«En el Raval hemos ganado la batalla por el respeto»
Se han frenado las amenazas a vecinos y los destrozos en las escaleras. Los “narcopisos”, tal como los conocemos, han cambiado. Pero la venta y consumo de drogas continúa de otra manera y ya es hora de ocuparse de otros aspectos del problema: los consumidores, la legislación sobre drogas y la legislación sobre viviendas vacías.
En los últimos meses, en el barrio del Raval, se notan los cambios en el problema de los “narcopisos”. La mayoría de los traficantes han aprendido que no tienen impunidad para instalarse en un edificio y montar ahí su negocio amenazando a vecinos y vecinas, usando los pisos para la venta, el consumo y la pernoctación, todo a la vez, y despreocupándose del peligro que generan con sus peleas.
Han aprendido que, si hacen eso, los vecinos y vecinas (sobre todo vecinas) sabemos unirnos y apoyarnos para obstaculizar su negocio, controlar sus movimientos, denunciar sus actividades y, si es necesario, ocupar su “local de negocios” mediante gente que sí lo necesita para vivir y no molesta al vecindario. Ha costado algunos años y muchos esfuerzos, sufrimientos y miedos de muchas personas que no se han rendido ante las amenazas ni ante la poca atención de la policía, los jueces y los políticos.
Hemos tardado en lograrlo, pero hace poco más de un año conseguimos que el Ayuntamiento de Barcelona pusiera en marcha sus recursos y los reforzara: Guardia Urbana, Servicios Sociales y gestiones políticas con otras instituciones para ayudarnos en la batalla.Después de muchas reuniones, donde los colectivos del barrio aportábamos nuestro trabajo de vigilancia, esas gestiones dieron su fruto y la Generalitat, por fin, “enfocó” a los Mossos d’Esquadra hacia nuestro barrio. Consiguieron realizar lo que se ha llamado “operación Bacar” o “macroredada”, cerrando una veintena de “narcopisos” y deteniendo a unas 50 personas.
En un comunicado de los Mossos d’Esquadra, recogido por muchos medios de comunicación, se da por extinguido el fenómeno de los “narcopisos”. Entendemos que los Mossos necesiten destacar su trabajo, pero los vecinos y vecinas no podemos sentirnos satisfechas aún. Ahora falta que las tres administraciones se esfuercen más en abordar las consecuencias:
Que el Ayuntamiento y la Generalitat pongan más recursos para atender a los consumidores, para que no consuman en plena calle y a cualquier hora.
Que la Generalitat y el Estado legislen de otra manera para evitar la proliferación de pisos y locales vacíos y abandonados, la mayoría en manos de fondos especulativos.
Que la Generalitat y el Estado legislen de otra manera para que el derecho constitucional a la vivienda se cumpla en la realidad.
Que el Estado legisle de otra manera sobre el acceso a las drogas para que deje de ser una fuente de delitos y un gran negocio para las mafias. Se debería conseguir que fuera “solo” un problema de salud, como pasa con el alcohol y el tabaco.
Convocamos a los medios a realizar una ruta por el Raval el sábado día 16 de marzo a las 10h. y visitar algunos de los edificios afectados para que puedan conocer la dimensión del cambio por boca de las vecinas y vecinos.