Redacción •  Actualidad •  11/08/2021

PCE y la Juventud Comunista en Aragón ante la violación grupal en Zaragoza: «Deseo… de dominación»

No nos cansaremos de denunciarlo: este sistema patriarcal está apoyado en un sistema de clases donde las mujeres ocupamos el último peldaño.

PCE y la Juventud Comunista en Aragón ante la violación grupal en Zaragoza: «Deseo… de dominación»
Comunicado
11 de Agosto de 2021.

El PCE y la Juventud Comunista en Aragón queremos mostrar nuestro más profundo asco y repulsa por la recientemente conocida violación grupal en Zaragoza, y queremos trasladar a la mujer víctima todo nuestro cariño, apoyo y solidaridad.

Esta semana nos hemos sacudido con el descubrimiento de una nueva violación grupal en la capital aragonesa, conocida a través de los vídeos que los propios violadores grabaron de la misma, durante los dos días que mantuvieron a la mujer secuestrada y drogada.

Cada vez son más las violaciones grupales que conocemos. La construcción del ideario de una masculinidad dominadora, patriarcal, con la permanente necesidad de demostrar “lo macho” que se es, junto con el consumo de determinadas formas de pornografía donde las violaciones grupales son el argumento, nos reafirma en nuestra demanda de la imperiosa necesidad de construir nuevas formas de masculinidad donde la igualdad entre los géneros esté en la base. Además, seguiremos denunciando a la pornografía como una industria que construye un imaginario sobre la sexualidad terriblemente dañino, y que va de la mano a la ausencia de educación sexual sana y respetuosa en nuestra sociedad.

Pero este caso tiene otros dos tintes también cada vez más frecuentes: la retención contra su voluntad durante varios días y la grabación en vídeo de las violaciones. Estas dos circunstancias nos refuerzan en la denuncia de que no son personas enfermas, si no hijos sanísimos de este patriarcado, capaces de planificar y de organizar la tortura de una mujer, puesto que la consideran el eslabón más bajo de su estructura social. Las grabaciones en vídeo de las mismas, por otro lado, para ser visionado con posterioridad, nos demuestran que no hay ningún tipo de remordimiento, de conciencia de daño. Debemos repensar nuestras campañas, nuestras acciones de denuncia, porque hay una parte de la sociedad, la más agresiva probablemente, a quienes no les está llegando siquiera la vergüenza por sus actos.

Una vez más un grupo de hombres se han considerado con la autoridad suficiente como para retener, maltratar y violar a una mujer, sólo por el hecho de serlo. No nos cansaremos de denunciarlo: este sistema patriarcal está apoyado en un sistema de clases donde las mujeres ocupamos el último peldaño. Por eso gritaremos una y mil veces que sólo con un feminismo anticapitalista seremos capaces de construir una sociedad donde merezca la pena vivir. ¡Ni una mujer más víctima de la violencia patriarcal!


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