Redacción •  Actualidad •  02/01/2025

Ecologistas en Acción denuncia la nueva ley ómnibus aprobada por el gobierno Ayuso ya que solamente favorece intereses económicos especuladores

  • El viernes 27 de diciembre salió publicada en el BOCM la LEY 7/2024, de 26 de diciembre, de Medidas para un desarrollo equilibrado en materia de medio ambiente y ordenación del territorio, conocida también como Ley Ómnibus 2024, que modificó 131 artículos de diez leyes relacionadas con el urbanismo, el medio ambiente y la protección animal.
  • Desde 2021, esta es la tercera ley ómnibus que se emplea para reducir o eliminar las garantías legales y procedimentales destinadas a proteger el medio ambiente y gestionar adecuadamente el territorio madrileño.
  • Ecologistas en Acción denuncia que la mayor parte de las modificaciones responden a presiones e intereses de las grandes corporaciones económicas sin tener en cuenta ni los intereses de la ciudadanía ni el impacto sobre el medio ambiente
  • Esta ley fue tramitada con solo siete días de audiencia e información pública, vulnerando los derechos ciudadanos de información y participación en los asuntos públicos.
Ecologistas en Acción denuncia la nueva ley ómnibus aprobada por el gobierno Ayuso ya que solamente favorece intereses económicos especuladores

Se trata de la tercera ley ómnibus a la que recurre el gobierno de la Comunidad de Madrid desde 2021, una práctica antidemocrática que se ha implantado en nuestra región para cambiar de golpe numerosas leyes, en muchos casos con modificaciones de calado, evitando así la tramitación separada de cada una de ellas, su análisis detallado y el debate social correspondiente.

Como en las anteriores ocasiones, esta nueva Ley Ómnibus apunta justo en el sentido contrario de lo que plantea su título. Es una ley que no aborda el equilibrio del medio ambiente y la ordenación del territorio, sino que persigue reducir o eliminar controles medioambientales públicos, la transparencia y la participación ciudadana en la gestión del espacio, tanto urbano como rural, y facilitar la implantación en el mismo de proyectos dispersos y de infraestructuras en beneficio de negocios privados y del capital inmobiliario, fomentando el expansionismo urbano y el crecentismo, a costa de un recurso no sustituible como es el suelo natural, en un territorio, el de la Comunidad de Madrid, que ya ha superado con mucho su capacidad de carga ecológica. Todo ello en perjuicio de los grandes retos de nuestro siglo como las crisis climáticas, energéticas, de minerales, de materias primas, la pérdida de biodiversidad, el modelo insostenible de hipermovilidad, la emergencia habitacional, la exclusión e injusticia espacial y la desequilibrada distribución de los recursos, entre otros.

Ello se manifiesta en la desregulación de la ordenación del territorio -materia conscientemente abandonada hasta ahora por los sucesivos gobiernos regionales- a través de la nueva figura descafeinada de losPlanes Territoriales, con la quese eludirá definitivamente la elaboración delPlan Regional de Estrategia Territorial a pesar de su obligación legal de acometerlo.

Los Planes Territoriales, permitirán al consejero/a intervenir puntualmente en el territorio, por encima de los Planes Generales Municipales y de la normativa medioambiental y patrimonial, para impulsar proyectos de alto impacto ecológico y depredador del territorio como macrocentros de proceso de datos, líneas de muy alta tensión, desarrollos tipo EuroVegas, el AgroHub Monesterio, urbanizaciones residenciales en espacios naturales o ciertos megaparques fotovoltaicos. Estos planes, además, se tramitarán de forma exprés, prácticamente sin capacidad de intervención por parte de la ciudadanía, de los municipios afectados ni de la Asamblea Regional Madrileña.

Igualmente, la ley otra nueva figura que afecta de lleno a las competencias de las administraciones locales sobre el planeamiento de su territorio: el Plan Estratégico Municipal que se antepone a las normativas de los PGOU (Planes Generales de Ordenación Urbana), sembrando de incertidumbre e inseguridad jurídica el sistema de ordenación territorial local.

Además, tanto los Planes Territoriales y los Planes Estratégicos Municipales son nuevos instrumentos de escasa exigencia técnica y alta opacidad, con el único fin de que desde la administración regional se puedan promover intervenciones de agentes privados sobre el territorio al margen de controles medioambientales y sociales. A juicio de Ecologistas en Acción, la administración regional está actuando de una forma completamente irresponsable e incluso en el sentido contrario a las lecciones derivadas de desastres naturales como el de la Dana en el área de Valencia en noviembre de 2024

A mayor abundamiento, las modificaciones que se introducen en la Ley del Suelo de la Comunidad de Madrid (Ley 9/2001) amplian los usos y actividades admisibles en el medio rural, eliminando, además, controles ambientales e informes sectoriales en suelos protegidos.

La ley confirma y profundiza también en la privatización de la gestión administrativa de la edificación mediante las llamadas entidades privadas colaboradoras urbanísticas, que ya se habían introducido en modificaciones anteriores de la legislación del suelo, y que instala un modelo desigual, no equitativo y propenso a la corrupción, en la gestión urbanística.

El resto de las modificaciones de la Ley Omnibus, elaboradas en muchos casos al dictado de los intereses de las grandes corporaciones – como se evidencia tanto en la exposición de motivos de la ley como en las alegaciones presentadas por estas empresas y asociaciones – tienen un común denominador: anteponer el interés económico cortoplacista de unos pocos al desarrollo de una economía sostenible que favorezca a toda la ciudadanía.

En este sentido, llama la atención las modificaciones que se proponen tanto en la ley de suministro eléctrico como en la del agua. En ambos casos el objetivo es el mismo: favorecer la implantación de grandes centros de proceso de datos, CPU’s, a pesar del enorme consumo de energía y agua que ello conlleva, así como el ridículo impacto que tiene en la creación de puestos de trabajo.

Tampoco podemos pasar por alto la modificación introducida en IMIA, Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario, mediante la cual se disminuye la presencia de las Universidades Públicas y se hace desaparecer de su Consejo Asesor a los tres representantes de los sindicatos más representativos, mientras se mantienen los tres de las patronales del sector.

En definitiva, una modificación legal más que implica retrocesos en la protección del medio ambiente, incrementa la falta de ordenación del territorio y representa una nueva pérdida de derechos ciudadanos.


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