Liliana Saeb / Wikimedia •  Víctor Flores García /Sputnik •  Actualidad •  04/07/2020

México, de la fortaleza agroindustrial a una inminente crisis alimentaria

Se pronostica que casi 48 por ciento de los mexicanos serán pobres y 16 por ciento se encontrarán en pobreza extrema al final de este año a causa de la pandemia de Covid-19.

México, de la fortaleza agroindustrial a una inminente crisis alimentaria

Una de las consecuencias más preocupantes de la paralización de la actividad económica en este país latinoamericano es que podría dejar de ser una potencia agroindustrial y sufrir crisis alimentaria inminente. La primera alarma llegó de boca de la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, quien advirtió a mediados de junio pasado que más de 83 millones de latinoamericanos están al borde del hambre, y que la carencia de alimentos ya afecta a uno de cada cuatro mexicanos.

Respaldada por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés), Bárcena alertó «un aumento en la posibilidad de una crisis alimentaria», que podría revertir dos décadas de avances en combate a la pobreza extrema y al hambre en Latinoamérica y el Caribe.

Millones en pobreza extrema

Se pronostica que casi 48 por ciento de los mexicanos serán pobres y 16 por ciento se encontrarán en pobreza extrema al final de este año a causa de la pandemia de covid-19. Un anuncio sombrío llegó de la FAO: para diciembre próximo la cantidad estimada de personas sin ingresos suficientes para una canasta básica sumarán casi 22 millones, de los 127 millones de habitantes totales de este país.

La gran paradoja es que la segunda economía latinoamericana es una potencia agroindustrial que en el primer trimestre de enero a marzo de 2020 exportó poco más de 10.300 millones de dólares en frutas y hortalizas, sobre todo a EEUU, un crecimiento de casi 8 por ciento comparado con 2019.

Pero aún hay esperanza, ya que una pieza clave para ese escenario funesto todavía no entra en el rompecabezas: una reducción de remesas provenientes de los migrantes que viven en EEUU y que ayudan sobre todo millones de familias del empobrecido sureste, la mayoría indígenas.

La súplica de la FAO

Julio Berdegué, representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, pidió a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador hacer más esfuerzos en la dirección correcta. Por ejemplo, elogió sus políticas de apoyo al campo, como el programa Sembrando Vida, que subsidia a plantaciones frutales y maderables en el atrasado sureste. Esos programas sociales «están bien enfocados», reconoció el alto cargo de la FAO.

Sin embargo, lo acompañó de una tonada que no gusta en el Palacio Nacional: «Si no hay un paquete integral, rotundo, que permita contenerlos, sí aumentarán los niveles de hambre y de inseguridad alimentarias». Bárcena también elogió a López Obrador por «impedir que se socialicen las pérdidas y se privaticen las ganancias».

Pero a renglón seguido le pidió más medidas de estímulo al sector privado, que «son muy urgentes» para contener el incremento de la pobreza y la pobreza extrema, que podría financiar con créditos con el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo. El líder de la izquierda nacionalista rechaza de un tajo esos consejos, pues es reacio a contratar nueva deuda pública, otorgar créditos a empresas, suprimir o aumentar impuestos.

Ayuda del cielo

El martes 30 de junio pasado, Lina Pohl, representante de la FAO México, declaró a la prensa mexicana que la región ha tenido un retroceso histórico en su lucha contra el hambre, y que «se va a perder en pocos meses lo que se había logrado en dos décadas» . Y este país «no ha sido la excepción», acotó. Pohl señaló que a México le cae del cielo una señal positiva por el clima de este año. Las lluvias que llegan con tormentas eléctricas han sido suficientes y no hay riesgo de pérdida de cultivos, por ahora. Gracias ellas, la producción y abasto de alimentos todavía no es un problema.

Y, con la entrada en vigor del nuevo tratado de libre comercio de Norteamérica, la FAO cree que «el sector agrícola está preparado para arrancar». Pero la funcionaria pone una condición en la que López Obrador no cede: los apoyos a las empresas del sector. «Por supuesto que hay que ayudar a ciertas empresas para que continúen funcionando y tengan liquidez, pero el foco principal, la prioridad que debe haber, es atender a esta gente que va ingresar a la línea de la pobreza extrema» explicó.

Por ahora, México aparece con reservas suficientes en cereales, maíz, y frijol Pero debe enfrentar «la doble carga de la malnutrición»: un 15 por ciento de los menores de 15 años tiene bajo peso y desnutrición crónica.

Este viernes 3 de julio, López Obrador pareció perder la paciencia con su compatriota Bárcena, a quien considera una funcionaria internacional «progresista». Otra advertencia de la Cepal sobre unas 500.000 empresas formales en riesgo de desaparecer en los próximos seis meses debido a la pandemia lo llevó a la sinceridad. «Estos de la Cepal, aunque son progresistas, no dejan de tener algo de influencia del Fondo Monetario Internacional (FMI), los embarga también el pesimismo, con todo respeto», respondió el mandatario. Y descartó el tema.


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