Manifestación en Madrid el 5 de noviembre: «Hoy, como ayer, el barrio es de la gente, es nuestro»
- Este sábado, 5 de noviembre, las asociaciones vecinales llaman a manifestarse “frente a la carestía de la vida, los ataques a la democracia y los derechos sociales”.
- La FRAVM organiza a las 11:00 una manifiesta vecinal desde el Metro Miguel Hernández hasta el Cerro del Tío Pío (“parque de Las Tetas”). Tras la marcha, en este lugar actuarán los grupos Yo Soy Ratón y Tongo.
- La Federación Vecinal celebra de esta manera el 45º aniversario de su legalización. Hoy cuenta con 292 asociaciones de 52 municipios de la Comunidad de Madrid, que suman unos 200.000 socios y socias.
Madrid, 3 de noviembre de 2022. El 2 de noviembre de 1977, después de meses de acciones para reclamar la regularización de las asociaciones vecinales, la entonces Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos de Madrid, hoy FRAVM, era legalizada. 45 años después, esta organización está más viva que nunca, como demuestra su crecimiento en el último lustro. Si hace cinco años contaba con 277 asociaciones federadas, hoy son 292 los colectivos que la conforman, 292 entidades que están presentes en 52 municipios de la Comunidad de Madrid. Juntas suman unos 200.000 socios y socias.
Para celebrar este hecho, y poner en valor su rica historia, la FRAVM (Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid) impulsa una jornada este sábado 5 de noviembre en Puente de Vallecas en la que, una vez más, combinará la reivindicación con lo festivo y lo lúdico. Con el lema “Hoy como ayer, el barrio es de la gente, es nuestro. Unión vecinal frente a la carestía de la vida, los ataques a la democracia y los derechos sociales”, los actos comenzarán a las 11:00 con una manifestación-pasacalles que partirá de la estación de Metro Miguel Hernández y finalizará en el Cerro del Tío Pío, lugar conocido también como “parque de Las Tetas”. A mitad de camino, en la avenida de la Albufera, a la altura del estadio de fútbol del Rayo Vallecano, la marcha confluirá sobre las 12:00 con un pasacalles procedente del barrio de Palomeras Bajas. Este partirá una hora antes del conjunto escultórico El Barrio es Nuestro, que se encuentra ante el número 21 de la avenida de Palomeras Bajas. Las charangas Somos Agua y Palomeras Bajas y el grupo de percusión Batutribu amenizarán las caminatas.
El presidente de la FRAVM, Quique Villalobos, y su vicepresidente, Javier Cuenca, atenderán a los medios de comunicación en el arranque de la manifestación, en la pancarta de cabecera, junto a la estación de Metro Miguel Hernández. A este lugar llegarán dos autobuses fletados para la ocasión desde San Fernando de Henares y Parla-Leganés. El primero trasladará a miembros de las asociaciones vecinales del corredor del Henares y a familias afectadas por los derrumbes de viviendas provocados por la línea 7B de Metro.
Un estupendo concierto esperará a las y los manifestantes a su llegada al Cerro del Tío Pío. A las 12:30 actuará el grupo que ha revolucionado el panorama de la música infantil, Yo Soy Ratón, que dará paso a los sones mestizos y comprometidos de Tongo. Entre ambos podremos disfrutar de varias canciones del “coro autogestionado y horizontal de Madrid” CoroFon. En el recinto del festival habrá también actividades infantiles y una exposición sobre la historia de la FRAVM.
La Federación Vecinal quiere celebrar estos 45 años con una mirada de futuro. No en vano, ha invitado a otros colectivos y organizaciones de barrio, culturales, ecologistas, sindicales y sociales a hacer suya la manifestación y la jornada del día 5, que busca ser también una llamada de unidad y solidaridad frente a la actual crisis económica, energética y climática, y una línea de defensa ante los ataques a la democracia, la participación ciudadana, el feminismo, las libertades y los derechos sociales de los últimos tiempos.
En este marco, la FRAVM recupera el viejo lema del movimiento vecinal El barrio es nuestrodada su extraordinaria vigencia. Lejos quedan los años sesenta y setenta del siglo pasado en el que se alzó como un grito de reivindicación del control del territorio de la vecindad ante gobernantes y constructoras que, usando mecanismos como los planes parciales de urbanismo, buscaban construir miles de pisos sobre los escombros de los poblados de casitas bajas y chabolas de la periferia de la capital, expulsando a sus vecinos y vecinas. Aquellas vecinos y vecinas, procedentes en su mayoría de la emigración interior, consiguieron viviendas dignas en sus propias zonas de residencia, arrancando al Estado la llamada Operación Barrios en Remodelación, un programa que permitió que 150.000 personas fueran realojadas en más de 38.000 nuevas viviendas de promoción pública. La conquista se produjo tras años de movilizaciones y manifestaciones multitudinarias impulsadas por un movimiento que acababa de nacer, el de las asociaciones vecinales, que no solo peleaban por mejoras materiales sino también por la libertad y la democracia. Lo hacían en un momento en el que la dictadura daba sus últimos y mortíferos coletazos.
Hoy, El barrio es nuestro conserva todo el sentido. Muchos de nuestros barrios y municipios se encuentran amenazados por administraciones y agentes foráneos que solo ven en el territorio un espacio de negocio o una fuente de dinero fácil. Por elementos como los fondos buitre, que acaparan el mercado del alquiler y otros muchos sectores; como los AirBnB y su plaga de pisos turísticos; como las constructoras y especuladores de todo pelaje que, de la mano de administraciones permisivas, siguen levantando nuevos barrios sin las zonas de esparcimiento y los equipamientos mínimos necesarios; como las clínicas sanitarias privadas; como las empresas de hostelería que con sus locales y terrazas invaden el espacio público generando molestias continuas en el vecindario; como las franquicias y grandes superficies que devoran nuestro comercio de proximidad; como las compañías del juego lucrativo y las apuestas, que han colonizado muchos barrios con unos negocios que solo traen la ruina de las familias; como los gobiernos y empresas que han dejado o impulsado que ciertas zonas se transformen en un gran parque temático de ocio para turistas; como los modernos “emprendedores” que colocan cocinas y supermercados fantasma bajo nuestras viviendas y nos llenan las aceras con todo tipo de cachivaches eléctricos…
La vecindad tiene derecho a decidir sobre el territorio que lo habita y a disfrutarlo de manera saludable y en paz. Esa misma vecindad que se organizó para hacer frente a los estragos de la Covid-19 poniendo en marcha redes de apoyo mutuo y despensas de alimentos e hizo lo propio ante el temporal de nieve Filomena, esa vecindad comprometida y solidaria grita hoy El barrio es de la gente, es nuestro.
Hace cinco años, en su 40 aniversario, la FRAVM y sus asociaciones recibieron el reconocimiento de la Asamblea de Madrid y del Ayuntamiento de la capital por su “papel constructivo y responsable, aunque también crítico, que han mantenido en todo este tiempo, contribuyendo, sin lugar a dudas, a hacer de la comunidad autónoma [y de la ciudad] un lugar más moderno, abierto, humano, habitable y participativo”. Con el mismo espíritu constructivo y responsable, aunque también crítico y reivindicativo, la Federación Vecinal celebra hoy sus 45 años de existencia.
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