El 76% de las enfermeras madrileñas dicen haber sufrido más de 5 agresiones a lo largo de su vida laboral
- En los dos últimos años, el 65% de las enfermeras de nuestra región denuncian haber sufrido algún tipo de agresión por parte de pacientes y/o familiares.
- Del porcentaje de enfermeras y enfermeros madrileños agredidos cuando desarrollaban su labor asistencial, el 47% lo ha sido hasta en cinco ocasiones y casi el 30% afirma que ha sufrido una agresión en más de 6 ocasiones (un 17% de estos indica que ha sido agredido más de 10 veces).
Madrid, 4 de mayo de 2022.- Ocho de cada diez enfermeras y enfermeros de nuestro país han sido agredidos mientras desempeñaba su labor asistencial y de cuidados en un centro sanitario o sociosanitario. Cifras similares a las recogidas entre las enfermeras madrileñas, de las que cerca de la mitad lo han sido hasta en cinco ocasiones y casi el 30% indican que lo han sido en más de 6 ocasiones.
Así se desprende de la macroencuesta realizada por el Sindicato de Enfermería, SATSE, a un total de 7.359 enfermeras y enfermeros de todas las comunidades autónomas, además de Ceuta y Melilla, para hacer una “radiografía” actualizada sobre el grave problema de violencia en el ámbito sanitario que se sufre en el conjunto del Estado.
En concreto, el 81,84% de las enfermeras y enfermeros madrileños consultados por SATSE ha sufrido alguna agresión, ya sea física (empujones, retenciones involuntarias, puñetazos…) o verbal (amenazas, vejaciones, insultos…) a lo largo de su vida laboral por parte de pacientes y/o familiares.
El mayor porcentaje de enfermeras y enfermeros agredidos se ha registrado en los servicios de Urgencias y Emergencias, ya que a nivel nacional hasta en el 88,08% por ciento de los profesionales que trabajan en este ámbito asistencial aseguran haber sido víctimas de una o más situaciones de violencia hacia su persona.
Del porcentaje de enfermeras y enfermeros madrileños agredidos, el 46,87% lo ha sido hasta en 5 ocasiones (48,44% a nivel nacional); el 23,50% en una única ocasión (25,21% en los datos estatales); el 12,68%, entre 6 y 10 ocasiones (datos similares a los del resto del Estado) y casi el 17% en más de 10 ocasiones, frente al 14,29% nacional.
En el caso de los profesionales que se encuentran ahora en paro, pero que han trabajado meses atrás condiciendo con la crisis sanitaria del Covid-19, y que suelen ser los más jóvenes, el porcentaje aumenta hasta el 63,16% a nivel nacional en el caso de los que han resultado víctimas de violencia hasta en cinco ocasiones.
En concreto, en los dos últimos años, marcados sanitariamente por la pandemia del Covid-19, han sufrido algún tipo de agresión el 67,30 por ciento de las enfermeras y enfermeros de nuestro país. Un porcentaje que también se incrementa hasta el 89,47 por ciento en el caso de los profesionales ahora desempleados que fueron contratados de manera temporal para hacer frente a la grave crisis sanitaria.
Asimismo, los profesionales de Enfermería piensan que el ambiente laboral en los centros sanitarios y sociosanitarios, así como la relación con los pacientes, ha empeorado en los dos últimos años, y así lo manifiesta el 76% de las enfermeras y enfermeros consultados (el 74,39% en el caso de los profesionales madrileños).
Al preguntar por el tipo de agresión sufrida, y teniendo en cuenta que un tipo de agresión no excluye a otra, y que una misma persona puede sufrir distintos tipos de agresiones, incluso dentro de un mismo acto de violencia, se constata que, mayoritariamente en la Comunidad de Madrid, son los insultos (78,96%) y amenazas (75,04%) las formas más frecuentes de agresión, seguidas de las vejaciones (33,38%). En lo referido a las agresiones físicas, éstas las han sufrido el 16,84% de los encuestados/as madrileños. Datos, en su conjunto, similares a los de índole estatal.
Cifras todas ellas muy graves y alarmantes, concluye SATSE, que deberían hacer actuar de manera conjunta, coordinada y eficaz a todas las administraciones públicas y empresas sanitarias privadas, teniendo como referente una Ley estatal que luche contra esta grave lacra que afecta especialmente al colectivo de enfermeras y enfermeros por su relación más estrecha y cercana con el paciente y sus familiares.