Redacción •  Actualidad •  09/08/2024

«Los fuegos de la Comunidad de Madrid se pueden reducir actuando sobre las causas»

  • Organizaciones ecologistas madrileñas exigen a la Comunidad de Madrid que tome medidas contra las causas que originan los incendios forestales, no contra la biodiversidad de los montes.
  • En los últimos cuatro años se han quemado 2.657,45 hectáreas a pesar de que cada año han ido aumentando los presupuestos y el número de efectivos destinados a la lucha contra los incendios forestales en la Comunidad de Madrid.
  • La Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA), la Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, el Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA), Jarama Vivo y Liberum Natura reclaman que se tomen medidas eficaces y se hagan públicas las estadísticas anuales sobre incendios forestales en la región.
«Los fuegos de la Comunidad de Madrid se pueden reducir actuando sobre las causas»

Vuelven los fuegos a la Comunidad de Madrid. Intencionados, imprudencias, labores con maquinaria agrícola, mantenimiento deficiente de instalaciones y gamberrismo están detrás de la mayoría de los incendios que se están produciendo en la Comunidad de Madrid. A pesar del aumento en las inversiones que la Comunidad de Madrid ha realizado en la lucha contra los incendios forestales con respecto a 2023, un 5,3% más este 2024, hasta alcanzar los 47 millones de euros, 2,4 millones de euros más que en el ejercicio anterior, estos no han dejado de producirse aunque existen suficientes datos y tecnología como para que se tomen medidas con antelación, y evitar al menos en parte, los fuegos que se están produciendo en la Comunidad de Madrid.

En lo que va de año y sobre todo desde el 15 de junio que comenzó el Plan de Protección Civil contra incendios forestales, las organizaciones ecologistas han calculado, por los datos recogidos de la Agencia de Seguridad y Emergencia Madrid 112 -ya que ni el Ministerio para la Transición Ecológica ni la Comunidad de Madrid ofrecen esa información- que han ardido más de 1.200 hectáreas. Una cifra equivalente, para el mismo mes, a las 1.290 ha que ardieron en los últimos tres años, tan sólo superada por las 1.326 hectáreas de 2020. Dada la intensidad de conatos en incendios, es previsible que a finales de verano se haya superado esa cifra.

Estos datos no han impedido que el consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo, en un alarde de autobombo haya anunciado las bondades de su consejería al esclarecer el 82% de los fuegos que se produjeron en la Comunidad de Madrid durante el año 2022, trabajo habitual de las Brigadas Especiales de Incendios Forestales (BEIF). O el control de las 34 torres de vigilancia que ejerce sobre el terreno en la detección de cualquier foco de fuego, añadiendo que este año son 149 profesionales más los que se han incorporado a la lucha contra el fuego, llegando a 5.924 efectivos, lo que supone una cifra récord.

Algunos de los incendios producidos se podrían haber evitado si se hubiera llevado a cabo las medidas que la Comunidad de Madrid tiene recogida en el Plan Especial de Protección Civil de Emergencia por Incendios Forestales (INFOMA). Este Plan prohíbe y limita el empleo de cualquier instrumento, vehículo o aparato (desbrozadoras, radiales, motosierras, así como cosechadoras, segadoras o tractores con aperos) que pueda generar  chispas, deflagración, calor o descargas eléctricas en los montes y en las áreas rurales situadas en una franja de 400 metros alrededor de zonas forestales, desde  el 15 de mayo y hasta el 31 de octubre -época de riesgo medio y alto- sin una autorización expresa de la Dirección General de Emergencias. La falta de ese control y vigilancia ha propiciado los incendios más importantes que se han producido:

  • El incendio de Loeches, que ha calcinado 720 hectáreas de cultivo, pasto y bosque mediterráneo en regeneración se produjo por el empleo, en las horas de más calor, de una cosechadora que trabajaba en la zona, y que carecía de los medios de extinción que obliga la ley, como batefuegos, extintores o mochila de agua.
  • El primer incendio de El Molar se debió al incendio de un camión que prendió en el arcén de la autovía A-1, pasando al monte. Este año han sido numerosos los casos de incendios forestales producidos por esta causa. Numerosas cunetas de carreteras acumulan basura (botellas, plásticos, papeles) y vegetación herbácea que no se han eliminado. Esta situación favorece la propagación del fuego en caso que se tiren colillas, ´práctica prohibida pero sobre la que no se actúa.
  • El segundo incendio de El Molar, que también ha afectado al término de Pedrezuela tuvo su origen en el empleo de una radial mientras se realizaban unos trabajos.

La vegetación no es responsable de los incendios

Los colectivos ecologistas reclaman la limpieza de las cunetas de las carreteras y que se sensibilice a la población de que no se tiren residuos ni colillas por las ventanas de los vehículos. Esto, en la Comunidad de Madrid sería más eficaz, en la prevención de incendios que desbrozar zonas con alto valor ecológico. En este sentido, las seis organizaciones madrileñas, recuerdan las numerosas denuncias interpuestas contra el Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid por actuaciones gravemente impactantes, injustificadas, sin planificación y muy opacas, en el medio natural de la región, como en la Sierra Norte de la región. La vegetación no es la responsable de los fuegos, salvo los incendio originados por rayos, el resto tiene su origen en el ser humano.

Las organizaciones ARBA, la Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, GRAMA, Jarama Vivo y Liberum Natura que la mayoría de los incendios podrían evitarse si se tomasen las medidas adecuadas, especialmente de sensibilización. Por ejemplo no parece razonable que hayan desaparecido las campañas de concienciación desarrolladas en el pasado siglo. Tras más de 50 años de acciones de concienciación preventiva contra los incendios forestales en España, es necesario seguir recordando que al llegar el verano aumenta este riesgo y educar a la población para que extremen las precauciones.

Paralelamente a las medidas de concienciación, sería necesario incrementar la vigilancia en el medio natural y periurbano. Si en la Comunidad de Madrid las principales causas  de incendios son la quema de residuos o restos agrícolas, el incendio de vehículos, el uso de maquinaria en el monte como desbrozadoras, equipos de soldadura o radiales, y problemas en la red eléctrica o actos vandálicos es inexplicable que no se tomen medidas concretas en cada uno de estos supuestos.

Igualmente es necesario restringir temporalmente actividades de alto riesgo, como el tránsito y estacionamiento de vehículos en zonas forestales, la celebración de eventos en las decenas de fincas ilegales de bodas diseminadas por toda la región, el uso del fuego en fiestas patronales, etc.

Por último con esclarecer los casos no es suficiente, debe existir un mecanismo disciplinario real y efectivo que sea ejemplarizante. Esa “libertad” de la que hace gala el Gobierno de la Comunidad de Madrid puede ejercerse con responsabilidad y concienciación, sin poner en riesgo el patrimonio natural, vidas y bienes.


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