La Fundación Global Nature denuncia que el futuro de la agricultura pasa por la adaptación a retos como el cambio climático y a nuevos hábitos de consumo
La agricultura es uno de los sectores, junto con el turismo, que ha conseguido sacar a España de la crisis en los últimos años. El sector agrario es uno de los sectores que más contribuye, y a su vez sufre, los efectos invernadero y el cambio climático
El futuro de la agricultura en España es crucial para su economía y depende, en gran medida, de su adaptación a nuevos retos como el cambio climático y nuevos hábitos de consumo, según aseguró ayer la Fundación Global Nature (FNG). Este sector, explican, emplea al 4% de la población activa y ocupa el 40% del territorio nacional, sin contar pastos o terrenos forestales con usos ganaderos. De hecho, la agricultura, junto con el turismo, han conseguido, en opinión de la fundación, “sacar a España de la crisis en los últimos años”. Sin embargo, FNG asegura que esta actividad “contribuye, a la vez que sufre considerablemente, al efecto invernadero y al cambio climático, por lo que ha de centrar sus esfuerzos en concederles la importancia que tiene y conseguir adaptarse a ellos”.
En esta línea, hay que tener en cuenta, continúan desde Global Nature, las exportaciones de los sectores agrario y pesquero han seguido creciendo en 2019 y han llegado en los primeros meses de 2019 a los 22.794 millones de euros. Asimismo, es importante “resaltar la economía y el empleo que mueve la industria alimentaria y la distribución de alimentos”. Casi la mitad del transporte de mercancías por carretera en la Unión Europea es de productos agroalimentarios. Con todo ello, y si se tiene en cuenta toda la energía que utiliza en la agricultura, las emisiones pueden superar el 30% de emisiones totales de todos los sectores.
En este contexto descrito, dice FNG, se sabe también que la agricultura es uno de los sectores que más sufre los efectos invernadero y al cambio climático. En concreto, un año más se ha visto cómo han afectado las olas de calor a viñedos que han perecido aun estando en regadío, la escasez de agua, la pérdida de fertilidad en determinadas floraciones, el bajo rendimiento ganadero, entre otras. Asimismo, la ausencia de lluvia, las olas de calor continuadas y el granizo pueden reducir este año la cosecha de aceite en un 40%, del que España es la principal productora mundial.
Por último, concluye FNG, “una de las variables clave para conseguir una agricultura más sostenible es el consumo”. Al final, cuando se consume se hace política, según la fundación, por lo que las decisiones de los consumidores “pueden permitir la tan necesaria transición ecológica de la agricultura española y europea (o dificultarla)”.