Basta de convocatorias simbólicas
Hrod Mérida
La lucha por sindicatos de clase pasa por la máxima movilización en las próximas convocatorias y la presión a las cúpulas sindicales vendidas para que convoquen huelgas de verdad, para luchar contra la patronal y el gobierno y no pactar una nueva derrota.
Es muy fácil criticar a los sindicatos burocráticos pero no hacer nada por sindicalizarse y construir sindicatos independientes.
Los sindicatos burocráticos parten de la base de una bajísima filiación sindical y una enorme desmovilización entre la clase obrera; su núcleo principal no son sectores estratégicos o precarios de obreros, sino funcionarios públicos con contratos fijos y condiciones laborales por lo general bastante holgadas, en comparación con la media. Esto define en gran medida, el carácter de estos sindicatos. Si ahora mismo, elimináramos las subvenciones a estos sindicatos, se desmoronarían, ya que las cuotas de los afiliados no serían suficientes para sostener su aparato. Por desgracia, nada combativo, más a la izquierda, ocuparía su lugar. No estamos en una situación de efervescencia y ebullición en el movimiento de masas, con el agua a 100 grados a punto de evaporarse. Estamos todavía en una situación de desmovilización y pasividad en que el agua se encuentra a 20 grados. La construcción de sindicatos de masas concebidos para la lucha contra la patronal y el gobierno, y no para la gestión de un abogado o la paz social, pasa por una mayor movilización de la clase obrera, pasa por movilizarnos en masa en convocatorias como la de mañana, día 11, y empezar a exigir a las cúpulas sindicales vendidas que convoquen manifestaciones en días que no sean domingo, después de un partido Betis-Madrid, y no una, sino varias huelgas generales, no a finales, sino a comienzos o mediados de mes. Por desgracia nada de esto está en la agenda de Toxo y Méndez. Pero es que si los trabajadores no somos capaces de salir a la calle en masa para exigir esto, difícilmente vamos a ser capaces de superar el actual modelo de sindicalismo burocrático y podrido.