Los proyectos de cooperación y solidaridad para paliar las desigualdades sociales
Muchas son las congregaciones religiosas que desarrollan su actividad de voluntariado en regiones de África y de otros muchos lugares del mundo con el propósito de, por un lado, llevar la Palabra de Dios a sus gentes y, por otro, proveer de todo lo que necesitan para vivir y asegurarles un mejor futuro. Y es que son muchas las zonas de este maravilloso continente que se encuentran devastadas por la guerra, las hambrunas y, en general, conflictos de todo tipo.
Este es el caso, por ejemplo, del Instituto de religiosas de San José de Gerona, el cual ha enviado a 14 jóvenes postulantes en la formación de la vida religiosa a Ruanda y, en concreto, a Kamatongo. Un proyecto que tendrá una vigencia de dos años y en el que se desarrollarán una gran variedad de tareas.
En primer lugar hay que decir que este proyecto cuenta con una gran variedad de objetivos. Entre ellos, el de colaborar con la formación de los postulantes más jóvenes y ayudarles a descubrir y potenciar sus habilidades relacionadas con las manualidades, la música, la costura, la expresión corporal o la decoración es uno de los más importantes. De igual modo, proveerles de los materiales necesarios para el desempeño de estas tareas también lo es.
De igual modo, este instituto también trata de fomentar la expresión oral de la lengua francesa, así como profundizar en el uso de las nuevas tecnologías y la lectura comprensiva de los textos. Todo, en definitiva, con el propósito de colaborar en la integración de los grupos y a inculcar una serie de valores que puedan serles útiles en su vida diaria tanto a nivel físico como espiritual.
Por su parte, dejando a un lado este proyecto, este instituto de religiosas de Gerona también se encuentra en pleno desarrollo de actividades relacionadas con el voluntariado en México, Argentina y República Democrática del Congo. En este sentido hay que añadir que están llevando a cabo la rehabilitación de los techos del Centro Nutricional de Nyasrusange de Ruanda, la construcción del área de maternidad del Centro de Salud y de un molino de caña en Rubare, República Democrática del Congo, la edificación de la Casa del Buen Samaritano en la provincia argentina de Córdoba y la reposición del equipo sanitario del Hogar de los Tres Reyes de Tizimin en México.
Esta intensa actividad de voluntariado tiene sus orígenes en 1870, momento en el que se fundó el instituto. En cualquier caso, en estos momentos, la encargada de gestionar y dirigir la obra social de la congregación es la Hermana Ana Mérida Montoya, la cual está desarrollando una magnífica labor con la finalidad de paliar los efectos de la crisis económica que está afectando intensamente al mundo entero. Y es que toda ayuda es poca para ayudar al desarrollo de los más necesitados.