Las asociaciones Ecologistas en Acción Zamora y Ecoloxistas en Acción Galiza se desvinculan de la organización por su laxitud en la lucha contra los megaproyectos eólicos y solares que amenazan el territorio y las comunidades rurales
Ambos colectivos, así como decenas de activistas de otras zonas del Estado, abandonan su relación con Ecologistas en Acción al considerar que la actual estructura directiva no atiende al ecologismo de base, algo que que en estos momentos consideran imprescindible para hacer frente al nuevo colonialismo energético y la amenaza que sufren extensas áreas peninsulares.
En una nota de prensa emitida de manera oficial por ambas entidades a los medios de comunicación «las diferencias de fondo de carácter estratégico se han hecho evidentes en el último año, con posicionamientos radicalmente distintos en cuanto a la expansión de las macro renovables tanto terrestres como marítimas«, lo que les ha empujado a emprender un camino radicalmente distinto para hacer frente aa «una expansión precipitada y sin apenas límites que podría suponer un daño irreparable para la biodiversidad, los paisajes, la economía tradicional rural y los valores socio culturales».
Las asociaciones Ecoloxistas en Acción Galiza y Ecoloxistas en Acción Zamora consideran que «es urgente situarse al lado de las plataformas territoriales y asumir los retos que solicita la sociedad civil en cuanto a participación ciudadana y pública» dado que «en uno y otro caso los logros son evidentes» al haber conseguido en Galicia la desestimación de 9 grandes parques eólicos y en Zamora, el soporte a la población afectada con un sinnúmero de alegaciones y recursos. «Sin embargo, todo este trabajo ha sido llevado a cabo sin el apoyo Confederal de Ecologistas en Acción y en algunos casos con fuertes discrepancias», denuncian.
Para los colectivos es necesaria una refundación del activismo ecologista «alejado de toda tentación que nazca del capitalismo verde», la dependencia de subvenciones públicas como actualmente sucede, o la aceptación de una transición energética impuesta «que siembra muchas dudas tanto desde el punto medioambiental como socioeconómico». Además priorizan la redefinición de la lucha social apuntando hacia el origen sistémico del actual caos climático, que no es otro que el consumismo capitalista. «Vienen tiempos de aceptación de los errores a escala global y de regreso a lo cercano y realmente sostenible», exponen, lo que es motivo para «no permitir una actuación de brocha gorda sobre los territorios rurales para, en muchos casos, borrarlos del mapa» convirtiendo extensas áreas de todo el país en «zonas de sacrificio».
En este sentido, ambos grupos manifiestan su determinación a continuar luchando en defensa del medioambiente y el bienestar de la población y asumen esta nueva etapa con ilusión, esperando encontrar «nuevas alianzas en ella».