Las organizaciones profesionales agrarias,
ASAJA, UPA, y COAG han valorado las
movilizaciones de la semana pasada como un “rotundo éxito” de convocatoria. “El campo ha demostrado con creces su firmeza y su fuerza”, aseguran. “Nuestra problemática y nuestras demandas han inundado los medios de comunicación, las redes sociales y la sociedad en general, es un clamor que debe ser atendido”, han sentenciado.
La situación límite de la agricultura y la ganadería en España se ha hecho sentir esta semana en la opinión pública. El éxito de las marchas, concentraciones, tractoradas y protestas demuestra con claridad, a juicio de los convocantes, la urgencia de tomar medidas, articular reformas y cambiar comportamientos en la cadena agroalimentaria. Medidas y cambios largo tiempo esperados y reclamados por el sector. El objetivo de las movilizaciones, explican, es servir para “cambiar las cosas” y producir un cambio de tendencia. Para eso, las instituciones, los Gobiernos y la cadena en su conjunto deben “sentirse aludidos y actuar”, han señalado.
Los agricultores y ganaderos al límite, como se autodenominan, aseguran que las protestas continuarán la semana próxima, y hasta que se observe un “verdadero cambio de actitud”. Ya están anunciadas las manifestaciones de Santander, Toledo y Madrid (lunes 3, martes 4 y miércoles 5 de febrero, respectivamente). Así como las de Córdoba, Málaga y Granada, la siguiente semana.UPA, ASAJA y COAG han remarcado su condena hacia actitudes violentas “totalmente minoritarias y en absoluto amparadas por sus organizaciones”. Las protestas continuarán con su carácter reivindicativo y pacífico. “Nuestro objetivo es cambiar las cosas y tener un futuro como agricultores y ganaderos, nada más, ni nada menos”, han concluido.
El pasado miércoles, agricultores y ganaderos extremeños se manifiestaron en Don Benito (Badajoz) para pedir precios justos para el campo. «La derecha española ha aprovechado esta situación para afirmar deliberadamente que el problema radica en la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). El problema de los pequeños y medianos productores españoles no es que los trabajadores tengan un salario digno. El problema se fundamenta en que los intermediarios les pagan a los productores -en este caso los agricultores- una miseria por sus productos», añaden agricultores y ganaderos al límite.
El
profesor de ecología política y agricultor en el Valle del Jerte, Ángel Calle, apunta a que el SMI «no puede ponerse como excusa»: «Lo que sí ha estado creciendo en los últimos años ha sido la firma de tratados internacionales, la despreocupación de las administraciones por nuestros campos y, sobre todo, la existencia de un puñado de empresas actuando como un embudo que drena beneficios en favor de tres grandes beneficiarios (grandes superficies, fondos de inversión y grandes exportadoras). También ha aumentado la desafección con respecto a los sindicatos tradicionales, a los que se les ha visto más, por mi experiencia como agricultor en el Jerte, como corredores de seguros que como defensores de una situación cada vez más complicada para la pequeña producción».
Así lo explicó Irene de Miguel en Canal Extremadura TV;
En la tertulia política ‘Análisis Extra’, la diputada de Unidas Podemos por Extremadura se expesó en los siguientes términos: «Ahora que estamos recogiendo el brócoli te voy a decir. En origen se paga al productor 0,41 euros /kilo; en destino, en el supermercado está a 2,90 euros/kilo. Un incremento del 600%. La aceituna verde de 0,76 en origen a 4,81 euros/kilo. Un incremento del 533%. Y la naranja, los cítricos, ascienden también a más de un 500%. ¿Qué quiere decir esto? quiere decir que en esa cadena alimentaria al productor se le da un precio mínimo, un precio absolutamente injusto, pero hay otros que sacan mucho beneficio por el camino. Y esos son los intermediarios, esa es la gran distribución».
La diputada y Secretaria de Estado para la Agenda 2030, Ione Belarra, ofreció vía twitter datos sobre el mercado de la naranja: «La naranja cuesta 0,23 euros el kilo en origen y cuando llega al súper cuesta 1,55 euros. A ver si el problema del campo no va a ser la subida del SMI sino el negocio redondo que están haciendo los intermediarios y grandes empresas». Es decir, un incremento del 573%
El economista, Juan Ramón Rallo, respondió a Ione Belarra trasladando el debate a otro sector: «50 folios Din A4 cuestan 0,3 euros en origen y cuando llegan al kiosko en forma de revista cuestan 2 euros. A ver si el problema va a ser el negocio redondo que están haciendo los periodistas, editores, imprentas y kioskeros.¡Ley de precios mínimos para los folios ya!».
Por su parte, Irene de Miguel respondió al economista con contundencia: «Cuando algunos se enteren de que el papel no se come será demasiado tarde. #LeyDePreciosMinimosYa«.
* Con infromación de Eco Republicano.