previamente por las tropas de la dictadura.) En el momento del ataque, nuestras fuerzas habían aumentado considerablemente su fusilería, en la toma de distintos puntos y en algunas armas pesadas que carecían de municiones. Teníamos una bazooka sin proyectiles y debíamos luchar contra una decena de tanques, pero también sabíamos que, para hacerlo con efectividad, necesitábamos llegar a los barrios poblados de la ciudad, donde el tanque disminuye en mucho su eficacia.” Aleida March, pasa a ser una especie de ayudante de campo del Che. Entre tiros y bombas, sin que nadie lo intuyera el Che y Aleida comienzan su peculiar romance. Será el propio Mel el primero en percatarse del amor que estaba naciendo al calor de la lucha revolucionaria. El 16 de diciembre dinamitaron el puente de la Carretera Central y el enlace ferroviario. En camino a Santa Clara, Guayos y Cabaiguán capitulan el 21 y 23 de diciembre. En esta última ciudad el Che se fracturo el codo derecho al caer de un muro. Oscarcito será el encargado de curarlo. Luego sus fotos con el brazo vendado serán parte de la historia iconográfica del Che. “Durante esa misma noche, -nos relata Fernández Mell – cuando ya teníamos limpio el pueblo y el enemigo se había concentrado en el cuartel, al brincar la tapia de una casa se cae el Che y esto le produce una herida en la frente y fractura en el codo izquierdo. Lo enyesamos e hizo el resto de campaña de Las Villas enyesado….”  Luego se trasladaron a Placetas donde se rindió el ejército de Batista el 23 de diciembre. Tanto Oscarcito como Aleida era las personas de confianza del comandante Guevara, día y noche lo acompañaban en su misión de dirigir a la tropa triunfante. Oscar Fernández Mel nos cuenta uno de los pasajes más tristes de la revolución cubana, la muerte de Vaquerito. El 30 de diciembre, el heroico joven insurgente, cae mortalmente herido por las balas del ejército de Batista. «Cuando atravesamos el puentecito hacia la estación de ferrocarril venía una ambulancia con el Vaquerito herido. Yo me monté en el carro y fuimos para la clínica que estaba frente a Obras  Públicas. Entonces el Che llegó sin haber pasado ni cinco minutos. Estábamos en el salón de operaciones y sin que me preguntara le dije: Comandante, no tiene salvación. Entonces él dio una patada en el suelo y puso el rostro más triste que le vi en toda la guerra.» Fernández Mel, a quien también le llamaban “Oscarsito” o ”Oscarito” participó como ayudante del Che en la Batalla de Santa Clara, el mismo nos narra aspectos de esta historia:  “La carretera central se encontraba obstruccionada por la destrucción del Puente Falcón (de difícil reparación por cuanto había que utilizar equipos pesados y hacer un verdadero despliegue de fuerzas para protegerlo de futuras acciones, aparte de que era muy difícil vadear el río) además se tenían tomados los pueblos de Placetas, Cabaiguán y Sancti Spiritus, todos éstos enclavados en dicha vía central. El Circuito Sur en el cual, estando Sancti Spiritus en nuestras manos, se hacía imposible su utilización, ya que una vez fuera de Cienfuegos o Trinidad, estarían a merced de nuestras emboscadas. El Circuito Norte tampoco podía ser utilizado, ya que las fuerzas de la Columna Núm. 2 «Antonio Maceo» al mando del inolvidable Comandante Camilo Cienfuegos se habían apoderado del mismo tras tenaces combates y el único reducto enemigo de importancia que se hallaba en esa dirección, era Yaguajay, que para esta fecha se encontraba sitiado y atacado exitosamente por Camilo.  Todo esto forma parte de un plan que se va madurando a través de los combates efectuados por el Ejército Rebelde, conversaciones entre Camilo y el «Che» ya personales, ya a través de radio como la sostenida entre ambos el día 9 de diciembre donde Camilo le dice que va a atacar a Santa Clara, con 700 escopeteros y «Che» le plantea que eso es un asunto de él. La situación para el régimen se hacía más precaria a medida que transcurrían los días, y sobre ésta da cuenta el propio Comandante Ernesto «Che» Guevara cuando en una entrevista hecha al mismo a través de una emisora de radio dice, refiriéndose a la situación existente:

«Creo que estamos al borde de un colapso. Si factores ajenos a la nación intervienen, quizás se mantenga algo. De todas maneras, las fuerzas populares son tan grandes, que el colapso es inevitable. Estimo que el factor intervencionista en este momento no debe producirse por el amplio espíritu revolucionario de todo el pueblo cubano». La toma de Santa Clara culminaba todo un Plan Operativo perfectamente estudiado por «Che» y sobre el cual se había estado trabajando y llevando a la práctica desde el mismo día en que llegamos al Escambray. Así lo demuestra la destrucción del Puente Falcón, casi un mes antes de la toma de Santa Clara, acción que imposibilita al enemigo maniobrar en la dirección oriental de la provincia y que a la vez permitía ir tomando pueblo por pueblo hasta llegar a aislar a la capital de la provincia del resto de la Isla. Una vez sitiada, ir atacando y tomando los puntos más débiles en la periferia, hasta llegar al cerco del objetivo militar más importante, el Regimiento Núm. 3 GR «Leoncio Vidal». Con la toma de Santa Clara se obtenía el control político, administrativo y militar de toda la provincia de Las Villas, y todos los traslados de tropas hacia Oriente tenían que hacerse por vía aérea para lo cual harían falta una considerable cantidad de aviones, de los cuales el régimen no disponía. Por lo demás, la dictadura, ya muy débil no podría ocultar los éxitos del Ejército Rebelde y por ende, su repercusión nacional e internacional, ya que se trataba de la Capital de una provincia enclavada en el centro de la Isla y que por otra parte, el grueso de las tropas, las tropas rebeldes al mando de nuestro Comandante en Jefe, combatía con éxito en todo el territorio de Oriente. Para nosotros era necesario actuar con mucha rapidez e iniciativa a fin de no dar tiempo a que el enemigo se repusiera e impedir que los yanquis que se cubrían con la hoja de parra de la «no intervención», pudieran en cualquier momento hacerlo para salvar la nave a la deriva. (La intervención en 1895 y más recientemente la intervención armada en la República Dominicana, confirma esta opinión) Las palabras del «Che» acerca de una intervención imperialista en Cuba no carecían de base, pues en reiteradas ocasiones, tanto Radio Rebelde, por boca del Comandante en Jefe Fidel Castro, como por las palabras del propio «Che» Guevara y los cables extranjeros, hablaban de la posibilidad de tal intervención. Además esto era lo tradicional en la historia de los pueblos de la América Latina. Para tomar Santa Clara, el Comandante Guevara pensaba que sería necesario un mes de lucha; esta opinión la expresó en la mañana del día 28 de diciembre, en las afueras de la ciudad, en desigual combate con las fuerzas del enemigo apoyadas por tanquetas, donde hubieron de caer los primeros cuatro combatientes. Desde el día 24 de diciembre «Che» le ordenó al Comandante Bordón llevar a cabo la destrucción del puente sobre el río Sagua y evitar que llegaran refuerzos de Matanzas, así como que obstruyera la Carretera Central y pusiera emboscadas; mientras tanto, se atacaban y tomaban Remedios y Caibarién. Como resultado de estas dos últimas acciones, las fuerzas enemigas que se hallaban en Camajuaní, se retiran hacia Santa Clara. Todo estaba listo para el asalto a la capital de la provincia. El enemigo se había concentrado en los edificios más dominantes y sólidos, constituyendo puntos y posiciones de resistencia muy fuertes unos y otros más débiles, pero unidos todos a través de medios de comunicaciones y enlaces y con Unidades de reservas para reforzarse mutuamente y que a la vez le permitían mantener el control administrativo, político y militar de la ciudad. El Regimiento Núm. 3 GR «Leoncio Vidal» contaba con alrededor de 1300 hombres, así como con tanques y tanquetas, compuesto por Compañías y Unidades de reserva que con las Unidades Blindadas podían salir a reforzar cualquier punto de la ciudad que fuera atacado.

-La Estación de Policía contaba con alrededor de 300 hombres entre policías, soldados de refuerzos, chivatos y otros elementos adictos a la dictadura con dos tanques Cometas y dos tanquetas, estas junto con infantería, tenían también la misión de reforzar cualquier punto atacado por las fuerzas rebeldes.

-El Escuadrón Núm. 31 GR con alrededor de 250 hombres y dos tanques y dos tanquetas.

-El Aeropuerto con 80 hombres (una Compañía) y 40 hombres en la Clínica «Marta Abreu» con la misión de defender dicho objetivo.

-El Gobierno Provincial con alrededor de treinta hombres.

-El Gran Hotel con alrededor de doce hombres del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), con misión de francotiradores.

-El Cuartel de los Caballitos sobre 20 ó 30 hombres respectivamente.

La Audiencia y Cárcel Provincial con 30 y 20 hombres respectivamente.

El tren blindado que contaba con 380 hombres entre clases y soldados y 28 oficiales que se hicieron fuertes en la Loma de Capiro y en el propio tren.

Como podemos apreciar; el enemigo contaba con alrededor de 3,000 hombres (teniendo en cuenta las tropas que se retiraron de Fomento, Cabaiguán, Placetas, Camajuaní y Remedios y que hubieron de refugiarse en el Regimiento), perfectamente armados con fusiles automáticos, abundante parque, ametralladoras ligeras y pesadas, bazookas y morteros, alrededor de 10 tanques y 12 tanquetas, fuertemente atrincherados y además con el apoyo de la aviación, que causó enormes estragos principalmente entre la población civil. Pero cometió el grave error de refugiarse dentro de la ciudad. Si el enemigo hubiera organizado la defensa de ésta, apoyándose en las elevaciones dominantes y fortificadas de la Loma de Capiro y en las que se hallan al sur de la misma, al Ejército Rebelde le hubiera llevado más tiempo más numerosas. Pero era tan grande su desmoralización, que esa táctica elemental no fue ni siquiera propuesta y por otro lado vemos al «flamante» plan de defensa del Regimiento, aprobado por el Coronel Hernández, MMNP, Jefe del Regimiento, aprobado por el Estado Mayor de Columbia, Tabernilla, Robaina, Díaz Tamayo, Río Chaviano etc. y ejecutado por el Coronel Casillas Lumpuy, que había sustituido a este último en el mes de diciembre. Veamos cuál era la situación nuestra para la fecha del 27 de diciembre de 1958. Nosotros disponíamos con alrededor de 300 hombres fogueados la gran mayoría en los combates ya librados en el territorio de Las Villas y bien armados, producto de las armas tomadas en Fomento, Cabaiguán, Guayos, Placetas, Remedios y Caibarién. Además, dominábamos todas las comunicaciones terrestres al Este de la provincia, contábamos con muy buena información por parte de la clandestinidad y una gran moral combativa. El día 27 de diciembre a las 23:00 ó 24:00 horas, estaba formada la columna en Placetas. Al parecer «Che» tenía información de los puntos más importantes donde se encontraba el enemigo, aunque no de todos y por lo tanto había que explorar, misión que cumple el Capitán Acevedo desde Camajuaní por la carretera de este pueblo a Santa Clara, llegando a la Estación Retransmisora CMQ a las 06:00 del 27 de diciembre donde se posesionan como avanzada y avisan de su situación al grueso de las tropas.

