Un trabajador humanitario en proyectos relacionados con Alianza por la Solidaridad y su familia, entre las víctimas mortales de los últimos ataques israelíes
El bloqueo de Israel y la violencia contra la población civil palestina aumentan la grave crisis humanitaria en Gaza.
Los tres miembros de una familia, entre los que uno colaboraba en proyectos de la ONG española Alianza por la Solidaridad, han muerto en los últimos bombardeos en la Franja de Gaza a causa de los bombardeos del Ejército israelí. Se trata de Talal Abu Al-Jidian, de 46 años, que trabajaba en la Unión de Comités de Trabajadores de la Salud (UHWC), así como su esposa Raghda Abu al-Jidyan (40 años) y su hijo Abdulrahman Talal Abu al-Jidyan, de 11 años. En concreto, Talal era un empleado del Hospital Al-Awda de la organización palestina.
La familia vivía en los edificios de Sheikh Zayed Towers, al norte de la Franja, donde unos misiles destruyeron toda una planta, en la que había cuatro apartamentos, matando en total a seis personas. Fuentes de UHWC han señalado que los equipos médicos no pudieron retirar el cuerpo de Talal y el de su esposa hasta transcurridas más de 24 horas debido a la destrucción completa y la abundancia de escombros. Alianza por la Solidaridad ha enviado sus condolencias a sus allegados y familiares y ha señalado que seguirá apoyando a UHWC en la mejora de la asistencia a las mujeres que a esta violencia general suman la violencia de género dentro de sus hogares y entornos cercanos.
La organización constata sobre el terreno que la situación humanitaria en Gaza es insostenible. La población de la Franja tiene que convivir cada día con apagones de más de 12 horas al día, como media, afectando gravemente la situación de hospitales y clínicas. A mediados de marzo de este año, según los últimos datos, no había stock del 48% de las medicinas que se consideran esenciales para una población de casi dos millones de habitantes, recluida en 365 kilómetros cuadrados. En la actualidad, la mitad de las familias sobreviven porque piden prestada comida o dinero para comprarla a familiares o amigos y un 24% ha empeorado la calidad de su alimentación.
Los últimos ataques no hacen sino empeorar la situación de una población asediada. Según las evaluaciones iniciales, se destruyeron varios edificios, más de 300 viviendas y cuatro instalaciones educativas sufrieron daños. Si bien las organizaciones humanitarias están preparadas para abordar las necesidades
derivadas de las escaladas de violencia, si se rompe el alto el fuego pueden ser necesarios recursos que no están disponibles, dado que las necesidades son ya muchas tras más de diez años de bloqueo.
De hecho, los sistemas de salud han estado a punto de colapsar por el aumento de heridos de estos últimos días, debido tanto a la falta de personal médico, como del total desabastecimiento de medicamentos y desechables, ya mencionado.