Carta urgente de Lula denuncia persecución a izquierda continental
El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, envió una extensa carta a Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta de Argentina, en la que le detalla su visión de la crisis política que atraviesa su país y denuncia el hostigamiento de diversos sectores conservadores en la política, la economía y los medios para perjudicar al Partido de los Trabajadores (PT) y evitar su eventual vuelta a la presidencia del gobierno.
El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, envió una extensa carta a Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta de Argentina, en la que le detalla su visión de la crisis política que atraviesa su país y denuncia el hostigamiento de diversos sectores conservadores en la política, la economía y los medios para perjudicar al Partido de los Trabajadores (PT) y evitar su eventual vuelta a la presidencia del gobierno.
La carta también incluye párrafos elogiosos con la figura de Dilma Rousseff y con su gestión al frente del gobierno: «A pesar de enfrentar un escenario económico internacional adverso, la presidenta Dilma consiguió mantener al país en el rumbo del desarrollo y consolidar los programas sociales emancipadores, prosiguiendo en la reducción de las enormes desigualdades materiales y culturales todavía existentes en la sociedad brasileña».
El texto de Lula niega, con argumentos de peso, la validez constitucional del proceso de impeachment: «La Constitución brasileña es categórica (…): sin la existencia de crimen de responsabilidad no puede haber impeachment. Y no hay ningún acto de la presidenta Dilma, absolutamente ninguno, que pueda caracterizarse como crimen de responsabilidad. Se trata, por lo tanto, de un proceso estrictamente político, que viola abiertamente la Constitución y las reglas del sistema presidencialista…».
La carta contiene también una denuncia de las malas prácticas con que la oposición conservadora ha perseguido al gobierno de Rousseff hasta impulsar el impeachment: «La coalición adversaria (…) no se conformó con la derrota y, desde la proclamación del resultado, buscó impugnarlo por todos los medios legales, sin obtener éxito. Pero, una vez agotados los recursos legales, (…) se rebelaron contra las propias reglas del régimen democrático, comenzando a sabotear al Gobierno y a conspirar para apoderarse del poder por medios ilegítimos (…). Durante todo el año 2015, torpedearon de manera sistemática los esfuerzos del Gobierno (… y) crearon un clima artificial de callejón sin salida político e institucional, con efectos profundamente dañosos sobre la vida del país (…) llegando incluso a aprobar en el Parlamento un conjunto de medidas derrochadoras e irresponsables destinadas a comprometer la estabilidad fiscal».
«Las fuerzas conservadoras –concluye Lula a este respecto– quieren obtener por medios turbios aquello que no consiguieron democráticamente (…,) quieren a toda costa comandar el Estado para apoderarse del patrimonio nacional, como ya empieza a suceder con las reservas petrolíferas en aguas profundas, así como desarmar la red de protección a los trabajadores y a los pobres».
Uno de los temas más destacados de la carta, insoslayable por otra parte en un texto que pretende dar cuenta de la preocupante situación nacional, es el de la corrupción. Lula describe y analiza algunos aspectos relevantes de la lucha contra la corrupción, situándolos en este contexto de persecución al partido de los Trabajadores. En concreto, señala que «la lucha contra la corrupción (…) fue distorsionada y transformada en una implacable persecución política y de los medios de comunicación contra el PT».
«Todos nosotros –prosigue Lula–, los demócratas interesados en el perfeccionamiento institucional del país, apoyamos el combate contra la corrupción. Las personas que comprobadamente hayan cometido crímenes deben pagar por ellos dentro de la ley. (…) Pero las personas no pueden ser públicamente condenadas antes de la conclusión del debido proceso legal y menos aún por medio de la fuga deliberada de informaciones practicada por las propias autoridades con fines políticos». En esta misma línea, y a modo de conclusión, declara que «una justicia discriminatoria y partidarizada será fatalmente una justicia injusta».
Lula aprovecha el envío de la misiva para exponer también su situación personal en esta coyuntura política, denunciando los ataques sufridos: «Personalmente, no temo ninguna investigación. (…) Lo que no puedo aceptar son los actos de flagrante ilegalidad y parcialidad practicados contra mí y mis familiares por autoridades policiales y judiciales. Por eso, mis abogados interpusieron una representación en el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, relatando los abusos cometidos por algunas autoridades judiciales que quieren, a cualquier costo, eliminarme de la vida política del país.»
Y concluye la carta, antes de despedirse, así: «Mi trayectoria de más de 40 años de militancia democrática (…) es mi mayor patrimonio y nadie me hará renunciar a él. (…) De la misma forma, nada me hará renunciar (…) al compromiso de vida con la construcción de un mundo sin guerras, sin hambre y con más prosperidad y justicia para todos».
La expresidenta argentina no tardó en compartir el texto a través de las redes sociales.
«Hoy por la mañana al abrir mi correo, un mail: Mensagem urgente do Ex-presidente Lula a ex-presidenta de la República Argentina Cristina Fernández de Kirchner. Desde San Pablo, Brasil, nuestro entrañable amigo: Luiz Inácio Lula da Silva, me escribe.
Cualquier coincidencia con lo que sucedió y está sucediendo en Argentina no es casualidad. Es estrategia dura y pura, sobre la región, contra los gobiernos nacionales, populares y democráticos y sobre sus líderes políticos.
Leo en la red un mensaje de Evo Morales presidente de Bolivia: «A los expresidentes de derecha se los favorece con un manto de impunidad. A los presidentes de izquierda, persecución judicial y escarmiento».
Creo que es algo más grave. Se trata de volver al pasado de pobreza y mediocridad para las grandes mayorías en beneficio del inmenso poder económico de unos pocos. ¿Se darán cuenta los pueblos? ¿Lo advertirán las sociedades modernas bombardeadas mediáticamente?
Hoy Eric Nepomuceno publica en Página 12 «Lula es el verdadero blanco del golpe». Y finaliza su artículo: «Los tiempos que se abren sobre mi país son de vergüenza. La historia sabrá juzgar a los farsantes, a los traidores, a los indecentes, pero será demasiado tarde para corregir sus ruindades».
No me puedo permitir compartir el escepticismo intelectual y lógico de Nepomuceno. Los pueblos, tal vez, no con los tiempos que demandan nuestras ansiedades y muchas veces hasta sus propias necesidades, en algún momento y ante hechos inadvertidos, acompañados por sus dirigentes, demuestran que es mentira que la historia se acabó. Y que hay que volver a construir futuro».
Esta es la carta íntegra: