El intolerable doble rasero para los presos en huelga de hambre: el caso de Muhammad al-Qiq
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¿Quién no recuerda las huelgas de hambre protagonizadas por Guillermo Fariñas u Orlando Zapata en Cuba? Del primero encontramos un rastro de 403 resultados en una búsqueda exclusiva para El País en Google. Del segundo, que murió tras 85 días, localizamos su nombre en 523 publicaciones de elpais.com. Casos muy sonados con amplísima cobertura internacional en todos los medios Occidentales.
Prueben ahora la búsqueda con Muhammad al-Qiq o Mohammed AlQiq. No encontrarán ni rastro en El País y en cuanto a otros medios Occidentales, muy escasas informaciones al respecto. Es un periodista palestino de 33 años que lleva casi tres meses en huelga de hambre en protesta por su detención administrativa -sin cargos ni juicio- por parte de Israel en noviembre de 2015. Se encuentra en estos momentos en estado crítico, pero ya sabemos que poco importan las circunstancias de la detención, tampoco la profesión del detenido, no es relevante el tiempo que lleve en huelga de hambre o si se trata de un preso político. Medios de comunicación como El País se harán eco de noticias como esta en mayor o menor medida dependiendo de qué país, estado o régimen sea el que perpetró la detención. En otras palabras, informar para periódicos como El País no es una cuestión de moralidad, justicia o humanidad… de ética periodística si quieren. Lo trascendente para El País en casos como estos es que la huelga de hambre pueda utilizarse como ariete contra un gobierno díscolo.
Si hablamos de un régimen amigo como Israel, la cosa cambia. La desgracia de Mohammed al-Qiq es no haber nacido en Cuba para oponerse como preso político a Fidel o Raúl Castro, sino encontrarse sobreviviendo a base de agua y sales minerales en Israel, un régimen cuya justicia permite encarcelar a palestinos sin acusación, ni juicio, ni pruebas, por períodos de seis meses renovables indefinidamente.
La huelga de hambre de Al-Qiq no es una cuestión personal: trata de denunciar que actualmente hay 690 palestinos bajo esta “figura legal” de detención administrativa confinados en cárceles israelíes. El Tribunal Supremo de Israel incluso rechazó el pasado martes una solicitud de al-Qiq para ser trasladado a un hospital en la ocupada Cisjordania.
El mes pasado, al-Qiq escribió en una carta de la cual destacamos este extracto: “Cuando la gente sufre repetidamente una tiranía, ya no están preocupados por las consecuencias, incluso si el precio es entregar la vida. Por lo tanto, me encomendé en manos de Dios y voy a seguir con esta huelga de hambre, hasta el martirio o la libertad”.