Otra parte constituida fundamentalmente por el DR-13 de Marzo, al frente de la cual se hallaban Cubelas, Abrantes y Dreke y con el refuerzo más tarde del Capitán Miguel Álvarez con su pelotón de nuestra comandancia, avanza por la carretera de Manicaragua con la misión de atacar el Cuartel No. 31 GR y los Caballitos. El grueso de la columna ya formada en Placetas lo haría por el Camino de La Vallita para entrar por la carretera de Camajuaní a Santa Clara. Una vez dada la idea de cómo se realizó la marcha hacia la ciudad, vamos a relacionar aproximadamente nuestras fuerzas y medios.

•          Fuerzas al mando del Comandante Bordón, 75 hombres.

•          Pelotón al mando del Capitán Acevedo, 30 hombres.

•          Fuerzas del DR-13 de Marzo, 120 (alrededor).

•          Pelotón al mando del Teniente Alberto Fernández, 10

hombres.

•          Pelotón suicida al mando del Vaquerito, 24 hombres.

•          Pelotón de Vanguardia al mando de Emerio Reyes (sustituyendo al Capitán Manuel Hernández que se encontraba herido), 30 hombres.

•          Pelotón del Capitán Alfonso Zayas, 50 hombres.

•          Pelotón del Capitán Guile, 40 hombres.

•          Pelotón de la Comandancia al mando del Capitán Miguel

Álvarez, 30 hombres.

En total sumaban unos 400 y tantos hombres bien armados con fusiles automáticos y semiautomáticos (Garand, Carabinas M-1,M-2, Springfield, algunas ametralladoras calibre 30.06 y una bazooka en mal estado que la mantenía el «Che» de reserva). Más tarde, cuando se captura el tren blindado nuestro arsenal se enriquecía con 6 bazookas (de las cuales se le envía una a Camilo para el combate de Yaguajay), 5 morteros de 60 mm, 14 ametralladoras calibre 30; 38 fusiles automáticos calibre 30 (Browning); 308 carabinas M-1 y Garand; un cañón AA calibre 20 mm y una ametralladora calibre 50 AA. Con parte de este armamento, se terminó de equipar el contingente de Caballete de Casa reserva del Comandante Guevara que se hallaba en camino hacia la ciudad de Santa Clara para reforzar a las tropas que atacaban la misma. Jugó un papel importante en la rendición del Tren Blindado (golpe extraordinariamente desmoralizador para el enemigo) al estar éste compuesto por tropas que habían caído prisioneras en la Sierra Maestra, y que conocían a muchos de los combatientes de nuestra columna. Además, se contaba con un apoyo que fue fundamentalmente durante toda la batalla; la cooperación por parte de la población de la ciudad que mantenía constantemente informada a las fuerzas rebeldes obstruccionaba las calles a fin de impedir el movimiento de los tanques y tanquetas, llevaba a cabo la fabricación de cócteles Molotov, ayuda médica, abastecimiento en víveres y comida para las fuerzas atacantes, etcétera. Ya sobre la ciudad, los pelotones de Alfonso Zayas, Guile y una parte de la vanguardia, atacan al enemigo que se hallaba atrincherado en la Loma de Capiro, y que formaba parte de las tropas del tren blindado. Mientras tanto, los pelotones del Vaquerito, Acevedo y Alberto Fernández avanzan hacia el mismo centro de la ciudad. El primero ataca la Estación de Policía, el segundo la Cárcel y la Audiencia y el último el Gran Hotel (Cloris) Por el sur de la ciudad avanzan las tropas del DR-13 de Marzo y el Pelotón de Miguel Álvarez para atacar el Escuadrón No. 31 y el Cuartel de los Caballitos. Por otra parte, el Comandante Víctor Bordón que se hallaba a varios kilómetros al oeste de Santa Clara, atacó las fuerzas que defendían el puente sobre el río Sagua y al no poderlo ocupar por la resistencia ofrecida por el enemigo y las bajas sufridas se dirigió al pueblo de Santo Domingo que conquistó al atardecer del día 26. En la noche del mismo día tiene que retirarse ante la llegada de fuerzas superiores que habían salido desde Santa Clara al mando del Coronel Casillas Lumpuy. No obstante, la Carretera Central queda obstruccionada para evitar el refuerzo desde Matanzas. Para ello, se soldaron carros de ferrocarril al cruce por dicha carretera en el Central Washington y se situaron emboscadas que más tarde rechazaron el mencionado refuerzo. El 29 es desalojado de la Loma de Capiro el enemigo y éste se retira hacia el tren, el cual se descarrila en el lugar donde «Che» anteriormente había ordenado la destrucción de las líneas ferroviarias y donde después de tenaz combate es obligado a rendirse en horas de la tarde de ese mismo día. El pelotón de Zayas entra entonces en la ciudad con el objetivo de atacar el Gobierno Provincial, al mismo tiempo que cierra las calles para impedir el avance de los tanques e infantería en dirección a la Estación de Policía, Gran Hotel y Cuartel No. 31 GR, ya que «Che» había ordenado a todas las tropas rebeldes la obstrucción sistemática de las calles para aislar los puntos ocupados por el enemigo unos de otros y de esta forma inmovilizar a los tanques, tanquetas y unidades de reserva.

