Podemos condena la «represión en Bielorrusia y pide la mediación de la UE
El partido de Pablo Iglesias defiende el «diálogo social» como mecanismo de resolución de conflictos, para lo que apela a la intervención de la UE, a la que, sin embargo, acusa de no tener credibilidad y de realizar «invocaciones selectivas de los derechos humanos» motivadas por «intereses geopolíticos y estratégicos»
Podemos condenó ayer en un comunicado la «represión» de las protestas que se vienen realizando en Bielorrusia tras las elecciones del 9 de agosto, unos comicios que han sido tachados de «fraudulentos» por la oposición y a los que, según explica la formación morada, «no asistió ningún organismo internacional independiente».
A pesar de que algunas voces de la izquierda hablan de una instrumentalización de las protestas por parte de EEUU y de la participación de sectores extremoderechistas, los de Pablo Iglesias no dudan en respaldar las movilizaciones: «Desde Podemos siempre defenderemos el derecho de las personas y los pueblos a la protesta contra los abusos y las violaciones de derechos humanos, y nos sumamos a los llamamientos al cese de la violencia y la represión».
Una «represión» que, según la organización morada, se ha cobrado «un muerto, centenares de personas heridas, 7000 detenciones y numerosas denuncias de torturas a manos de los agentes». La oposición, por su parte, ha conseguido convocar huelgas en la mayoría de las empresas estatales y movilizar a «muchos trabajadores», incluidos los del principal canal de medios.
Para encauzar la situación, Podemos reivindica el «diálogo social» como único «camino hacia una solución democrática del conflicto» y apunta que ello sólo es posible mediante el reconocimiento por parte de la comunidad internacional «de la necesidad de que las decisiones sobre el futuro de su país las tome el pueblo bielorruso, sin injerencias externas ni invocaciones selectivas del respeto a los derechos humanos».
En este sentido, los morados apuntan que «la Unión Europea no tiene suficiente credibilidad para denunciar estos hechos, con una política exterior manifiestamente dependiente de sus alianzas y la recurrencia de la política de sanciones frente al auspicio del diálogo como mecanismo de resolución de determinados conflictos, tal y como ha demostrado repetidamente en relación con otros puntos del globo».