CGT denuncia que el Consejero de Educación de la Junta de Andalucía vive en una realidad paralela
La realidad es que estamos trabajando sin descanso, sin horarios y sin instrucciones claras de la Administración ni adaptadas a los diferentes niveles y contextos socioeconómicos. ¿Dónde queda hoy la tan importante atención a la diversidad de nuestro alumnado?
Si ya tenemos la sensación estos días de vivir en una película de ciencia ficción cuando bajamos a tirar la basura o a hacer la compra semanal y vemos las calles desiertas y en silencio, ver los tuits de la Consejería de Educación y del Consejero Imbroda va mucho más allá y nos parece hasta ofensivo para la inteligencia colectiva.
No hay quien se crea que las imágenes que publican estos días en sus redes y envían a los medios de comunicación, en una clara campaña de lavado de imagen, tengan algo que ver con la realidad de la mayoría de las familias andaluzas que lo están pasando muy mal estos días. Que sí, que la mayoría de nuestro alumnado tiene móvil, pero… ¿Un ordenador? ¿Una tablet? ¿Una impresora? ¿Datos ilimitados de internet para acceder a las múltiples tareas que les envían sus maestras y profesores estos días? Las imágenes que aparecen en sus redes parecen más bien sacadas de una película de ficción que refleje una sociedad ideal en la que, en una familia con dos hijos, haya cuatro ordenadores sobremesa, para que mamá y papá puedan teletrabajar (en el guion no cabría el despido de ninguno de ellos y mucho menos que tuvieran que seguir trabajando fuera de casa), mesas de estudio con todos los detalles, en grandes habitaciones, con varias tabletas, impresora y móviles para todos (un decorado propio de una gran superproducción cinematográfica).
Ciencia ficción. Porque la realidad es que estamos trabajando sin descanso, sin horarios y sin instrucciones claras de la Administración ni adaptadas a los diferentes niveles y contextos socioeconómicos. ¿Dónde queda hoy la tan importante atención a la diversidad de nuestro alumnado?
No queremos ni necesitamos que nos den las gracias por hacer nuestro trabajo. No necesitamos la fiscalización de algunos equipos directivos para comprobar cuántas horas estamos conectadas al día. No necesitamos que inventen fórmulas mágicas de plataformas online cuando el principal problema es que nuestro alumnado no tiene los recursos necesarios para acceder a ellas. Lo que necesitamos son instrucciones claras, que se adapten a la edad y circunstancias familiares de nuestro alumnado para, como siempre ha hecho la Escuela Pública, minimizar las desigualdades existentes entre este. Mismos derechos para todos los alumnos y alumnas.
Menos campañas de educación de élites, educación ciencia ficción y más atención a la diversidad real. Eso es lo que necesitamos y exigimos.