La vanguardia refuerza al Vaquerito.

Así, queda aislada la Estación de Policía y el Regimiento, lugar donde se hallaban los contingentes más fuertes del enemigo que al no poder reforzar los demás puntos de la ciudad, se fueron rindiendo lenta y progresivamente, el Cuartel de los Caballitos y el Gobierno Provincial que caen el día 30 y el Escuadrón 31, la Cárcel y la Estación de Policía el día 31. Las fuerzas enemigas que se hallaban en la Audiencia y el Gran Hotel continúan su resistencia, rindiéndose en la mañana del día primero así como el aeropuerto, que aunque no fue atacado, se rindió también. Se instalaron en la Universidad Central y posteriormente en el edificio de Obras Públicas, el Hospital y en la Clínica «Centro Médico». El mando de las fuerzas rebeldes lo llevaba «Che» a través de enlaces y personalmente en los lugares donde se efectuaban las acciones combativas.Ya para el día 1ro. De enero, estaban todas las condiciones creadas para sitiar el Regimiento y es entonces cuando «Che» en la mañana de ese mismo día, comisiona al Capitán Rodríguez de la Vega, para ir a entrevistarse con el Coronel Hernández, Jefe del Regimiento y demandar la rendición de Santa Clara. Hechas todas las gestiones, éste regresa con el Comandante Fernández, ya que el mismo deseaba hablar personalmente con «Che». Encerrados en un cuarto de la Comandancia Rebelde el Comandante Fernández intenta convencer a «Che» de que debe permitirse una prolongación de la tregua, que en La Habana se ha formado un gobierno provisional y que el General Cantillo se ha hecho cargo de la Jefatura del Ejército, etc., «Che» escucha sin inmutarse al jefe enemigo y le contesta: -«Mire, Comandante, mis hombres ya hablaron por esta Comandancia. La cuestión es o rendición incondicional o fuego, pero fuego de verdad, sin ninguna tregua, ya la ciudad está en nuestras manos. A las 12:30 doy la orden de reanudar el ataque con todas nuestras fuerzas y tomaremos el Cuartel al precio que sea necesario. Ustedes serán responsables por la sangre derramada. Además, ustedes deben saber que hay posibilidades de que el Gobierno de los Estados Unidos intervenga militarmente en Cuba y si es así el crimen de ustedes será mayor porque apoyarán a un invasor extranjero. Para esa oportunidad sólo nos queda darles una pistola para que se suiciden, pues conociendo esto serían reos de alta traición a Cuba.» El Comandante Fernández, al oír las palabras finales del Jefe guerrillero pide reunirse nuevamente con el Coronel Hernández y su Estado Mayor, para conferenciar y dar contestación al planteamiento de «Che» antes de las 12:30 p.m. El Coronel Hernández opina que todo está perdido y se acoge a la rendición incondicional propuesta por «Che» y manifiesta su confianza en el honor del mando revolucionario. El camino hacia la Capital de la República quedaba despejado y el Comandante en Jefe desde la heroica provincia oriental, ordenaba a la Columna No. 2 «Antonio Maceo» marchar sobre Columbia y la Columna No. 8 «Ciro Redondo», tomar la fortaleza de La Cabaña.”

El camino a La Habana

Con el triunfo de la batalla de Santa Clara el Comandante Fidel Castro les indica el 2 de Enero al Che y a Camilo  que sus columnas se debían dirigir a La Habana. Camilo,  tenía que ocupar el cuartel de Columbia y el Che La Cabaña. Mientras Camilo es el primero en llegar a La Habana el Che lo hace en la madrugada del día 3. El cuartel contaba con 3.000 efectivos los cuales  se habían rendido ante los milicianos del 26 de julio. El Che entra a La Cabaña acampando por Aleida y Mel, la tropa de Batista estaba desarmada en formación para recibir al nuevo comandante de la guarnición. Guevara se reúne con el jefe del Cuartel el Coronel Manuel Varela Castro, militar de la corriente legalista también llamados “puros” que no compartían las posiciones de Batista. Después de recibir el mando el Che, Aleida y Mel y otros miembros de la comandancia se instalan en la casa que tenia dentro de la fortaleza el teniente Coronel Fernández Miranda, que había huido del país. Aleida March nos cuenta sobre los primeros días en La Habana: “Óscar Fernández Mel, Adolfo Rodríguez de la Vega y Antonio Núñez Jiménez fueron los ayudantes del Che en La Cabaña, y se creó la Inteligencia Militar, a cargo de Arnaldo Rivero Alfonso, para actuar como especie de control de la policía sobre los soldados rebeldes”.  “Con el Che y Aleida – nos   cuenta Mel- viví los primeros años de la revolución en mi calidad de Asistente del Comandante. Primero lo hicimos en La Cabaña, luego en Ciudad Libertad, posteriormente pasamos a una casa de Miramar y por ultimo en Nuevo Vedado.” En esta etapa Mel conjuga varias tareas al mismo tiempo, preside el Colegio Médico de Cuba, es director del Hospital Frank Pais, entre otras.

