¿Cuánta fotovoltaica cabe en el sistema eléctrico? Ecologistas en Acción alerta sobre el exceso de proyectos renovables
- La organización ecologista publica un nuevo informe que muestra la burbuja existente y los problemas asociados a la falta de planificación en la instalación de proyectos renovables, en especial la ineficiencia de poner en marcha demasiada potencia fotovoltaica.
- El estudio concluye que existe una dificultad técnica y política de superar un 90% de penetración de renovables sin aumentar en demasía los vertidos. El objetivo de generación 100% renovable es más fácil de alcanzar en un escenario de contención de la demanda y de generación distribuida.
- Ecologistas en Acción apuesta por una estrategia de descarbonización audaz, inteligente, justa y bien planificada para alcanzar la reducción del consumo energético, la descarbonización total en 2040 y una generación eléctrica 100% renovable en 2030.

El informe ‘Instalación de energías renovables en el sistema eléctrico peninsular’ tiene por objetivo cuantificar la potencia renovable que es razonable instalar. Se ha realizado en base a simulaciones del sistema eléctrico a partir de datos horarios reales de red eléctrica (REE). El estudio se centra en la capacidad del sistema eléctrico para absorber la energía que las renovables pueden generar y revela que un incremento desmesurado de la potencia instalada conlleva pérdidas significativas de la energía que podrían generar las tecnologías estudiadas (eólica, termosolar y fotovoltaica).
En palabras de Rodrigo Irurzun , coordinador del informe: «El efecto de instalar demasiada energía fotovoltaica es demoledor a causa del pico diario de generación durante las horas centrales del día. Si en un momento dado el sistema no es capaz de absorber toda la energía, se tiene que limitar la potencia para garantizar la estabilidad de la red». Este fenómeno, conocido como “vertidos renovables” (o curtailments en su denominación en inglés) no es nuevo, lleva ocurriendo durante los últimos años debido a la saturación de algunos nodos de la red. “Sin embargo”, continúa Irurzun, “el fenómeno se intensificaría de forma muy importante de ponerse en marcha toda la potencia prevista”.
Al respecto del sobredimensionamiento existente, el informe señala que los proyectos eólicos que ya están en operación y los que tienen permisos de acceso concedidos suman un 3% de potencia adicional a la que figura en la última revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), de 62 GW. Si además se suman los proyectos que han pedido permisos de acceso y están aún en estudio, la cifra se eleva a un 27% por encima de dicho objetivo. En el caso de la fotovoltaica las cifras son mucho más abultadas, sumando los proyectos un 56% y un 85% de potencia por encima de los 76 GW que marca como objetivo el PNIEC. A nivel de instalación ya ejecutada, en 2024 la eólica había sumado un 30% adicional a la potencia que tenía en 2019. Pero el verdadero estallido ha sido el de la energía solar fotovoltaica, que en ese período se ha multiplicado por siete la potencia instalada.
En este sentido, aunque rápido este despliegue tiene efectos positivos sobre la factura de CO 2 del sector eléctrico (que en 2024 ha reducido sus emisiones a menos del 40% de las que tenía en el periodo 2014-2018), no está exento de polémica y tensiones en los territorios. El gran número de proyectos y su extensión territorial, a menudo concentrados en determinadas regiones, tiene impactos potenciales sobre la biodiversidad, el sector primario y el paisaje.
”Poner en marcha una potencia excesiva implica un derroche en la utilización de materiales, algunos de los cuales son cada vez más escasos y con impactos durante su extracción”, sostiene Irurzun. “Implica también la utilización de millas de hectáreas para las instalaciones, el tendido de líneas y subestaciones eléctricas para la evacuación de la energía, apertura de caminos, utilización de maquinaria y un largo etcétera de actividades que generan impactos y que están teniendo contestación social, sobre todo en los territorios en los que se instalan”, concluye el coordinador del informe.
El estudio analiza los efectos de la demanda, el almacenamiento y las interconexiones para dimensionar las renovables necesarias a instalar con cuatro escenarios diferentes. En la mayoría de los escenarios analizados se ha partido de un nivel de consumo eléctrico similar al actual, y dan como resultado una penetración de la fotovoltaica entre el 28% y el 38%, con unas potencias máximas entre 70 GW y 72 GW fotovoltaicos, ligeramente inferiores a las establecidas en el PNIEC. Estos resultados están condicionados al desarrollo de almacenamiento de gran capacidad y duración, como el bombeo hidráulico, ya que de otra forma las simulaciones arrojan un límite máximo razonable en torno a los 50 GW.
Se ha simulado también un escenario según los objetivos del PNIEC, que arroja un resultado de 94 GW fotovoltaicos. Javier Andaluz , coordinador del Área de Energía de Ecologistas en Acción, considera que “este no es un escenario deseable, pues multiplica el consumo por al 150% respecto del 2019, principalmente para generar hidrógeno y exportar electricidad, de forma que generará beneficios para las empresas energéticas dejando los impactos en el territorio”.
El único escenario analizado que supera el 90% de cobertura solar y eólica sería un escenario que alcanzaría un 20% de autoconsumo. La organización ecologista estima que gran parte de la potencia fotovoltaica necesaria podría instalarse en zonas urbanas o antropizadas, por lo que la potencia en suelo que sería razonable instalar es mucho menor a los proyectos presentados.Ecologistas en Acción sostiene que el Estado español debe alcanzar la neutralidad climática en 2040, lo que exige una fuerte reducción de los consumos, la electrificación de gran parte del consumo energético, y alcanzar una generación eléctrica 100% renovable en 2030. En este estudio se han presentado varias estrategias posibles que deben combinarse de forma inteligente (aumento de generación, cercanía al consumo, almacenamiento, interconexiones o equilibrio entre fuentes), siempre teniendo en cuenta sus impactos ambientales y económicos.