IU exige a Juncker que someta la ratificación del CETA a la votación de los parlamentos estatales
La portavoz de Izquierda Unida en el Parlamento Europeo, Marina Albiol, ha exigido este jueves al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que someta el CETA, el tratado comercial entre la UE y Canadá que se cerrará el próximo mes de octubre, a la votación de los parlamentos de los Estados miembros, en lugar de circunscribir su aprobación al visto bueno del Consejo Europeo. La eurodiputada ha advertido de que el CETA, como el TTIP, “obligará a los Estados a variar su legislación en función de la voluntad de las multinacionales” y, por lo tanto, “debe ser ratificado tanto por el Congreso como por la ciudadanía”.
El martes, durante la reunión del Consejo en Bruselas, Juncker anunció que el CETA no será considerado como un tratado mixto, es decir, que deba ser ratificado por los parlamentos, al considerar que su contenido es competencia exclusiva de la UE. Este anuncio fue complementado por declaraciones de la portavoz de la comisaria de Competencia, Cecilia Malmström, y esta misma mañana, el jefe negociador de la UE con EEUU para el TTIP, Emilio García Bercero, hacía lo propio.
Albiol considera que esta decisión unilateral “viene marcada por las dudas” que han empezado a mostrar algunos de los Estados más fuertes de la UE, como Alemania y Francia, con respecto a la aprobación tanto del CETA como del TTIP. Y cree que si se paraliza el acuerdo con Canadá, “el tratado comercial con EEUU entonces quedaría herido de muerte”.
En este sentido, la portavoz de IU en Europa, ha acusado a Juncker de estar “hurtando a los parlamentos estatales su derecho democrático a decidir sobre cuestiones que pueden cambiar para siempre las condiciones de vida de las personas y la actividad de esos mismos Estados”. “Están tratando de que este acuerdo comercial, que está configurado para que las multinacionales expriman al máximo sus posibilidades, sufra la menor exposición posible”, tal y como sucediera en el Parlamento regional de Valonia, en Bélgica, donde los socialdemócratas votaron en contra de su aprobación.
Albiol ha seguido defendiendo el carácter mixto del CETA porque, entre otras cosas, “afectará a las normativas en materia de agricultura, ganadería, servicios públicos, derechos de los consumidores, o salud pública”. Todas estas son áreas, ha explicado, “en los que los Estados tienen competencia por mucho que Juncker se empeñe en negarlo”.
Además, el hecho de que contemple tribunales de arbitraje, como los del TTIP, “es una muestra más de que las multinacionales, si la legislación de un Estado no garantiza que se cumplan sus inversiones, podrán chantajear a los gobiernos e influir en las políticas estatales con demandas millonarias”.
“Que el CETA se apruebe por imposición no parece la idea más sensata teniendo en cuenta el impulso que está tomando la extrema derecha en Europa. Un impulso que se va a ver multiplicado por el Brexit”, ha alertado, antes de señalar que “el perjuicio que generará el acuerdo con Canadá para los trabajadores europeos puede ser el empujón definitivo” para que las los partidos ultras sigan ascendiendo en las encuestas e incluso lleguen a los gobiernos.
La eurodiputada ha exigido también al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, que se oponga a que la decisión final sobre el CETA se tome en el Consejo Europeo y le ha conminado a convocar un referéndum y a someterlo a votación en el Congreso de los Diputados, pese a la opinión de Juncker.
“Rajoy debería alzar su voz y reclamar un debate en el Parlamento español y un referéndum para que la ciudadanía se pronuncie. De lo contrario, estará nuevamente adoptando una posición de subalternidad a los grandes poderes económicos”, ha dicho.