Fracaso en la investidura
La segunda ronda de consultas de cara a una nueva votación de investidura presidencial en el Congreso se da por fracasada y aboca a nuevas elecciones generales en noviembre.
Los peores presagios se cumplieron y el fracaso en las negociaciones de investidura conduce a unas inevitables nuevas elecciones generales, las quintas en menos de 4 años, el próximo mes de noviembre. Felipe VI, en su calidad de Jefe de Estado ha decidido no nombrar a ningún aspirante a la presidencia tras constatar que Pedro Sánchez no contaba con los apoyos suficientes para alcanzar la jefatura de gobierno.
Tras el fracaso en la investidura de julio, el PSOE mantuvo una posición tácita hasta las primeras semanas de septiembre, cuando la insistencia de la confluencia Unidas Podemos condujo a nuevas reuniones de negociación que, sin embargo, no lograron desbloquear ningún acuerdo. Con la emergencia causada por la proximidad del 23 de septiembre, última fecha viable para la convocatoria de una votación de investidura, los rumores y las propuestas a fuerzas de la derecha parlamentaria comenzaron a protagonizar la actualidad política, sin que tampoco lograsen concretar nada.
Ante la previsible derrota de Pedro Sánchez en una nueva votación de investidura, el Jefe de Estado ha optado por acelerar las cosas y utilizar sus competencias ejecutivas para disolver las Cortes y dar paso a nuevos comicios.
Cruce de acusaciones
Evidenciada la incapacidad para llegar a un pacto, los portavoces de las principales fuerzas políticas centran ahora su atención en imponer su relato de los acontecimiento acusando a las otras fuerzas de ser la principal responsable de un adelanto electoral que, en principio, nadie deseaba y que se asumía como muy improbable el pasado 29 de abril cuando, conocidos los resultados, se asumía la conformación de un gobierno de centro izquierda.
El PSOE, principal foco de las críticas por ser la fuerza que debía reunir un apoyo a su candidato presidencial, busca responsabilizar a Unidas Podemos. La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, ha arremetido contra el líder de la confluencia Pablo Iglesias, asegurando que su posición inflexible imposibilitó cualquier acuerdo. “Ha demostrado que está él, o manda él o no hay acuerdo. Ha quedado claro que era con sus condiciones y su presencia o la nada”, afirmaba Calvo en declaraciones a Radio Nacional de España, a pesar de que ya en las negociaciones de julio Iglesias aceptó no participar personalmente en el ejecutivo.
Sánchez, al cual se ha consultado sobre si baraja dimitir tras no lograr los apoyos necesarios, sostenía en rueda de prensa que su función era “la formación de un gobierno estable”, afirmando que la propuesta de Unidas Podemos tan solo conducía a la formación de “dos gobiernos separados”. El malogrado aspirante a la presidencia también ha realizado críticas a las formaciones de la derecha parlamentaria, por no abstenerse para permitir su investidura. “Lamentablemente, los conservadores españoles poco tienen que ver con los europeos y han optado por desentenderse de la estabilidad de nuestro país”, afirmaba.
Por su parte, desde la confluencia, Pablo Iglesias apuntaba ya ayer a la responsabilidad exclusiva del PSOE. “Pedro Sánchez tiene dos ofertas sobre la mesa y tiene tiempo. Tiene tiempo para decidirse si acepta alguna de las dos ofertas para ser presidente del gobierno”, apuntaba. Tras la confirmación de la nueva convocatoria electoral, Iglesias apuntaba que Pedro Sánchez “comete un error histórico de enormes dimensiones forzando otras elecciones por una obsesión con acaparar un poder absoluto que los españoles no le han dado. Hace falta un presidente que entienda el multipartidismo”.
Ahora tan solo cabe preguntarse si el resultado electoral de noviembre dará la estabilidad ejecutiva pretendida o mantendrá la imposibilidad que conformar un gobierno.