Redacción •  Actualidad •  23/02/2019

Greenpeace valora positivamente el marco estratégico de Energía y Clima pero exige más ambición

La organización ecologista plantea que el proceso electoral no debe paralizar la necesidad de acelerar la transición energética para frenar el cambio climático.

Greenpeace valora positivamente el marco estratégico de Energía y Clima pero exige más ambición

Greenpeace ha valorado como positivo pero insuficiente el marco estratégico de energía y clima (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética y Estrategia de Transición Justa) presentado en el Consejo de Ministros, y exige que se aumente su ambición para ser coherente con la ciencia climática. La organización ecologista pide que el proceso electoral no paralice la tramitación de este paquete y espera que la participación pública a la que se tiene que someter el Plan consiga reforzarlo para acelerar la transición energética.

El paquete de energía y clima es una urgencia histórica por encima de cualquier batalla política. Que España se proponga alcanzar un sistema eléctrico 100% renovable es un triunfo de quienes en un principio demostramos que esto es posible y necesario, aunque necesitamos que se haga extensible a toda la energía, no solo la electricidad”, ha declarado Mario Rodríguez, director ejecutivo de Greenpeace España. “Una vez se apruebe este paquete de medidas, España dejará de ser el único país de Europa occidental sin fechas de abandono del carbón, pero la transformación de todo el sistema energético debe adelantarse acorde con alcanzar emisiones netas cero en 2040 y no retrasar el cierre de las viejas centrales de carbón y nucleares más allá de 2025”.

Greenpeace considera este conjunto de medidas como imprescindibles para que España se reenganche a la lucha mundial contra el cambio climático y aproveche sus oportunidades. En conjunto, estas medidas apuntan en la dirección correcta, ya que a pesar de ser mejorables, responden a una política que deja de resistirse al necesario cambio para salvar el clima y pasa de la negación climática a la acción, en especial en la intención de crear un marco de certidumbre y estabilidad regulatoria para favorecer la transición energética. Ahora hace falta ajustar mejor esa acción a lo que marcan tanto la ciencia como un reparto global justo de las responsabilidades. En especial Greenpeace señala varias claves para elevar el nivel de ambición y alcance:

  • El cierre del carbón es la principal herramienta de reducción de emisiones a corto plazo, pero deberían cerrarse todas las centrales para 2025 y no dejar 4,5 GW hasta 2030 como pretende el Gobierno. Falta una decisión ejecutiva que garantice cuándo se debe cerrar cada central.
  • El calendario de cierre nuclear implica que los 7 reactores nucleares sobrepasarán en casi una decena de años los 40 años de vida de diseño. Esto puede implicar penalizaciones y riesgos injustificados para la sociedad, junto a la pérdida de la oportunidad económica que significa el desmantelamiento ordenado, por ello en este plan a partir de ahora debe ser valorada la participación pública como un pilar esencial. Greenpeace propone no conceder más licencias, de forma que todas las nucleares estén cerradas en 2025.
  • El objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de solo un 20-21% en 2030 respecto a 1990 es totalmente insuficiente, puesto que la comunidad científica advierte de que las emisiones mundiales actuales deben reducirse a la mitad en 2030 y ser cero neto (es decir, que las emisiones no superen la capacidad de absorción natural de los ecosistemas) a mitad de siglo, y por criterios de equidad (que el esfuerzo sea mayor en los países que más han contribuido a crear el problema), las organizaciones ecologistas piden que la Unión Europea alcance el cero neto en 2040, y reduzca sus emisiones al menos un 65% en 2030 respecto a 1990.
  • A pesar de valorar muy positivamente que por vez primera un Gobierno plantee alcanzar electricidad 100% renovable para 2050, la organización pide que toda la energía consumida en España sea 100% renovable y no solo la eléctrica, lo que exige una electrificación de todos los usos energéticos que lo permitan. Greenpeace ya demostró la viabilidad de ese objetivo. El objetivo del 42% de renovables en 2030 podría ser más ambicioso si se retiraran también las nucleares además del carbón, como también ha demostrado Greenpeace.
  • También cabe destacar la puesta en valor de la aportación de la reducción del consumo de energía para la economía y seguridad españolas. Sin embargo el potencial de ahorro de energía es mucho más ámplio (-55% respecto a 2007) y es necesario que los objetivos del Gobierno impulsen a aprovecharlo en su totalidad.
  • El final del motor de combustión interna es una decisión valiente e imprescindible para aportar claridad a la necesaria reconversión de la industria del automóvil, pero la fecha de 2040 es insuficiente para cumplir con los objetivos del IPCC. Según el informe elaborado por Greenpeace la venta de vehículos contaminantes debería acabar mucho antes, en 2028. Un plazo con el que ya trabajan los fabricantes y que no obligaría a los consumidores a cambiar de coche antes del fin de su vida útil.
  • Acerca de los límites propuestos a la explotación de hidrocarburos, Greenpeace sigue pidiendo el fin de toda explotación y exploración de combustibles fósiles en el país con especial urgencia para los recursos no convencionales.
  • Es positivo que se plantee revisar todas las subvenciones e inversiones en combustibles fósiles sin embargo, para poder salvar el clima es necesario no solo revisar sino paralizar desde ya todo flujo económico, fiscal y financiero que favorezca la instalación de nuevas infraestructuras de combustibles fósiles y nuclear o el mantenimiento artificial de las existentes.
  • Es necesario plantear objetivos de reducción de emisiones ambiciosos en todos los sectores, como agricultura.

