Ninguna encuesta va a acabar con Izquierda Unida.
Quedo atónito ante la polvareda que ha levantado la última encuesta del CIS. Y es que parece que haya faltado tiempo para que grandes analistas hayan llegado a la deseada conclusión de que Izquierda Unida vaya a desaparecer. Por fin, el tan ansiado ocaso que reservaban algunos a la izquierda sin complejos, parece que podría materializarse, y gracias a Dios –que es grande-, Podemos va a conseguir lo que no lograron ni Franco, ni la caída del muro de Berlín, ni Carrillo: desterrar definitivamente a los comunistas del panorama político español. He de reconocer, como militante activo del PCE y de IU, que en nuestras filas empieza a sentirse cierto nerviosismo, y que algunos han empezado a ver como enemigos a los que –más que probablemente-, sean compañeros de trincheras en un futuro más cercano de lo que nos parece. Pero no es así, el antagonista no es Podemos, organización que -con todas las reservas que nos queramos permitir-, compartimos en lo elemental, gran parte del programa. El contrario sin embargo es otro, y es el mismo que lleva casi un siglo clamando por nuestra muerte, y porque no haya nadie dispuesto a hablar de explotación capitalista, y que señale directamente al opresor sin confundir estructura y superestructura, y que tampoco confunda casta y clase, porque sabemos perfectamente cuál es el origen de esta crisis de la que ahora pretenden salvarnos los mismos que la provocaron.
Ser militante comunista no es fácil. Al desprestigio que los medios controlados por el capital imponen, hay que sumar un firme compromiso por los demás que no suele ser reconocido. ¿Qué le vamos a hacer?, algunos optan por ser buenos para ganar el cielo y otros estarán dispuestos a darlo todo por los demás sin esperar nada a cambio, pero al final, estos últimos son siempre los que construyen la Historia. Nosotros los comunistas, aprendimos desde el momento en que fuimos conscientes de que lo éramos que la lucha sería difícil. Pero a pesar de todo, decidimos dar el paso, y nos enrolamos en una batalla titánica, en la confianza de que la Historia nos acabaría dando la razón, y por eso perdimos el miedo a enfrentarnos a cualquiera con tal de conseguir un ansiado objetivo, que sabemos nunca redundará en beneficio propio, sino en el de la mayoría social. En esa lucha, muchos compañeros perdieron la vida, la salud o el bienestar, contribuciones que hemos ofrecido generosamente, por entender que este es nuestro impuesto al beneficio de la humanidad.
Una encuesta que da a Podemos una estimación de voto directo del 17%, parece sin embargo ser suficiente para acabar con nosotros. Podríamos escondernos en el argumento de que encuestas son encuestas; o incluso afirmar que Izquierda Unida ya ha llegado a superar esa barrera electoral con Julio Anguita, pero eso sería demasiado fácil. Yo prefiero hacer otra valoración de la encuesta, y es que el sistema surgido de la transición ha muerto, y que en España se están dando las condiciones objetivas para un cambio real. Podemos ha significado un paso importante para ese cambio, pero una organización con tal ambigüedad ideológica no está preparada para tomar el poder político con mayúsculas, y por eso mismo, los comunistas, ahora más que nunca seguimos siendo necesarios.
Militar en una organización como Podemos es relativamente cómodo, y si lo único que se exigiese a los militantes de IU fuese tener que registrarse por internet, doy por seguro que triplicábamos la militancia en menos de una semana. A los nuestros se les exige mucho, porque mucho fue lo que dieron los que nos antecedieron en la lucha, y por eso, y porque conozco a la gente con la que comparto militancia, sé –y no por un acto de fe-, que una simple encuesta, o un resultado electoral adverso, no pueden hacernos desparecer. Unos resultados electorales no sirven por sí solos para cambiar la realidad, pero para cuando haya que cambiarla, ahí estaremos nosotros para dar nuestra vida. Porque mientras siga existiendo la lucha de clases, la izquierda real seguirá siendo indestructible.