Escaladores de Greenpeace cuelgan pancartas frente a la COP para pedir un acuerdo justo y que no se negocie con el clima
- Los activistas han desplegado varias pancartas de 20 m2 en las torres de iluminación frente a las instalaciones que acogen la Cumbre del Clima
- Greenpeace denuncia que las negociaciones están contaminadas por quienes quieren hacer de la acción climática un negocio o quienes bloquean cualquier avance
- La organización exige que los gobiernos aprovechen la recta final de la reunión para escuchar a la gente y aumentar el nivel de ambición
A primera hora de la mañana, una treintena de activistas de Greenpeace han escalado a varias torres de iluminación ubicadas frente a las instalaciones de Ifema en Madrid, donde se está desarrollando la COP25, y han desplegado varias pancartas de 20 m2 con el mensaje en español “El clima no es un negocio” y en inglés “Our politics are polluted”.
Con esta acción de denuncia, Greenpeace quiere visualizar la negativa influencia que tiene para las negociaciones la acción de diferentes grupos de presión, especialmente de las empresas del sector de las energías sucias como el carbón y el petróleo, que están detrás de los bloqueos que siguen impidiendo un acuerdo en las negociaciones para tratar de salvar el clima.
Según Greenpeace, los intereses del petróleo, el gas y el carbón no pueden ser juez y parte. Tienen que salirse de la política. No pueden estar en la mesa donde se decide cómo se va a terminar con la emergencia climática que ellos causaron. Se tienen que salir del proceso y deben rendir cuentas del daño que han causado durante décadas.
“Cuando está a punto de terminar la Cumbre del Clima de Madrid, todavía estamos esperando que las partes presentes en las negociaciones alcancen un acuerdo que asegure que todos los países presentarán planes más ambiciosos que los actuales para llegar a la próxima cumbre del clima de Glasgow con garantías de que va a ser posible salvar el clima”, ha declarado José Luis García Ortega, responsable de la delegación de Greenpeace España en la COP25. Un nuevo informe de las Naciones Unidas muestra que las promesas actuales sobre el clima mundial darán lugar a 3,2°C de calentamiento global.
Hasta el momento, los líderes políticos no están aprovechando la oportunidad de superar el creciente escepticismo mundial en torno a su capacidad para poner fin a la emergencia climática y de escuchar a las millones de personas, lideradas por las más jóvenes, que han salido a la calle para pedir medidas reales y urgentes para salvar el clima.
“Si algo ha cambiado en esta COP respecto a todas las anteriores es que la ciudadanía ha despertado ante la emergencia climática. Las movilizaciones no se detendrán hasta que los intereses privados que negocian con el clima sean echados de los espacios que deberían ser dedicados a defender los derechos ciudadanos a tener un clima que permita albergar la vida”, ha añadido el portavoz de Greenpeace.
Greenpeace exige que el acuerdo que salga de esta COP incluya:
–Mejorar urgentemente los objetivos de acción climática y esbozar una hoja de ruta para presentar planes más ambiciosos (NDC) en 2020, a tiempo de que puedan ser evaluados antes de la COP26.
–Asegurar que los costos de la transición energética no se trasladen a la población y que las comunidades vulnerables reciban apoyo para reaccionar ante los impactos climáticos.
–Evitar favorecer a los traficantes de emisiones, que harían inútil el Acuerdo de París.
–Escuchar a la ciencia y a la gente, no a las poderosas industrias extractivas y a las causantes del cambio climático que bloquean el avance en la lucha climática.
Greenpeace recuerda que el próximo Gobierno de España deberá poner entre sus prioridades la lucha contra el cambio climático, en coherencia con las posiciones que ha defendido durante la COP para que se aumente la ambición. La primera medida debería ser la aprobación de una ley de cambio climático y transición energética, y la presentación del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, con objetivos acordes con la ciencia del clima, para que España reduzca sus emisiones al menos un 55% en 2030 respecto a 1990 y que éstas se reduzcan a cero neto en 2040.