Escasas, radioactivas y poco rentables: así son las tierras raras en España
Pese al supuesto «boom» impulsado por la propaganda de pago de la industria extractiva aspirante a un nuevo «pelotazo minero» la realidad es que ni la Península Ibérica es China ni el país está llamado a suplir de manera sostenida las necesidades europeas por la baja concentración del mineral y sus numerosos efectos indeseados.
Los magnates de la denominada Gran Minería se apoyan en informes de, a su vez, grandes bancos de inversión, que auguran de manera interesada un espectacular aumento en la demanda de tierras raras para satisfacer la demanda de coches eléctricos o aerogeneradores.
Esta línea marcada por las grandes corporaciones es la que siguen empresas mineras de menor entidad, como Quantum Minería S.L., que recientemente vio cancelado su proyecto para extraer tierras raras en una zona de alto valor natural y agropecuario en la provincia de Ciudad Real.
En una sentencia que sienta un precedente a nivel de protección medioambiental en España, el Tribunal Superior de Castilla-La Mancha concluyó la negativa del Gobierno autonómico a aprobar la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto como «debidamente motivada» concluyendo que tanto los informes técnicos como la resolución de la Junta contaban con «un amplio contenido técnico científico y jurídico».
En este sentido, el Alto Tribunal recordó en enero que los informes aportados por la minera presentaban un carácter «claramente voluntarista» y que la documentación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) minusvaloraba «los efectos reales sobre el terreno» y estaba sustentada «nada más que por criterios no objetivos» con el único propósito de desarrollar la actividad extractiva, considerando además el agua como un mero servicio y no «como un vector integrante y esencial del medio ambiente».
EL IMPACTO RADIOACTIVO DE LAS TIERRAS RARAS, EL GRAN DESCONOCIDO
Desde asociaciones como la Plataforma Sí a la Tierra Viva, que desde el Campo de Montiel combatió el proyecto minero de Quantum Minería y las aspiraciones de su responsable Enrique Burkhalter, se advierte además que aparte de la escasa rentabilidad de este tipo de explotaciones a nivel local por sus numerosos impactos negativos sobre el tejido productivo de las comarcas, está la insalvable problemática generada por el hecho del impacto radioactivo de la extracción del mineral.
De hecho, a nivel técnico el colectivo advirtió que el concentrado de monacita gris que pretendía extraerse en el proyecto de Quantum, a partir de la documentación aportada por la empresa, contenía elevadas concentraciones de radionucleidos naturales que superaban «en órdenes de magnitud» las concentraciones presentes en suelos sin perturbar, pudiendo definirse la planta de tratamiento del mineral como una industria NORM (Naturally Occurring Radioactive Material), esto es, una instalación que propicia la concentración de radionucleidos y puede acarrear el riesgo de impacto a partir de la exposición a radiaciones ionizantes a trabajadores y población circundante debido a la presencia en el mineral de elementos como el torio y el uranio.
El Planteamiento de la Plataforma se vio refrendado poco después por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), pues en la respuesta del regulador atómico durante la fase de consultas al Gobierno de Castilla-La Mancha, el organismo se pronunció sobre los proyectos de Quantum Minería considerándolos «susceptibles de generar un impacto radiológico para los trabajadores, el público y el medio ambiente».
En este sentido, Sí a la Tierra Viva ya había dado a conocer uno de los informes más completos elaborados a nivel internacional por la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos (EPA) en el que, a través de más de 50 referencias científicas propias y externas, se alertaba de los efectos adversos de este tipo de minería sobre personas, animales y plantas por la ingestión de agua, polvo y alimentos contaminados con tierras raras.