Eduardo Montagut Contreras •  Memoria Histórica •  13/08/2016

Cantonalismo

En estos tiempos de debate sobre la organización territorial de España, de derechos a decidir, de renovado centralismo y de federalismo, así como de protestas sociales, nos acercamos al cantonalismo en el siglo XIX. Este movimiento planteó una alternativa a la organización centralista de España y defendió una serie de profundas reformas sociales en su tiempo.

El cantonalismo fue un movimiento de insurrección que tuvo que ver con el republicanismo federal en su versión más radical o popular. Apareció en la Revolución que terminó con el reinado de Isabel II e inauguró el Sexenio Democrático en 1868, aunque su eclosión se dio con la Primera República en 1873. El cantonalismo fue muy fuerte en la zona levantina y sur.

El cantonalismo pretendía la creación de un Estado federal a partir de pequeñas unidades, los cantones. No se deseaba la implantación del federalismo a través de las Cortes, sino desde abajo. Pero, también puede interpretarse como una reacción defensiva ante la posible derechización de la República, sin ser dos explicaciones que se contradigan entre sí. Tenemos que tener en cuenta que, además de las demandas federales radicales, el cantonalismo fue también un movimiento que pretendía que se aplicaran reformas sociales, como la supresión de los consumos, es decir, los onerosos impuestos indirectos, se terminara con el sistema de quintas y se repartiera la tierra. Además, el cantonalismo tuvo un marcado carácter anticlerical.

La insurrección cantonal se inició en Cartagena el 12 de julio de 1873, y a los pocos días, se extendió por Valencia, Alicante, Almansa, Murcia, Sevilla, Cádiz, Málaga, Salamanca, etc…

El federalismo español se dividió ante la insurrección. Una parte era partidaria de transigir con las demandas cantonales y otra de la represión. El presidente Pi i Margall intentó frenar el movimiento aprobando una legislación de marcado signo social pero fracasó en su intento de evitar las agitaciones. Se impuso la represión con el nuevo gobierno de Nicolás Salmerón, que recurrió al ejército. Tenemos que tener en cuenta, además, que existía de forma paralela un levantamiento carlista contra la República. La represión comenzó muy pronto y en agosto ya habían caído casi todos los cantones, aunque Málaga resistió hasta el 19 de septiembre, y Cartagena hasta enero de 1874.