Coordinadora Ecoloxista: «Tras la ola de incendios qué hacemos»
El primer paso consistirá en elaborar un detallado plan de actuación identificando uno a uno los pueblos y zonas donde se vienen produciendo incendios de forma sistemática. A continuación se programarán visitas y reuniones con los vecinos y ganaderos de dichos pueblos en las que se les transmitirá información seria y rigurosa sobre los efectos del fuego en el monte a corto y largo plazo. Seguidamente se tratará de encontrar de forma consensuada las mejores soluciones y alternativas al uso del fuego en cada caso, en cada monte y en cada pueblo.
La Coordinadora Ecoloxista vuelve a reclamar que la lucha contra los incendios está en la prevención, y dentro de ésta en actuar sobre las causas que los provocan. Se deben centrar los esfuerzos e inversiones en prevenir los incendios provocados para generar pastos, que suponen casi el 80% de los incendios en Asturias. Estos datos provienen de la Fiscalía de Medio Ambiente del TSJA, de las BRIPAS de Bomberos de Asturias y del SEPRONA. Por tanto la fiabilidad de los datos es de la máxima consistencia y no se puede demorar por mas tiempo medidas eficaces contra este grave problema ambiental.
Por tanto, una vez establecidas las causas de manera incontrovertible, aquí se acaba el debate. Ahora hay que saber cuales son las medidas más adecuadas para prevenir la aparición de estos incendios. Hay que buscar medidas eficaces pero también eficientes. Por ejemplo, eliminar la mayor parte del combustible de los montes, sin duda, puede ser una medida muy eficaz porque dificultaría el inicio y propagación del fuego, pero sería una medida ineficiente porque el coste económico resultaría desproporcionado y astronómico en relación a la meta perseguida. Por tanto, hay que buscar alternativas más realistas.
–Acciones de información, persuasión y negociación con el mundo rural.
Ante todo hay que aproximarse al mundo rural tratando de comprender el papel que siempre jugó el fuego en la cultura ganadera, que podríamos denominar la cultura del fuego. El fuego siempre se usó como instrumento de gestión de pastos, para deshacerse de los rastrojos, para limpieza de matorrales, etc. Por tanto hay que ser capaces de integrar las políticas de prevención desde esa realidad.
El primer paso consistirá en elaborar un detallado plan de actuación identificando uno a uno los pueblos y zonas donde se vienen produciendo incendios de forma sistemática. A continuación se programarán visitas y reuniones con los vecinos y ganaderos de dichos pueblos en las que se les transmitirá información seria y rigurosa sobre los efectos del fuego en el monte a corto y largo plazo. Seguidamente se tratará de encontrar de forma consensuada las mejores soluciones y alternativas al uso del fuego en cada caso, en cada monte y en cada pueblo. Toda esta operación, no va a ser fácil por la ancestral desconfianza del habitante del mundo rural hacia la Administración, por eso hay que ser muy cuidadosos y el programa debe ser desarrollado por personal entrenado en las relaciones con la población rural.
–Alternativas al uso del fuego para crear pastos.
Cualquier medida que se lleve a cabo ha de partir siempre del presupuesto de haber sido previamente estudiada, debatida, negociada y consensuada con los vecinos y vecinas. Poner en marcha “Mesas del Fuego”.
Aunque en este terreno ya está todo inventado, lo que se tiene es que ofrecer al sector agroganadero la posibilidad de contar con alimento para sus reses sin necesidad de utilizar el fuego descontrolado como forma de crear y regenerar pastos. Las líneas de actuación serían cuatro:
– Roturación y mantenimiento de pastizales.
– Desbroces.
– Quemas controladas.
– Ordenación de los usos del monte.
–Medidas de protección, prevención y regeneración del monte.
Las medidas que vienen a continuación se pondrían en marcha una vez consolidadas las dos líneas de actuación anteriores. Esto es así porque antes se deben haber ofrecido alternativas claras y viables, y sobre todo haberlo hablado y negociado previamente con la población rural. Pero una vez realizadas estas actuaciones, una cosa debe quedar clara: Nadie puede obtener jamás beneficio de un monte quemado. Las medidas serían básicamente tres:
– Prohibición del pastoreo en las zonas quemadas, volver a los acotamientos.
– Retirada de las ayudas y subvenciones a los montes quemadosc, como obliga la normativa
– Cambio en el modelo de vigilancia de montes en época de riesgo y reforzamiento de las BRIPAS garantizando su independencia y completando las vacantes que tiene que son el 30% del total de efectivos.