El PCM propone un encuentro urgente con IU, Podemos y otros actores ante las próximas citas electorales
El partido llevará a IU la propuesta de trabajar desde ya en un espacio regional de confluencia.
El 26 de abril se celebra un Comité Regional monográfico que culminará un debate de las comunistas madrileñas sobre las confluencias.
Las comunistas madrileñas recuerdan que ninguna elección de candidato de una de las partes tiene porque ser vinculante para el espacio final de confluencia.
A punto de entrar en la recta final del ciclo político-electoral que, si no se acelera, concluye en mayo-junio de 2019, el Partido Comunista de Madrid (PCM) ha iniciado un proceso de debate interno, que culminará el 26 de abril con un Comité Regional monográfico para analizar y hacer un balance de las confluencias surgidas en nuestra Región para las anteriores elecciones, del estado de las mismas y del escenario futuro de cara a la cita electoral municipal, autonómica y europea que se avecina.
Al afrontar este debate, las comunistas somos muy conscientes de que los tiempos se pueden acelerar, más si cabe con las consecuencias del escándalo del máster de Cristina Cifuentes, por lo que proponemos que, entre tanto, se celebre una reunión urgente entre PCM, IU, Podemos y el resto de actores políticos y sociales para preparar un encuentro abierto antes del verano en el que comenzar a discutir las bases programáticas y democráticas de construcción del espacio unitario. No podemos permitir que “nos pille el toro”, señala el documento de debate propuesto por el PCM.
El PCM reitera su apuesta por construir espacios de unidad popular lo más amplios posibles y que sean capaces de disputar el poder político en todos los ámbitos, tal y como lo establecieron el XX Congreso del PCE y la XI Asamblea Federal de IU, que sentaron las bases de la política de confluencia de las comunistas.
El documento, que van a debatir sus más de sesenta núcleos, recuerda que el proceso de configuración de las candidaturas municipales en 2015, marcado por las contradicciones de aquel contexto, nos dejó un panorama municipal tremendamente variado, que además ha evolucionado y desembocado en resultados también muy diversos. La evolución de las relaciones entre los agentes políticos participantes en dichos espacios unitarios, especialmente entre la militancia de PCE-IU y la de Podemos, ha estado marcada por diversas circunstancias.
Haber sido capaces de acordar de una forma en general satisfactoria los procesos de concurrencia electoral, contrasta sin embargo con no haber sentado unas bases claras de funcionamiento de las CUP resultantes: rendición de cuentas de cargos electos, procesos de toma de decisiones, resolución de conflictos, etc,… La ausencia de un espacio regional de sincronización política y el hecho de no haberse producido en 2015 una CUP en ámbito autonómico, son algunas de las claves de una situación de descoordinación política en muchas candidaturas.
A partir de estas circunstancias y del actual estado de las relaciones entre los distintos agentes políticos de las confluencias, el documento del PCM establece una tipología en la que distingue hasta cinco categorías de situaciones que se dan hoy en nuestra región en relación con la convergencia.
Ante esa realidad tan diversa y desigual, el PCM hace balance, renueva su inequívoca apuesta de mayo de 2015 por la unidad popular y reafirma con rotundidad el acierto de dicha posición, pero a la vez se muestra crítico en la gestión –unas veces por falta de capacidad, otras por excesiva lealtad e ingenuidad política y en ocasiones por falta de fuerza real– del capital acumulado en dichos comicios.
El documento que van a debatir los núcleos del PCM es crítico y señala, por ejemplo, cómo en algunas de estas experiencias de confluencia se ha reproducido algunos errores clásicos copmo el exceso de institucionalismo y el encerramiento en los grupos municipales sin contar con el movimiento social y obrero de su entorno. Estas dinámicas han propiciado pérdidas de credibilidad de los denominados ayuntamientos del cambio entre buena parte de su base social y un desinflamiento de las expectativas de la clase trabajadora sobre las candidaturas unitarias y sus posibilidades de transformar la realidad concreta.
Entre otros elementos de debate, el documento proyecta también diversos posibles escenarios para las elecciones, tanto municipales, como autonómicas o europeas, ante los cuales también caben fórmulas de actuación diversas y resultados muy diferentes en función de cómo se desarrollen sus procesos y la capacidad hegemónica de las comunistas en los debates que en ellos se produzcan.
Por último, y dados los acontecimientos que están sucediendo o que pueden suceder en los próximos días, el PCM quiere aclarar que, como no puede ser de otra manera, respeta la soberanía y los procesos internos del resto de organizaciones potenciales de la confluencia pero en ningún caso asume el resultado de dichos procesos como un factor vinculante para las futuras candidaturas que habrán de construirse colectivamente.
Las candidaturas, deben tener por lo tanto su propia fórmula de desarrollo, acordada por organizaciones, partidos, personas individuales y movimientos en relación de igual a igual y sin subalternidad alguna.
En opinión del PCM, lo relevante no es de elegir cabezas de lista en cada una de las confluencias de las que podríamos formar parte, sino empezar a hablar de cómo construimos esa confluencia. No es el momento de mirarnos el ombligo ni implementar políticas de «lentejas».
Debe ser el programa, fruto de un proceso por abajo, barrio a barrio y municipio a municipio, ya sea de máximos o de mínimos en función del escenario final y su desarrollo, el elemento central de la constitución de una candidatura, que debe contemplar hasta dónde se está dispuesto a llegar en confrontación con los poderes fácticos. Fundamental es también la fiscalización y los mecanismos de control popular de esos programas.
El PCM no entiende la convergencia como el resultado de un acuerdo sobre hechos consumados sino como un proceso vivo, propiedad de sus partes e integrantes. Sin esta premisa, estaríamos incurriendo en fallos antiguos (como el 26J) y con perspectivas ya experimentadas y por eso llama a todos los agentes a no volver a caer en errores ya conocidos y con consecuencias certificadas: pérdida de credibilidad, de fuerza social y de apoyo popular y electoral.