Piden investigar por conductas ilícitas a exjuez que condenó a Lula
La Fiscal General de la República, Raquel Dodge, recibió un pedido para que el ministro de Justicia, el exjuez Sérgio Moro, sea investigado por conductas ilícitas reveladas por el sitio The Intercept, informa hoy el portal Brasil 247.
Al citar al reconocido periodista y bloguero Esmael Morais, el sitio indica que la petición fue protocolada por el Colectivo Abogadas y Abogados por la Democracia.
Tal grupo también presentó al Superior Tribunal de Justicia una solicitud de detención preventiva contra Moro e integrantes de la operación anticorrupción Lava Jato por actuar de manera confabulada para practicar fraudes procesales contra los acusados.
Moro, quien condenó al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva por supuestos actos de corrupción, enfrenta un creciente escándalo luego que The Intercept sacara a la luz pública la pasada semana comprometedoras conversaciones del exmagistrado con fiscales que ponen en duda su imparcialidad.
Los 12 abogados firmantes del pedido a Dodge alertan que procuradores y el ministro de Justicia pueden destruir pruebas y usar la función pública para dificultar las investigaciones.
En tal sentido, el grupo reclama que la Policía Federal realice una inmediata búsqueda y aprehensión de aparatos electrónicos de los denunciados (tabletas, celulares, notebooks), especialmente los funcionales, sea en las respectivas residencias o en las oficinas públicas, bajo grave riesgo de destrucción de pruebas.
Requiere también el ‘alejamiento inmediato de los cargos de los demás miembros de la fuerza tarea de la operación Lava Jato, bajo grave riesgo de continuar usando los cargos para cometer nuevos crímenes y encubrir los ya practicados’.
El colectivo de juristas sostiene que Lula, arrestado hace un año y dos meses en la sede de la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba, capital del sureño estado de Paraná, puede ser considerado innegablemente el mayor blanco de la Lava Jato.
Argumentan los abogados que las pruebas desnudadas y traídas al mundo por el periodista Glenn Greenwald (en The Intercept) apuntan a una inadmisible promiscuidad entre órgano acusador y juzgador, y confirman prácticas espurias como exposición mediática de investigadores.
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