Rebelión de Detroit, levantamiento contra el racismo y opresión
Estados Unidos atravesaba en la década de 1960 una ola de protestas contra un sistema de segregación racial y opresión.
Contexto
EE.UU. atravesaba un momento de apogeo económico de posguerra, dominaba la mercados internacionales e imponía su hegemonía política y cultural en el mundo. En ese entonces el presidente era el demócrata Lyndon Johnson, quien proclamaba una «guerra contra la pobreza» a través de la expansión de las medidas del New Deal de los años ’30.
Sin embargo, el capitalismo estadounidense no fue capaz de dar respuesta a las demandas de los sectores más oprimidos de la población, que enfrentaban duras condiciones laborales y de vivienda.
Para ese entonces Detroit, ciudad del estado Míchigan, era el principal centro de producción de automóviles del país, en un momento en el cual EE.UU. dominaba casi el 70 por ciento de la producción automovilística.
Desde principios del siglo XX, gran parte de la población negra de los campos algodoneros del sur comenzó a desplazarse hacia las capitales económicas en el norte. En ciudades como Detroit, comenzó a arraigarse una segregación racial dentro de la población acompañada por el hostigamiento policial y un racismo institucionalizado.
En 1967, la tasa oficial de pobreza en la ciudad era del 16 por ciento y la tasa de desempleo era 6,2 por ciento.
Los eventos del 23 al 28 de julio
Los hechos se desataron la madrugada del 23 de julio a partir de una redada policial a un bar sin licencia, en la cual se desarrollaba una vivienda a soldados llegados de Vietnam. A partir de este episodio se desató una ola de revueltas que duró cinco días y dejó un saldo de 43 muertos y 1.189 heridos.
El Gobernador George W. Romney convocó para reprimir a la protestas populares a la Guardia Nacional y dos divisiones del Ejército. Un total de 4.700 soldados ocuparon la ciudad, instalando sus campamentos en plazas y centros de recreo para hostigar las revueltas.
Además de los muertos y heridos, detuvieron 7.231 individuos, la mayoría afroamericanos, quienes tuvieron que soportar precarias condiciones sanitarias en pleno verano estadounidense. Durante los seis días, también se produjeron seiscientos ochenta y dos incendios, que dejaron a manzanas enteras en escombros, y miles de familias quedaron sin techo.
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Ola de protestas en EE.UU.
Si bien la rebelión de Detroit fue la más grande, se enmarca en una serie de revueltas populares que tuvieron lugar durante la década de 1960 en el país.
Ese mismo año se registraron protestas en 150 ciudades, entre ellas, Los Ángeles, Chicago, Cleveland, Newark, Minneapolis.
Las luchas en la región sur del país estuvieron mayormente ligadas a la lucha contra la segregación racial, mientras que el norte hubo levantamientos de los sectores obreros más oprimidos.
En 1964, hubo motines en Cleveland; la ciudad de Nueva York; Rochester, Estado de Nueva York; Jersey City, Elizabeth, Patterson, Estado de Nueva Jersey; y nuevamente en Chicago y Filadelfia. En 1965 la primera de las grandes explosiones sociales ocurre en el gueto de Watts, en Los Ángeles.
¿Qué ocurrió luego?
Ante la rebelión, la primera respuesta del Gobierno reprimir la protesta y encarcelar miles de afroamericanos.
Luego se llevó adelante la creación del New Detroit Committee, un comité financiado por la Fundación Ford que congregaba a las élites industrial, financiera y comercial, la burocracia sindical y líderes religiosos y políticos afroamericanos, generando así una casta privilegiada y la ilusión de progreso en los sectores afrodescendientes.
El Gobierno estadounidense, en plena Guerra de Vietnam, entra en la disyuntiva de si seguir financiando el conflicto armado o destinar recursos a mejoras sociales para frenar la ola de protestas internas.
Sin embargo, la situación económica de la ciudad decayó. Entre 1969 y 1986, el número de habitantes empleados de Detroit se redujo a la mitad.