Organizaciones ecologistas piden crecidas fluviales frente a fumigaciones con pesticidas
Este año se ha reducido notablemente la presencia de mosca negra en los ríos Jarama y Henares. Las organizaciones ecologistas Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA), Asociación Ecologista del Jarama “El Soto”, Ecologistas en Acción, Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA) y Jarama Vivo, lo atribuyen a las crecidas primaverales asociadas al deshielo del enorme volumen de nieve que dejó Filomena. Estas crecidas arrastraron la vegetación que usa el insecto para hacer sus puestas. Los colectivos ambientalistas reclaman la reproducción de crecidas naturales. Una solución más saludable que las arriesgadas y rutinarias fumigaciones con pesticidas que aplican los ayuntamientos.
La mosca negra es un insecto autóctono que provoca mordeduras dolorosas y molestas a personas y ganado. Su proliferación es producto de la combinación de varios factores: el mal estado de los ríos, la reducción de depredadores naturales (aves insectívoras como golondrina, avión, murciélagos o sanguijuelas que devoran las larvas) y las altas temperaturas. La mosca negra pone sus huevos sobre la vegetación, en los ríos. La mala calidad del agua con presencia de fosfatos, nitratos y materia orgánica, favorece el crecimiento de macrófitos (plantas acuáticas). La escasa corriente y la práctica desaparición de crecidas de los cursos fluviales, favorece el crecimiento de la vegetación y, por tanto, la proliferación de puestas y eclosión de mosca negra. En los últimos años, este insecto se ha desplazado desde la cuenca del Ebro hacia otras zonas al sur, como los ríos Jarama y Henares, en la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, este año, las fuertes crecidas en los ríos, asociadas al deshielo del fenómeno meteorológico Filomena, eliminó la vegetación acuática de fondo de los cauces. Con ella desaparecieron gran parte de las larvas del insecto. Esto ha sido evidente en el Jarama y en el Henares, donde las crecidas fueron muy importantes. Sin embargo, en el río Tajo (Aranjuez) y en el río Manzanares (Perales del Río-Getafe) las crecidas fueron muy limitadas por la mayor regulación de sus caudales y en consecuencia, las molestias han permanecido como otros años. En definitiva, todo apunta a que las crecidas reducen las poblaciones de este molesto insecto, además de que regeneran y limpian el cauce de los ríos.
Precisamente, las organizaciones ecologistas ARBA, Asociación Ecologista del Jarama “El Soto”, Ecologistas en Acción, GRAMA y Jarama Vivo, llevan años reclamando al Canal de Isabel II que se reproduzcan las crecidas primaverales naturales de los ríos. Para ello, bastaría liberar un mayor volumen de agua puntualmente y de forma controlada, desde las presas de cabecera o de tramos medios.
Esta dinámica favorecería la salud de los ríos, reduciría la acumulación de vegetación en cauces y riberas y, con ello, la proliferación de plagas. De esta forma no sería necesaria la utilización masiva de plaguicidas que están contribuyendo a la desaparición de numerosas especies de insectos: libélulas, polillas, mariposas, saltamontes, grillos, etc y con ellos la disminución drástica de especies insectívoras que podrían controlar estas nuevas plagas, especialmente murciélagos.
Esta propuesta de liberación de caudales estacionales está prevista en el Plan Hidrológico de la cuenca del Tajo para regenerar el cauce, arrastrando sedimentos y vegetación, pero también para minimizar estas posibles plagas de nuevos insectos que se adaptan a cauces con poca corriente.
La escasa afección de la mosca negra, este año, en los ríos Jarama y Henares debería ser tenida en cuenta, especialmente por los ayuntamientos ribereños para que abandonen la rutina de los tratamientos masivos con pesticidas que no son tan inocuos como pretenden (Vectobac, el biocida que habitualmente se utiliza requiere de autorización previa por los potenciales riesgos sanitarios).
Las organizaciones ecologistas animan a los municipios a que en lugar de fumigar, exijan mancomunadamente al Canal de Isabel II que garantice todos los años una o dos crecidas primaverales importantes, desde los embalses de cabecera. Salvo situaciones de extrema sequía hay agua suficiente todos los años en los embalses de cabecera para estos desembalses controlados, como ya se comprobó en el verano de 2002 liberando 4,3 hm3.
Las organizaciones ecologistas ARBA, Asociación Ecologista del Jarama “El Soto”, Ecologistas en Acción, GRAMA y Jarama Vivo, recuerdan que entre sus reiteradas peticiones a las instituciones públicas se encuentran las siguientes:
- Respetar la legislación de aguas en la gestión de caudales que lleva a cabo el Canal de Isabel II en los embalses de cabecera, garantizando anualmente desembalses controlados en Primavera que arrastren la vegetación acuática donde se desarrollan las larvas de mosca negra, y al tiempo regenere los cauces de los ríos madrileños como prevé la Directiva Marco del Agua.
- Un Plan Comarcar frente a las potenciales plagas de la mosca negra, basado en criterios científicos. Que fomente la recuperación de especies insectívoras, cambios en los regadíos agrícolas, etc., que oriente y coordine las iniciativas de los ayuntamientos.
- Poner fin a las fumigaciones rutinarias que realizan los ayuntamientos, peligrosas y, en ocasiones, ilegales, que practican algunos ayuntamientos, reduciendo su empleo a situaciones y autorizaciones excepcionales.