El reto de la paz en Siria
Si bien el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, anunció que la mayor parte del territorio sirio ya ha sido liberado de los terroristas del Estado Islámico, eso no significa que esté cerca el fin del conflicto en este país árabe, sostiene el periodista ruso Andréi Óntikov.
La caída de los últimos bastiones de Daesh en Siria, un objetivo que se antojaba imposible hace apenas tres años, debería dar paso a la resolución definitiva de un conflicto civil que se ha prolongado durante más de siete años. Sin embargo, los intereses internacionales y los choques de los proyectos entre el régimen de Damasco y la oposición siria integrada en las Fuerzas Democráticas Sirias amenazan con estancar de nuevo la situación. El periodista ruso Andréi Óntikov ha realizado un análisis en profundidad de la situación siria en la actualidad para el periódico Izvestia, en el que plantea cuales son los principales retos que quedan pendientes para superar definitivamente la guerra en el país.
«Es posible que en un futuro próximo la regulación del conflicto sirio salga de un punto muerto y en Ginebra empiecen a discutir detalladamente la implementación de la resolución № 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU», escribe el periodista en su artículo para Izvestia.
Aprobada en 2015, esta resolución fundó las bases necesarias para salir de la crisis. Entre estas bases se incluyen la creación de una nueva Constitución, la formación de un Gobierno transitorio y la celebración de elecciones presidenciales. No obstante, la implementación de esta resolución quedó estancada por el papel que debería desempeñar en el futuro de Siria el actual presidente Bashar Asad.
«La oposición siria demanda que el jefe de Estado salga automáticamente del poder y dimita, aunque la resolución no señala esta opción», asevera en su artículo el periodista.
Según Óntikov, que cita a muchos políticos y diplomáticos, poner el punto final en el conflicto sirio será posible si se toma en cuenta no solo los intereses de los sirios sino también de los jugadores externos como Rusia, EEUU, Irán, Turquía y Arabia Saudí. El columnista considera que esta es la principal causa por la que el proceso de regulación del conflicto sirio podría tardar años tras la liberación completa de los terroristas.
«Los mayores problemas pueden surgir con los jugadores [los militares turcos y estadounidenses] que se encuentran en Siria sin aprobación de las autoridades en Damasco. Si bien el Gobierno turco ha declarado en repetidas ocasiones que retirará sus tropas de Siria tras el arreglo del conflicto, parece que EEUU no quiere retirar sus fuerzas tan fácilmente. A pesar de que Trump abogaba por una retirada rápida de las tropas estadounidenses, es poco probable que se produzca tal desenlace, sin contar con el hecho de que en Washington barajan la idea de sustituir el contingente estadounidense con militares de los países árabes», escribe Óntikov.
De acuerdo con el autor del artículo, todavía es temprano para que los militares dejen paso a los diplomáticos. El grupo terrorista Estado Islámico sigue controlando hasta ahora los territorios donde las fronteras de Siria, Israel y Jordania se encuentran.
Además, otros grupos de terroristas continúan presentes en las regiones situadas al oeste y al este del río Éufrates. Al mismo tiempo la organización terrorista Frente al Nusra mantiene fuertes posiciones en la provincia de Idlib y en el noroeste del país árabe. Los miembros de esta organización también están en el suroeste de Siria, en la región de Daraa.
Zonas de distensión
El arreglo del conflicto en cuatro zonas de distensión también genera muchas preguntas sobre el futuro de Siria. Rusia, Turquía, Irán acordaron crear estas zonas durante las negociaciones celebradas en la capital kazaja de Astaná. Su objetivo era cesar los combates entre las tropas gubernamentales y las milicias de la oposición armada y ponerlos en la mesa de negociaciones.
Las partes lograron mejorar la situación en dos de estas zonas que se ubican en Guta Oriental y en la provincia de Homs. Actualmente, las tropas de Asad controlan estos territorios. Según distintos expertos, el arreglo en estas zonas es el más fácil de realizar ya que dichas regiones sirias no comparten fronteras con otros países.
Mientras tanto las consultas actuales se llevan a cabo respecto al arreglo de la situación en las zonas de distensión situadas en el suroeste del país árabe, en la provincia siria de Daraa y la gobernación de Quneitra. Israel y EEUU quieren que las tropas iraníes se retiren de estas zonas.
«Todas las partes coinciden en que es necesario celebrar negociaciones y encontrar opciones que ayuden a reconciliar a Damasco con los grupos de la oposición armada en estas zonas. Sin embargo, nadie por ahora descarta el escenario militar», afirma el periodista.
El problema kurdo
Una vez finalizados todos estos problemas, el tema kurdo permanecerá en la agenda de los diplomáticos, opina el periodista. Para resolver este problema es necesario encontrar la respuesta a la siguiente pregunta: ¿cómo Damasco podrá retomar el control de los territorios retenidos por las Fuerzas Democráticas Sirias?
«Se trata de vastos territorios que se extienden al este del Éufrates. Durante el conflicto, los kurdos que sueñan con crear su propio Estado han logrado desligarse de Damasco», señala el periodista.
En marzo de 2016, los kurdos anunciaron la creación de su propia región federal en el norte de Siria. Esta proclamación fue acompañada por elecciones en sus órganos de autoadministración. Desde Damasco han señalado en repetidas ocasiones que no están listos para tolerar este paso, pero están dispuestos a dialogar sobre los problemas.
«Estamos dispuestos a solucionar el problema de las Fuerzas Democráticas Sirias de dos maneras. Primero estamos abiertos a sentarnos a negociar. Si estas consultas fallan, seguiremos liberando territorios a la fuerza», aseveró Asad en una entrevista con la cadena rusa RT.
Los kurdos también parecen estar listos para negociar con las autoridades en Damasco. No obstante, esta admisión del diálogo por parte de los kurdos puede tratarse como un intento de dejar caminos para la retirada.
Los últimos acontecimientos señalan que los kurdos se pueden convertir en cualquier momento en una moneda de cambio, opina el periodista. A este respecto, Óntikov recuerda que el aliado más cercano de los kurdos —EEUU— recientemente acordó con Turquía —que califica a las Fuerzas Democráticas Sirias como terroristas— la retirada de las milicias kurdas de Manbij.
«Por lo visto, los estadounidenses decidieron elegir el menor de los dos males y no socavar los futuros contactos con su aliado de la OTAN. Además, tomaron esta decisión luego de que Ankara decidiera comprarle a Rusia los sistemas de misiles S-400», recalca el autor del artículo.
Sin embargo, por ahora no hay ninguna señal que apunte a que los estadounidenses están listos para negar por completo su apoyo a las Fuerzas Democráticas Sirias.
«Esta es la razón por la que el problema kurdo sigue abierto y causará muchos problemas en el futuro», concluye Óntikov.