Un informe revela que marcas de ropa como H&M y Zara compran viscosa a fábricas contaminantes
· Algunas de las marcas de ropa más grandes del mundo, como la sueca H&M y la española Inditex, se abastecen de viscosa proveniente de fábricas asiáticas que están causando grandes estragos sociales y medioambientales.
· Según revela 'Moda sucia: la contaminación en la cadena de suministros del textil está intoxicando a la viscosa’, un informe en el que ha participado Ecologistas en Acción, las fábricas de viscosa están vertiendo aguas residuales tóxicas en los cursos de agua locales, destrozando la vida marina y exponiendo a trabajadoras, trabajadores y población en general a sustancias químicas perjudiciales para la salud.
Ecologistas en Acción ha participado en la versión española del informe ‘Moda sucia: la contaminación en la cadena de suministros del textil está intoxicando a la viscosa‘ realizado por la organización europea Changing Markets Foundation y en el que ha colaborado Ecologistas en Acción. En dicho informe se denuncia el impacto mortal que suponen los desechos de productos químicos peligrosos y los gases tóxicos de las fábricas asiáticas.
Además, Changing Markets Foundation ha recogido pruebas en algunas zonas de Indonesia, China e India que demuestran la contaminación en la producción de viscosa, sustancia muy utilizada en la cadena de suministros textiles.
El estudio también hace hincapié en las relaciones existentes entre las fábricas contaminantes y las mayores cadenas de ropa europeas y norteamericanas como H&M, Zara/Inditex, ASOS, Levi’s, Tesco, United Colors of Benetton, Burton, Marks & Spencer, Asda, Dockers, Haggar, Next, Debenhams, Matalan y Van Heusen.
H&M, por ejemplo, compra directamente a siete de las fábricas contaminantes investigadas en el informe e Inditex a cuatro. Aunque varias de estas marcas se han comprometido a utilizar pulpa de madera ecológica para producir la viscosa, los procesos de fabricación que se utilizan siguen ignorándose en buena medida y apenas se tienen en cuenta a la hora de elegir a las empresas que abastecen el producto.
Mientras tanto, el mercado de la viscosa aumenta: se estima un crecimiento que pasará de los 13.450 millones de dólares en 2016 a 16.780 millones de dólares al año para 2021. También está tremendamente concentrado y solo 11 empresas controlan el 75% de la producción mundial.
Natasha Hurley, responsable de campaña de Changing Markets, declara que “este informe muestra que algunas de las mayores marcas de moda están haciendo la vista gorda a las prácticas dudosas de sus abastecedores. En un momento en el que la contaminación del agua se ve cada vez más como un riesgo empresarial, los minoristas deberían priorizar en sus planes de negocio un cambio hacia modelos de producción más sostenibles».
Además de las investigaciones sobre el terreno, el informe cuenta con las respuestas de las marcas de ropa a una serie de cuestionarios realizados por Changing Markets y Ethical Consumer. Rob Harrison, director de Ethical Consumer, lamenta que “dos tercios de las empresas contactadas en relación con sus suministros de viscosa no hayan respondido a las encuestas, ni siquiera las grandes del mercado de la moda como Topshop, Asda y Sainsbury’s».
Harrison añade: «Las marcas con grandes márgenes de beneficios tienen que hacerse responsables de la salud de sus trabajadoras y trabajadores, y para demostrarlo es necesario que den los nombres de sus suministradores. Sin esto, es muy probable, o al menos esa parece ser la tendencia en Europa, que sus clientes terminen por buscar marcas que se ajusten mejor a sus valores».
Desde Ecologistas en Acción se pide a los actores implicados las siguientes medidas:
– La producción de viscosa debe adoptar sistemas de ciclo cerrado y dejar de verter productos químicos tóxicos en los alrededores de las fábricas.
– Las marcas de moda deben imponer políticas de contaminación cero en todos los eslabones de la cadena de suministros (incluidos los suministradores de materias primas) y realizar auditorías regulares para asegurar su cumplimiento.
– Los actores políticos deben exigir transparencia en toda la cadena de suministros, así como introducir criterios ambientales en las regulaciones para el sector o reforzar las ya existentes.
– Las consumidoras y consumidores deben de tener la posibilidad de comprar prendas que demuestren claramente que en su elaboración no se ha utilizado viscosa contaminante.