Redacción •  Actualidad •  13/02/2022

El año 2021 se cerró con una cifra provisional de 705 muertes por accidente de trabajo en España

  • El total de accidentes con baja se eleva a 572.448, lo que supone un incremento del 17,9% respecto a 2020, un año en el que se produjo descenso brusco de la siniestralidad debido a los efectos de la pandemia en la actividad productiva.
  • Destaca, sin embargo, el caso de las actividades sanitarias y de servicios sociales, única sección de actividad que en 2020 aumentó su índice de incidencia (9,3%) y en 2021 ha crecido con aún más intensidad (11,9%). Este dato es la constatación palpable del deterioro de las condiciones de trabajo en los sectores sanitario y sociosanitario durante los dos años de pandemia.
El año 2021 se cerró con una cifra provisional de 705 muertes por accidente de trabajo en España

El avance de estadísticas de accidentes de trabajo (AATT) correspondiente al periodo enero-diciembre de 2021 recién publicado por el Ministerio de Trabajo muestra un importante crecimiento del conjunto de accidentes de trabajo. El total de AATT con baja se elevó a 572.448, con un incremento del 17,9% respecto a 2020, siendo más acusado el aumento en los AATT in itinere (31,3%) que en jornada (16,2%).

En cuanto a los índices de incidencia en jornada de trabajo, que muestran la siniestralidad relativa expresada en número de accidentes de trabajo por cada 100.000 personas trabajadoras ocupadas, el conjunto de los sectores experimentó un incremento del 13,3%, destacando los repuntes en la hostelería (35,7%), las actividades administrativas y servicios auxiliares (16,8%), la Administración Pública y defensa, Seguridad Social obligatoria (13,0%) y las actividades sanitarias y de servicios sociales (11,9%).

Sin embargo, es conveniente analizar estos datos con prudencia debido a que 2020 fue un año anómalo por el impacto de los efectos de la pandemia en las estadísticas de AATT, produciéndose una reducción espectacular del número de AATT con baja, especialmente in itinere. Todo indica que el motivo que explica los incrementos de 2021 no es otro que la recuperación progresiva de la actividad productiva durante los últimos 12 meses, algo que se puede apreciar incluso al analizar la evolución en las diferentes secciones de actividad.

Buen ejemplo de ello son los casos de la hostelería y las actividades administrativas y servicios auxiliares, anteriormente reseñadas y que en 2020 redujeron su índice de incidencia en jornada de trabajo de manera notable (-42,7 y -20%, respectivamente).

Sin embargo, el caso de las actividades sanitarias y de servicios sociales es muy diferente. En 2020 fue la única sección de actividad que aumentó su índice de incidencia (9,3%) y en 2021 ha crecido con aún más intensidad (11,9%), a pesar de que en este último año los partes de AATT por COVID19 se han reducido en este ámbito gracias a la eficacia de la vacunación. Este dato es la constatación palpable del deterioro de las condiciones de trabajo en los sectores sanitario y sociosanitario durante los dos años de pandemia y que, lamentablemente, todavía persiste y está teniendo consecuencias en la salud de sus plantillas.

En cuanto a los accidentes de trabajo mortales, en 2021 se han producido 705 muertes en el trabajo, tres menos que el año anterior (un descenso del -0,4%), siendo aún mayor el descenso en los AATT mortales en jornada (-3,4%), frente a un repunte de los in itinere (15%) por la recuperación de desplazamientos por motivos laborales. El índice de incidencia de AATT mortales en jornada para el conjunto de los sectores desciende un -5,8%, pero la evolución ha sido desigual por sectores: mientras que en servicios se ha producido un incremento del 4,2%, en el resto se aprecian significativos descensos como el -38,2% del sector agrario, el -9% de la industria y el -3,8% de la construcción.

Pero como sucedía con los AATT con baja, 2021 también ha sido un ejercicio que conviene analizar con prudencia en el caso de los mortales, por dos cuestiones. La primera de ellas es que el número de AATT mortales aumentará considerablemente cuando dentro de algunos meses se ofrezcan los datos consolidados, ya que la definición de accidente mortal cambió en 2019 incluyendo aquellos fallecimientos producidos en los 12 meses posteriores por causa del accidente (en 2020 esto supuso 47 muertes más). Y la segunda es que 2020 fue un año especialmente anómalo, en el que se produjo un importantísimo incremento de los AATT mortales a pesar de la pandemia.

Ese año el índice de AATT mortales en jornada aumentó un 16,4%, a pesar del descenso de la incidencia en la construcción (-11,3%), el sector que tradicionalmente lideraba la siniestralidad mortal, debido a la pandemia. El fuerte incremento se debió a los aumentos en los servicios (13,9%), la industria (33,9%) y, sobre todo, el sector agrario (68,9%). Este último es el que experimenta una mayor oscilación en su incidencia de un año para otro (de +68,9 a -38,2%), fenómeno en el que sin duda, y entre otras causas, existe una relación con la campaña contra el fraude en la contratación en el sector que ha desarrollado en 2021 la Inspección de Trabajo y de la Seguridad Social.

“Los cambios de criterios metodológicos introducidos en las estadísticas de AATT en 2019 y los efectos de la pandemia en los datos de 2020 y 2021 invitan a la prudencia a la hora de analizar la evolución de la siniestralidad”, señala Mariano Sanz, secretario de Salud laboral y sostenibilidad ambiental de CCOO, “pero no por ello hay que dejar de poner de manifiesto la necesidad de redoblar esfuerzos para mejorar la prevención en materia de seguridad en las empresas”.

“En CCOO, añade Sanz, consideramos que se debe hacer un seguimiento riguroso de la evolución de las estadísticas de AATT en el próximo periodo, teniendo en cuenta el previsible aumento de la actividad productiva en España gracias al desarrollo de los planes asociados a los Fondos Europeos de Reconstrucción. Es obligatorio impulsar políticas públicas activas en materia de prevención de riesgos laborales, lo que unido a la reducción de la precariedad por la aplicación de la reforma laboral, pudiera evitar que el repunte de la siniestralidad observado en 2021 se consolidara en ejercicios posteriores. Para ello son imprescindibles revertir los cambios normativos que durante la crisis permitieron reducir las exigencias en materia preventiva a las PYME, así como avanzar para impulsar la utilización de medios propios de la empresa en la gestión de la prevención para mejorar la calidad de las actuaciones de los Servicios de Prevención”.

“Tampoco deberíamos olvidar, advierte el responsable de CCOO, la importancia del protagonismo que deberían jugar las autoridades laborales en estas políticas de prevención, que ha quedado patente con la campaña de la Inspección contra el fraude en la contratación en el sector agrario, una acción inspectora no enmarcada en la salud y seguridad en el trabajo pero que ha tenido consecuencias preventivas. Es clara la necesidad de reforzar los recursos personales y materiales de la ITSS hasta alcanzar los ratios recomendados por la OIT. Y se debe impulsar una mejora de las condiciones de trabajo en los sectores sanitario y sociosanitario, sobre todo por parte de las CCAA. Como sociedad, tenemos contraída una deuda con unos colectivos que han sido imprescindibles para proteger la salud del conjunto de la población en estos dos años, haciendo un esfuerzo que ahora están pagando con su propia salud».


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