“Esta propuesta tiene que profundizar en su ambición en la reducción de emisiones. Ningún Gobierno de España ha reducido antes sus emisiones como debería, por lo que ahora hay que hacer un mayor esfuerzo, y ningún gobierno presente o futuro puede conformarse con una reducción de emisiones que no es ni la mitad de la que pide el Parlamento Europeo”, ha declarado José Luis García Ortega, responsable del programa de cambio climático de Greenpeace.

De los tres elementos del paquete, Greenpeace considera que:

  • El PNIEC es obligatorio presentarlo en su versión definitiva a la Comisión Europea antes de fin de año, y debe ser sometido a un proceso abierto previo de participación pública. El plan debe establecer los objetivos que debe alcanzar España para contribuir de forma proporcional a la lucha contra el cambio climático desde la Unión Europea. Greenpeace ya presentó, junto con el resto de organizaciones ecologistas, sus propuestas para este plan, y hará sus aportaciones para reforzarlo y hacerlo más ambicioso.
  • La ley de cambio climático y transición energética es la herramienta principal para alcanzar los objetivos del plan. Greenpeace y el resto de organizaciones ecologistas ya hicieron sus valoraciones al borrador que presentó el Gobierno, así como a los presentados anteriormente por los grupos parlamentarios Popular y de Unidos Podemos, y lamenta que el retraso en la tramitación de la ley haga inviable su debate en esta legislatura, por lo que debería ser tramitada de manera prioritaria en la siguiente.
  • La Estrategia de Transición Justa es fundamental para asegurar la cohesión social y que ningún colectivo ni comarca quede relegado por la imprescindible transición, que permita construir alternativas sostenibles para quienes se vean afectados por el cierre del carbón, la energía nuclear o la electrificación de la industria automovilística.

Respecto al nivel de ambición climática necesario para hacer frente al cambio climático, la UE debe garantizar que cumple con sus compromisos suscritos en el Acuerdo de París. Por este motivo, el Gobierno español tiene que defender posiciones que garanticen no superar el grado y medio; esta es la única forma de asegurar estabilidad y certidumbre en los procesos de transición energética nacionales.

Por esto, dado que los días 4 y 5 de marzo, respectivamente, se reunirán el Consejo de Ministros de Transporte, Telecomunicaciones y Energía y el de Medio Ambiente en Bruselas para debatir la visión estratégica a largo plazo propuesta por la Comisión para una economía climáticamente neutra y un planeta limpio para todas las personas, Greenpeace pide a la ministra de Transición Ecológica que impulse que la Unión Europea acuerde la descarbonización completa para 2040 y aumentar urgentemente sus objetivos de reducción de emisiones hasta al menos el 65% para 2030.


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