Primera misión internacionalista.

En mayo de 1960 ante intensos terremotos y maremotos sufridos en Chile, en los que perdieron la vida miles de ciudadanos de ese país, entonces bajo el gobierno nada amistoso del presidente Jorge Alessandri, Cuba antes que ninguna otra nación del mundo, le hizo llegar su ayuda desinteresada, para dar comienzo a la primera manifestación de su solidaridad internacional en el campo de la medicina. Siendo Fernández Mel el encargado de presidir una delegación internacionalista. El doctor Salvador Allende Gossen, entonces Senador de la República de Chile, de visita en La Habana, saludaría con palabras de agradecimiento ese gesto inicial, que por su belleza y sentido de la justicia, no puedo dejar de citar: “Yo vi a Cuba movilizarse. Oí la palabra fraternal y humana de Fidel Castro llamando a todos los gobernantes del mundo y vi al presidente Dorticós, a los líderes de la Revolución, como Raúl Castro y el Che Guevara preocupados, interesados con lo que sucedía en Chile y conversé con ellos y pude darme cuenta como más allá de la obligación que tienen los gobernantes, estaba la actitud de ustedes, del pueblo de Cuba.  Vi los camiones pasando por las calles de La Habana y vi la generosidad anónima del que entrega lo que le hace falta y que vale mucho más que lo que entregan los países ricos como Norteamérica, que nos da migajas que ha arrancado de nuestras propias riquezas; y yo fui testigo principal del trabajo sacrificado de hombres del Ejército Rebelde que llegaron con el primer autogiro y que fueron destacados en la zona más austral de Chile, y llegué hasta allí con mi compañero, colega y amigo, Oscar Fernández Mel, en su calidad de presidente del Colegio Médico de Cuba.  Alcanzó el doctor Fernández Mel la provincia más lejana, donde hay un clima tan distinto al de ustedes, en donde la lluvia y el frío y el viento implacablemente mojan el cuerpo y entumecen el alma y allí estaban símbolo de esta Cuba nueva […] También a lo largo de las otras provincias, el doctor Roberto Guerra y otros colegas fueron dando, junto con enfermeras de ustedes, la fraternidad nueva, con el nuevo lenguaje de los pueblos nuevos» (Allende S. Charla ante los trabajadores de salud pública. Ed. MINSAP. La Habana, 1961).

Se casa con Odalys Fuentes

Con la entrada triunfal de los revolucionarios a La Habana, Oscar, se reencuentra con su famosa  novia, la actriz Odalys Fuentes. Odalys por aquellos años de los fines de los 50 triunfaba como modelo y actriz. Era considerada una de las mujeres más bellas de Cuba. La televisión cubana la había convertido en el rostro más conocido de aquellos tiempos. En todas la áreas del espectáculo era la número uno. Las marcas de licores se disputaban su rostro, para las publicidades. Durante mucho tiempo, la foto de su cara era el reclamo publicitario de la Cerveza Hatuey, apareciendo regularmente en la famosa  revista Bohemia A pesar de que Odalys no era militante, simpatizaba con el Movimiento 26 de julio. Con el triunfo de la revolución muchos de sus compañeros del mundo artístico decidieron abandonar el país, no fue así en el caso de Odalys y otras figuras emblemáticas del mundo del espectáculo, como fue gran músico y cantante Benny Moré. Oscar a pesar de sus responsabilidades, cuando el tiempo se lo permitía acompañaba a Odalys en sus múltiples actuaciones, especialmente los fines de semana.   A través de ella mantuvo una estrecha relación con el mundo artístico del que formaba parte su novia, convirtiéndose por su intermedio en amigo del propio genial cantante Benny Moré. Cuando triunfo la revolución el mítico amigo de Odalys Fuentes y Oscar Mel, Benny Moré se encontraba enfermo. Más no dejó de trabajar. Participó del primer Festival de la Cultura organizado, en toda la isla, por el Movimiento «26 de Julio». Realizó giras por todo el país. Así mismo se presentaba en el cabaret «Night and Day» y mantenía su contrato con «El Sierra» y el «Alí Bar», tres instalaciones habaneras. En 1961, a principios de la Campaña de Alfabetización, se entrevistó con el Comandante Fidel Castro quien le pidió que se presentara en el Anfiteatro de Varadero donde cada jueves se ofrecían shows a los alfabetizadores. Teodoro Moré recuerda aquel encuentro: «Fidel le preguntó a mi hermano: ¿»Cuánto vas a cobrar por tus actuaciones?» A lo que Benny respondió: «Ya tú estás haciendo bastante por mi pueblo, así que consigan el transporte para mi tribu que todo lo demás corre por mi». Vale destacar que, durante todo el tiempo que se prolongó la Campaña de Alfabetización, Benny no faltó un solo jueves al Anfiteatro de Varadero, cumpliendo así con su palabra empeñada.  Oladys a fines de 1962 viajo a Checoslovaquia para filmar la coproducción ¿Para quién baila la Habana? del director checo Vladimir Cech. La película es un drama político, basado en el reencuentro de amigos de otras épocas, da lugar a discusiones políticas y enemistades.  Al regresar de Checoslovaquia en enero de 1963 actúa en un espectáculo con el mítico Benny Moré.  Aquella memorable aparición en público fue la última, del famoso cantante y su última foto actuando junto a Odalys. Casi un mes después el martes 19 de febrero de 1963 murió Benny Moré. A parte de Oladys trabajan en la película Miguel Gutiérrez, Fausto Mirabal, Tete Vergara, Alfredo Perojo, Mayda Limonta, Wember Bros y  Maruja Calco.

En junio de 1963 Odalys y Oscar deciden casarse. La fiesta fue realizada en la finca las Mercedes en el Cacagual, era un lugar que tenía el ejército de occidente para realizar algunas recepciones. María Karla su hija también actriz como su madre nos cuenta una simpática anécdota del casamiento:  “Mi madre según me contaron llegó tarde a la fiesta. Estaban todos los invitados y ella no llegaba. El Che que era el padrino de la boda y estaba inquieto, tenía otras responsabilidades, por las cuales podían estar un rato, para luego tener que marcharse. Cuando Guevara estaba por despedirse, apareció mi madre. Había tenido un pequeño percance, debido al nerviosismo cuando se estaba poniendo el vestido de novia. En el momento que se ponía la ropa, se le rompió el zipper y en ese momento se hizo un apagón de la luz. Por lo tanto no tenia forma de resolver rápidamente el fortuito percance. Al llegar tanto mi padre como los presentes celebraron con bromas aquel suceso. En la fiesta  a parte del Che estaba el comandante Guillermo García Frías, la plana mayor del Fuerzas Armadas Revolucionarias de Occidente, familiares de mis padres y amigos y amigas del mundo del espectáculo de mi madre, entre ellas Consuelito Vidal”. Luego el matrimonio  tuvo tres hijos Oscar, María Karla y Oscar Ernesto.

Junto al Che en el Congo.

En los años 60 Fernández Mel es nombrado Jefe de Estado Mayor del ejército occidental de Cuba. En septiembre de 1965 es informado que tenía que realizar una misión internacionalista junto al Che. Oscar recibe la noticia cuando estaba con su compañera Odalys Fuentes de vacaciones en Varadero. Antes de saber su destino pensó que se trataba de una misión  a América del Sur, dado el deseo constante del Che de apoyar las luchas revolucionarias en este continente.  Es el propio Che que nos cuenta cómo era la zona geográfica que les toco actuar: “El escenario geográfico en que nos tocó vivir está caracterizado por la gran depresión que llena el lago Tanganyika, de unos 35000 kilómetros cuadrados de superficie y una anchura media de 50 kilómetros, aproximadamente. Es el que separa Tanzania y Burundi del territorio del Congo; a cada lado de la depresión hay una cadena montañosa, una pertenece a Tanzania–Burundi, la otra es del Congo. Esta última, de una altura media sobre el nivel del mar de unos 1500 metros (el lago está a 700 m), se extiende desde las proximidades de Albertville al sur, ocupa todo el escenario de la lucha y se pierde más allá de Bukavu, al norte, al parecer, en colinas descendentes sobre las selvas tropicales. La anchura del sistema varía pero podemos estimar para la zona unos 20 a 30 kilómetros como promedio; hay dos cadenas más altas, escarpadas y boscosas, una al este y otra al oeste, encuadrando entre ellas una altiplanicie ondulada, apta para la agricultura en sus valles y para la cría de reses, ocupación que efectuaban preferentemente los pastores de las tribus ruandesas, que tradicionalmente se han dedicado a la cría de ganado vacuno. Al oeste cae a pico la montaña sobre una planicie de una altura aproximada de 700 metros sobre el nivel del mar, que pertenece a la cuenca del río Congo. Es del tipo sabana, con árboles tropicales, yerbazales y algunos prados naturales que rompen la continuidad del monte; tampoco es un monte firme el cercano a las montañas, pero al internarse con rumbo oeste, zona de Kabambare es de características completamente tropicales, cerrado.  Las montañas emergen desde el lago y dan una característica muy accidentada a todo el terreno; hay pequeñas planicies propicias al desembarco y la estancia de tropas invasoras, pero muy difíciles de defender si no se toman las elevaciones adyacentes. Las vías de comunicación terrestre acaban, por el sur, en Kabimba donde estaba una de nuestras posiciones, por el oeste contornean las montañas mediante la ruta de Albertville a Lulimba-Fizi y de este último punto sale hacia Bukavu, por Muenga, un ramal y otro por la costa pasando por Baraka y Uvira para llegar a aquel punto. Desde Lulimba, el camino penetra en la montaña, escenario conveniente para la guerra de emboscadas, como lo es también, aunque en menor medida, la parte que atraviesa la llanura de la cuenca del río Congo.  Las lluvias son muy frecuentes, diarias en el período de octubre a mayo y casi nulas en el que media entre junio a septiembre, aunque en este último mes comienzan las precipitaciones aisladas. En las montañas siempre llueve pero con poca frecuencia en los meses de seca. En la planicie hay caza abundante de animales del tipo de los venados; en las montañas se pueden cazar búfalos, no muy abundantes, elefantes y monos, estos últimos en gran cantidad. La de mono es una carne comestible, más o menos agradable; el elefante tiene una carne gomosa, dura, pero sazonada por el hambre se come bien. Los frutos fundamentales son la yuca y el maíz, que constituyen la base de la alimentación vegetal, y de las palmas se extrae el aceite. Hay mucho chivo y se crían aves de corral; en algunos pocos lugares, puercos. Con algunas dificultades, tropas guerrilleras que no posean base de operaciones pueden alimentarse en la zona.”  Fernández Mel llegó primero a Dar-Es-Salam, Tanzania  Donde conoció a Kabila quien recorría la ciudad en un lujoso Mercedes Benz, haciendo ostentación de poder. Posteriormente se trasladó con sus compañeros en una embarcación a Kimbamba para encontrase con el Che.  “En estos días – nos cuenta el Che – llegaron los tan anunciados mensajeros, que resultaron ser Aragonés, Fernández Mel y Margolles, que venían a quedarse en el frente; al enterarme de la personalidad de los compañeros que venían, tuve miedo de que portaran algún mensaje instándome a regresar a Cuba o a dejar la lucha, porque no me cabía en la cabeza el hecho de que el secretario de Organización del Partido abandonara su cargo para venir al Congo y más en una situación como esta, donde no había nada definido y más bien podrían citarse hechos negativos. Aragonés insistió en venir y Fidel consintió; lo mismo sucedió con Margolles; Fernández Mel, viejo compañero de lucha, era el hombre que había pedido a Cuba con intención de reforzar el cuadro de mando. Se incorporaba también Karim, que ocuparía la plaza de Tom como «político» en razón de su mayor desarrollo ideológico y cultural.  Los tres primeros entraron clandestinamente, como médicos, pues no se sabía si realmente podrían quedarse, dada su condición de blancos, pero nosotros teníamos una posición que nos permitía hacer en nuestro campo prácticamente lo que quisiéramos; lo malo empezaba cuando tratábamos de incurrir en el campo congolés para organizar las cosas.  El compañero Aragonés, en razón de su tamaño, recibió el nombre swahili de Tembo (elefante) y el compañero Fernández Mel, por su carácter, el de Siki (vinagre). Los demás, según iban saliendo de un vocabulario. Tembo recibió en la libreta de personal el número 120. Contando las bajas que habíamos tenido: cuatro muertos, dos que habían retornado y el compañero Changa, que estaba en la lista pero cuyas funciones se desenvolvían en Kigoma y en el cruce del lago, teníamos 113 hombres y, descontando los cuatro médicos, 107 de pelea. Era una fuerza de alguna magnitud para intentar algo, pero, como se ha visto, por diversas circunstancias, que no pude o no supe evitar, estaba dispersa en una extensa área y al momento de la acción no se podía contar nunca con más de 30 o 40 hombres. Si a esto sumamos el hecho de que prácticamente todo el mundo sufrió alguna vez, y algunos mucho más de una vez, las fiebres palúdicas, se convendrá en que no era una fuerza capaz de decidir el resultado de una campaña; podría haber constituido el núcleo de un ejército de nuevas características si otras hubieran sido las condiciones de los compañeros congoleses.

