Viejos vínculos entre Domingo Díaz de Mera, el conocido empresario amigo de Barreda, y los cabecillas de la trama Gürtel
“No, no lo hilo con ninguna cosa, porque es un tema de Huelva, no afecta a nadie de Madrid”. Esto le decía el letrado Manuel Delgado Solís, hombre de confianza de Francisco Correa (si es que la cosa no era al revés) a Pablo Crespo, otro de los miembros del “estado mayor” de “Don Vito”.
La conversación interceptada por la policía se refería, como hemos visto en el texto anterior, a la noticia de la imputación de Domingo Díaz de Mera a instancias de la Fiscalía Anticorrupción de Sevilla. Dicha imputación se produjo a causa de unos 19 Millones de € presuntamente distraídos durante la venta de la participación que El Monte tenía en la mercantil HC, una operación que, según la denuncia de la Fiscalía, habría estado urdida por Bueno Lindón, Selfa de la Gándara, Román Sanahuja y el propio Díaz de Mera.
Esa noticia sobresaltó a Manuel Delgado Solís lo suficientemente como para que llamara con urgencia al citado Pablo Crespo. Los pezzo da novanta del tinglado Gürtel se encontraban en ese momento en medio de una febril actividad. El registro policial en las oficinas del fiscalista Ramón Blanco Balín, ordenado en el contexto de la investigación sobre la trama de blanqueo de capitales descubierta en Liechtenstein, había puesto en manos del Juez documentación de las empresas de Correa lo bastante comprometedora como para que éste y sus hombres temieran seriamente acabar con sus huesos en una ergástula, cosa que luego sucedió.
La preocupación era intensa y parece ser que justificada. En la página 293 del Tomo III del sumario Gürtel consta una conversación entre Correa y el magistrado en excedencia Juan Pérez Mora, hombre que, según se desprende de las conversaciones grabadas, se dedicaba a informar a la trama sobre la marcha de la causa contra Blanco Balín en el Juzgado y a alguna otra cosa más que pudiera resultar mucho más comprometedora:
Francisco Correa: ¿Que si estamos en el merde? estamos perfectamente metidos en el merde, estamos dentro del merde. ¿Lo entiendes ya? Estamos dentro.
Juan Pérez Mora: Si, si.
Correa: Estamos dentro antes del registro.
Juan: Perfectamente.
Correa: Ahora cómo podemos salir bien del merde, pues eso, eso es de Antonio Sánchez, de mi primo, del que vive en Senegal.
Juan: Ya, ya, ya. ¿Y eso ya lo tenéis hecho o no?
Correa: Se está montando todo y se está viajando para que él tenga todas las acciones al portador porque las sociedades, eh, off-shore, el que tenga las acciones al portador esa sociedad … eh, son de él, es la ley.
Los nervios, sin duda, estaban crispados. Pablo Crespo, Manuel Delgado y José Antonio López “Pepechu” llevaban tiempo ya “montando todo”, es decir, organizando todo lo necesario para que el primo de Correa, Antoine Sánchez, apareciera como un testaferro verosímil en caso de que se desencadenara la investigación sobre ellos.
Para “montarlo todo”, según reveló Interviú en su número del pasado 9 de noviembre, no repararon en gastos. Buscaron la ayuda del bufete Garrigues –uno de los cien despachos de mayor facturación mundial y el más importante de Europa– o, al menos, de uno de sus socios, el letrado fiscalista Enrique Fonseca, quien inicialmente aparece en el sumario como “el de Garrigues”, luego pasó a ser “Enrique” y finalmente, en un clima de más confianza y camaradería, ya terminó siendo “Quique”.
En este contexto es en el que el imputado Manuel Delgado se entera de la noticia concerniente a Díaz de Mera y se sobrecoge pensando que el asunto pueda tocar a alguien “de Madrid”. La cuestión, por tanto, está en descubrir qué vinculación tiene Díaz de Mera con estos presuntos delincuentes y quiénes pueden ser esos “de Madrid” que tanto preocupaban a Delgado Solís.
