La CIDH toma postura en Ecuador denunciando el nivel de violencia de la represión a las movilizaciones
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha emitido un comunicado denunciando el nivel de violencia por parte de las autoridades en Ecuador e instando al respeto a los derechos humanos.
Mientras el presidente Lenín Moreno trata de contener la situación en Ecuador estableciendo el toque de queda y ordenando la militarización, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha alertado sobre el deterioro de los derechos humanos y el nivel de violencia de la represión de las autoridades a las movilizaciones.
El comunicado fue hecho público por la Comisión de Derechos Humanos del a Organización de Estados Americanos horas antes de que Moreno tomase la decisión de establecer el toque de queda y la militarización de las calles, en una línea diametralmente opuesta a las exigencias del organismo supranacional.
En su comunicado, la CIDH alerta sobre “situaciones de violencia y represión alarmantes” durante las movilizaciones, recordando al estado ecuatoriano que debe “actuar sobre la base de la licitud de las protestas o manifestaciones públicas y que el hecho de que algunos grupos o personas ejerzan violencia en una manifestación no vuelve, per se, violenta toda la protesta, ni autoriza a las fuerzas de seguridad a disolver la protesta mediante uso de la fuerza ni a practicar detenciones masivas”.
La Comisión ha hecho especial hincapié, a través de sus cuentas oficiales en las redes sociales, en la represión de las concentraciones celebradas en los aledaños de la Casa de la Cultura, donde miles de activistas indígenas han acampado durante el ciclo de protestas. Al respecto, la CIDH ha indicado que el gobierno debe “respetar los derechos humanos y evitar poner en riesgo la vida de niños, mujeres y ancianos indígenas”.
En última instancia, la Comisión no contempla ningún mecanismo para exigir al gobierno de Lenín Moreno el cese de la represión violenta de las movilizaciones, tan solo apelando a la denuncia pública, limitándose a instar “al dialogo para que los actores políticos y sociales resuelvan sus diferencias por la vía pacífica y con el máximo respeto a los derechos humanos, las instituciones democráticas y al Estado de Derecho”. Sin embargo, el posicionamiento de este organismo de la OEA, habitualmente afín a la línea de acción del bloque de países más cercanos a la política de Washington, pone al gobierno de Alianza PAIS en una tesitura aún más difícil en el plano internacional, suponiendo un elemento de presión añadido, mientras parece perder paulatinamente el control de la situación en el país.
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