La moral de nuestra tropa había mejorado algo, según se puede desprender del hecho siguiente: Abdallah, Anzali y Baati, tres de los compañeros que habían planteado abandonar la lucha, solicitaron el reingreso con todos los deberes.”  La experiencia cubana en el Congo termino siendo negativa. No existían condiciones entre los patriotas congoleños para construir un ejército de liberación disciplinado, dispuesto al combate y menos una conducción política y militar a la altura de las necesidades. A pesar de ello el Che hasta último momento intento resguardar la imagen de la revolución cubana y su espíritu internacionalista. Dejemos que el propio Che nos siga relatando algunos pasajes: “Envié a Siki para que trabajara como médico en la zona de la barrera y, al mismo tiempo, ayudara a Moja en sus tareas; los primeros informes que llegan de él, igual que los de Moja, llovían sobre mojado, lamentándose del grado de desorganización existente. Se maravillaba de una costumbre que mantenían imperturbables a pesar de estar esperando el ataque enemigo: todas las noches, cuando iban a dormir, los sirvientes de cada pieza la desarmaban y se la llevaban con ellos. No eran capaces de hacer trincheras para defenderse mejor, de dormir allí mismo con sus armas o, simplemente de dejar a alguien que las custodiara mientras los otros dormían. La pieza, como un objeto personal, iba con su dueño, el jefe de la misma, que no se dignaba dormir en otro lugar que no fuera su casa. Todas las mañanas se pasaba por el suplicio de movilizar a la gente para que estuviera temprano en su puesto de combate.”

10 de octubre de 1965.

“Llegó Siki de Fizi, había hecho a marchas forzadas el camino debido a la situación, y narró las peripecias de su viaje. Las bocas por las que pasaron las conversaciones con el general Moulane (Siki no habla francés ni swahili, el general no habla francés) son demasiadas para poder dar una idea con garantías de fidelidad, pero, en resumen, Siki planteó nuestro ultimátum y la necesidad inmediata de hacer trincheras. La defensa existente era una «barrera» constituida por tres hombres, un bazuquero con su ayudante y otro con una «pepechá», y el consabido hilito en el medio del camino, para evitar que pasara nadie; ni una trinchera, ni una exploración habían hecho. Después que hablé con Siki, el general Moulane tomó la palabra e hizo una exposición de extremada dureza dirigida contra el compañero Masengo, acusándolo de ser el culpable de todo, ya que no le había mandado armas ni municiones y no le había mandado cubanos para pelear y que en esas condiciones él no iba a defender Fizi, que él no era un muerto para estar haciendo huecos (afortunadamente estaba vivo todavía), y que toda la responsabilidad debía recaer sobre Masengo. Este no reaccionó siquiera, no sabemos si por su falta de carácter o por estar en territorio enemigo, ya que así se podía calificar esa zona, y aguantó el chaparrón callado. Esa noche ya no durmieron en Fizi. “Fernández Mel estaba preocupado por la anarquía reinante y por la propia seguridad del Che. Durante el tiempo que permaneció en el Congo en distintas oportunidades debatió con Guevara aspectos tácticos sobre la necesidad de permanecer en este país.

