El último informe del Tribunal de Cuentas Europeo alerta de los riesgos de la eólica marina a gran escala y desmonta la perspectiva de la coalición Med OCEaN, polémica alianza empresarial en la que participan SEO/Birdlife y WWF
El documento, al que ha podido acceder Tercera Información, señala que el auge de las renovables en el medio marino plantea su propio «dilema ecológico» pues si bien son útiles en el proceso de transición energética «su desarrollo puede dañar el medio marino».
Para el organismo auditor, que apunta a la eólica como mayor fuente de generación, «aunque la estrategia de la UE trata de reconciliarla con la biodiversidad, la Comisión no ha valorado sus posibles consecuencias medioambientales como el desplazamiento de especies y los cambios estructurales de las poblaciones, la disponibilidad de alimentos o los patrones de migración«. Por estos motivos, en general, los especialistas temen que la expansión por Europa de este tipo de proyectos «sea perjudicial para el medio marino, tanto por debajo como por encima del nivel del mar».
Para la Coalición Offshore para la Energía y la Naturaleza-Mar Mediterráneo (Med OCEaN), que reune a la industria eólica operadores de red y ha generado una intensa polémica por la participación de organizaciones como SEO/Birdlife y WWF en una actuación que ha sido tachada por algunos de «bluewashing», esto no parece ser un problema y ven posible desarrollar en aguas mediterráneas y atlánticas la eólica marina y su red «al mismo tiempo que se salvaguarda la naturaleza y la salud de los ecosistemas marinos».
Sin embargo, el Tribunal de Cuentas Europeo Advierte que aunque los mares puedan ser parte de la solución «la revolución azul de la UE no debería emprenderse a cualquier precio«, en clara referencia al coste social y medioambiental que estas pueden conllevar.
Desde el TCE se apunta que las implicaciones socioeconómicas del desarrollo de renovables marinas como la eólica «no se han estudiado con la suficiente profundidad» porque este tipo de proyectos «rara vez conviven con otras actividades», de manera particular con el sector pesquero, con el que se han generado conflictos que «siguen en gran medida sin resolverse» pues por ejemplo en España y Francia «las consultas sobre futuras zonas destinadas a la energía renovable marina aún no han disipado la preocupación de los pescadores, y la oposición a la energía renovable marina puede resurgir a medida que se evalúan proyectos específicos».
Según señalan de manera similar, además, «los países de la UE con aguas compartidas apenas planifican proyectos conjuntos, desaprovechando la oportunidad de hacer un uso más eficiente del escaso espacio marítimo«.
Tal y como están las cosas, para el organismo auditor «es posible que la UE no alcance sus ambiciosos objetivos» y «será necesario realizar un esfuerzo bastante mayor para que la energía renovable marina sea sostenible desde el punto de vista socioeconómico y medioambiental» pues dada la magnitud del despliegue previsto en los próximos años «puede dejar una importante huella ambiental» sobre la biodiversidad, algo que no sería asumible por la normativa europea.