Vinculaciones, al menos hay una y muy estrecha, por cierto, que además enlaza directamente con los hechos que han llevado a Díaz de Mera hasta los Juzgados de lo penal. Se remonta al año 2003 y a la OPA hostil lanzada entonces contra METROVACESA por uno de los hombres de Berlusconi, el constructor de origen siciliano Francesco Gaetano Caltagirone.
En ese momento METROVACESA estaba controlada por Joaquín Rivero quien andaba a la búsqueda de un inversor extranjero. Ese inversor, en concreto el citado Francesco Gaetano Caltagirone, le fue presentado ni más ni menos que por Alejandro Agag, el mismo Agag que invitó a su regia boda en el Escorial a la plana mayor de la trama Gürtel.
La mediación en el desembarco de Caltagirone en METROVACESA, supuso para Agag una comisión de 300.506 € según publicó La Gaceta de los Negocios el 30 de abril del 2003 y en ella participó, directamente, el íntimo de Agag, Jacobo Gordon, ahora imputado en el caso Gürtel.
Caltagirone, Jacobo Gordon y el propio Rivero se reunieron en un hotel de Lisboa para pactar las condiciones de la entrada del siciliano en la constructora. Sin embargo, por muy hombre de respeto que fuera Caltagirone, a Rivero no le convenció el precio ofrecido por el italiano de modo que el propósito de aquella reunión se malogró.
Sin embargo, a un uomo di rispetto no se le desaira así como así. El siciliano lanzó una OPA hostil contra METROVACESA y en el fragor de las aguas revueltas que eso produjo, no tardaron en aparecer varios escualos financieros que ya en 2003 estaban empezando a pensar a lo grande.
Ante el ataque siciliano, los que entonces controlaban METROVACESA trataron de desmantelar la cabeza de puente de Caltagirone, es decir, atraer hacia sí al círculo de poder del que Alejandro Agag y Jacobo Gordon aparentaban ser la cabeza visible. Para ello recurrieron a un hombre excepcionalmente situado en ese círculo, el que fuera portavoz del Gobierno de Aznar: Miguel Angel Rodríguez Bajón y le ofrecieron algo más de 600.000 € por “llevar los temas de comunicación” de la constructora.
Miguel Angel Rodríguez, por extraño que pueda parecer, rechazó la oferta. Sin embargo, los hechos que se sucedieron inmediatamente después puede que arrojen cierta luz, aunque sólo sea indiciaria, sobre el extravagante desinterés de Rodríguez.
El 4 de marzo de 2003 el fondo árabe ABU DHABI INVESTMEN vendió el 7% de las acciones que tenía de METROVACESA y los compradores fueron gente entonces menos famosa que ahora: Luis Portillo, salpicado por el caso Malaya y artífice del fiasco de INMOBILIARIA COLONIAL junto a Domingo Díaz de Mera o a Aurelio González Villarejo, adquirió el 2% del paquete árabe a través de EXPO-AN; Domingo Díaz de Mera se hizo con otro 2% mediante HC; y EL MONTE se quedó con el 3%.
Pero, además, como el Mundo rebosa coincidencias, resulta que Miguel Angel Rodríguez Bajón, el mismo al que Joaquín Rivero había tratado de poner en nómina para debilitar al siciliano Caltagirone, tuvo la presidencia de LATERAL INVERSIONES AL ANDALUS, al menos hasta el verano del 2004 y LATERAL INVERSIONES es una sociedad de Domingo Díaz de Mera en cuyo consejo de administración, hoy día, aparecen Ignacio Barco Fernández y Pablo Usandizaga Usandizaga pero cuya propiedad pertenece en un 100% a la mercantil GLOBAL CONSULTING PARTNERS, presidida por Díaz de Mera y con Barco Fernández como consejero delegado.
Es muy posible que ya en ese momento, el siciliano Caltagirone estuviera husmeando un preocupante tufo a traición, pero las escaramuzas que desencadenó su OPA sobre METROVACESA no habían terminado aún. Ahora iban a entrar en escena los Sanahuja, otros socios de referencia de Domingo Díaz de Mera.
Joaquín Rivero había tenido problemas con José Aguinaga, uno de los consejeros más significativos de METROVACESA. Rivero consiguió solventarlos momentáneamente aumentando la participación de Aguinaga en METROVACESA resultado de lo cual fue que el vasco se convirtió en el cuarto accionista de la constructora. Sin embargo, las buenas relaciones duraron poco y Aguinaga entró en conversaciones con FADESA –hoy también llevada a la quiebra– y con Caltagirone para venderles su paquete de acciones.
Esto hubiera supuesto la victoria del siciliano y es en ese momento cuando Román Sanahuja aparece como el hombre providencial para Rivero. Los Sanahuja, a través de SACRESA, habían entrado en METROVACESA comprando el 4% de la compañía y Rivero convenció a Aguinaga para que les vendiera a estos y no a los italianos.
Hago gracia al lector de las subsiguientes estocadas venecianas que acabaron con Joaquín Rivero fuera de METROVACESA y con la constructora en manos de los Sanahuja, pero sí quiero recordar que una de esas maniobras fue, precisamente, la que protagonizaron Román Sanahuja y Domingo Díaz de Mera para hacerse con la cuota parte de las acciones de METROVACESA que correspondía a la participación de EL MONTE en la mercantil HC, y quiero subrayar también que, precisamente, esta maniobra, cuyos movimientos se han explicado con detalle aquí, es la que ha llevado a Román Sanahua y a Domingo Díaz de Mera a estar imputados tras la denuncia que presentó contra ellos la Fiscalía Anticorrupción por haber, presuntamente, distraído 19 Millones de € del patrimonio de CAJASOL.
Así que, resumiendo los hechos desnudos, aquí tenemos a los cabecillas de la trama Gürtel preocupados por la imputación de Díaz de Mera; a otro de los ahora imputados en el caso Gürtel, Jacobo Gordon –actuando junto a su amigo, a la par que amigo de Correa y de “El Bigotes”, Alejandor Agag– para propiciar el abordaje del siciliano Castalgirone a METROVACESA; a Miguel Angel Rodriguez Bajón, socio de Domingo Díaz de Mera y hombre del círculo íntimo de Aznar y, por lo tanto de su yerno Agag y del amigo de éste, Jacobo Gordon, rechazando una fabulosa oferta por hacer de “comunicador” para Joaquín Rivero; a otro socio de Díaz de Mera, el catalán Román Sanahuja, aprovechando el terror despertado por la OPA de Castalgirone en el consejo de METROVACESA para tomar con el control de la constructora; a Luis Portillo, socio del “malayo” Enrique Ventero y estrechamente relacionado con Roca, como informó en su momento El Confidencial, comprando junto a Díaz de Mera parte de las acciones de METROVACESA puestas a la venta por los árabes; y finalmente, al imputado en el caso Gürtel, Manuel Delgado Solís, diciéndole a su presunto cómplice, Pablo Crespo, que la imputación de Díaz de Mera no la hila con nada porque afecta a gente de Huelva y no de Madrid.
Una última cosa. Ya dije hace tiempo que Aurelio González Villarejo, otro de los constructores áulicos de Castilla-La Mancha, no era ajeno a METROVACESA. Lo recuerdo ahora: CCM –presidida por el ahora destituído Hernández Moltó– constituyó una sociedad el 11 de abril de 2003: CAJA CASTILLA-LA MANCHA DESARROLLO INDUSTRIAL S.L. cuyo accionariado se reestructuró el 22 de diciembre de 2003 quedando CCM CORPORACIÓN S.A. con el 40%, METROVACESA S.A. con otro 40%, CORPORACIÓN HMS HERMASAN S.L. con un 10% y PROMOCIONES GONZÁLEZ, propiedad de González Villarejo, con el 10% restante.
Aurelio González Villarejo, hombre de estrecha relación con Barreda y José Bono, fue también parte fundamental de la dotación de presa con la que Luis Portillo se hizo con el control de INMOBILIARIA COLONIAL… Un mundo diminuto este de hoy en día.
Noticia Relacionada: La policía registra la sede de SACRESA, sociedad de Román Sanahuja, por su vinculación al caso de corrupción de Can Domenge.