Base de Luluabut (Octubre 29/65. 6.00 p.m.)

Tatú: (Ernesto Guevara) Te enviamos este mensaje con carácter urgente porque, en el día de hoy, siete aviones desde las 12 h en adelante han estado bombardeando constantemente y lanzando unos objetos grandes que al parecer son tanques de gasolina, en dirección a Kabimba y en la zona de Jungo hacia el lago. Como esta es la forma de proceder habitual antes de un avance o desembarco, te avisamos antes de que sea demasiado tarde. El bombardeo obligó a los compañeros que servían las ametralladoras a retirarse, y hay uno que no ha aparecido. Njenje va a investigar y nos avisará inmediatamente.  Como te hemos manifestado en todos los informes anteriores, no confiamos para nada en los «congos» que defienden el lago y cada vez confiamos menos porque el estado de desmoralización es cada vez mayor. El total de cubanos entre el lago y la base, muchos de los cuales están enfermos, no es suficiente para una defensa en serio, que permita conservar nuestra única y vital base de comunicación con el exterior.  En los informes anteriores te hemos tratado de dar un cuadro lo más objetivo posible de la desmoralización reinante y por lo tanto no creemos necesario insistir en ello, pero debes saber que la cosa es realmente alarmante. Cuanto descarado existía por los frentes se ha refugiado en el lago, uniéndose a los descarados del lago. Existe gran cantidad de presos a pesar de que, como te explicamos ayer, hay una cantidad aún mayor de delincuentes y traidores a quienes no hay autoridad capaz de prender. Los mensajes de Masengo (aún no se ha ido) pidiéndole informes a Kabila sobre la fidelidad de determinados oficiales son diarios y frecuentes. Otra acusación frecuente es la de oficiales instando a los «revolucionarios» a deponer las armas y lanzando la bola de que Soumialot es muy amigo de Kasavubu. Como te dijimos en el anterior informe, la posición en que tú estás no nos gusta nada; sabemos que hay caminos desde el lago, que los guardias pueden tomar y dejarnos aislados. Creemos que la mejor solución sería una barrera donde tú estás y trasladar el grueso de la tropa cubana para acá. Creemos que te estamos escribiendo bastante y que te tenemos al corriente, tanto de la situación internacional como de la de aquí. Casi parecemos dos viejas chismosas. Te rogamos que hagas lo mismo con nosotros, ya que siempre estamos ansiosos de noticias (así las viejas chismosas seremos tres).

Siki y Tembo S.A.

La retirada

La situación era insostenible, era imposible continuar arriesgando la vida los internacionalistas cubanos. Los acontecimientos forzaron la decisión amarga del Che de retirarse del Congo con la tropa que aún le quedaba bajo sus órdenes. El 21 de noviembre de 1965, cuatro días antes de la instauración del control absoluto de Mobutu en Leopoldville la capital congolesa, la Columna Internacionalista de más de un centenar de combatientes encabezada por el Che, ante la petición del gobierno de Dar-Es-Salam y de los dirigentes congoleses del Frente Este, emprendió la retirada del Congo y cruzó el lago Tanganica hacia Tanzania. Durante su gobierno, Mobuto sustituyó el nombre de República Democrática del Congo por Zaire. A las 07:00 horas, estando cerca de la orilla de Kigona, el Che ordenó detener las dos embarcaciones en que partían y situándose una cerca de la otra, les dirigió la palabra a todos los compañeros: “Ha llegado el momento de separarnos por razones que ustedes conocen. Yo no desembarcaré con ustedes, tenemos que evitar todo tipo de provocaciones; esta lucha que hemos librado ha sido de gran experiencia, yo espero que a pesar de todas las dificultades por las que hemos pasado, si algún día Fidel les plantea otra misión de esta índole, algunos sepan responder presente. También espero…, se acuerden de este humilde pueblo y de los compañeros que hemos dejado en el Congo. Solamente se es revolucionario, cuando se está dispuesto a dejar todas las comodidades para ir a otro país a luchar; quizás, nos veamos en Cuba o en otra parte del mundo […]

Fernández Mel se quedo en Kigoma donde estaría casi cuatro meses para encontrar a los cubanos que se habían perdido.

A fines de noviembre de 1965 el Che abandonaba el Congo para radicarse en la residencia diplomática de Cuba en  Dar es Salam. En marzo llega Mel después de cumplir con la  misión de encontrar al resto de la tropa perdida. Allí el Che le leyó a Oscar párrafos del Diario que estaba escribiendo, sobre su experiencia en el Congo. No tardo mucho Mel en regresar a Cuba, llevando los manuscritos de Pasajes de la Guerra Revolucionaria: Congo. Luego el Che se traslada a Checoslovaquia. En 1976 se realiza el I Congreso del Partido Comunista, siendo uno de los miembros fundadores y elegido miembro de su primer Comité Central. Ese mismo año fue nombrado presidente del Poder Popular de la Ciudad de La Habana, (Alcalde) donde ejerció este cargo hasta 1986. Luego fue embajador en Londres y en Finlandia. En la actualidad Oscar Fernández Mel está jubilado y vive en La Habana.


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