APDHA exige “mecanismos reales y concretos” para que las violencias hacia las trabajadoras temporeras no se repitan
Asegura que el Estado no puede limitarse a investigar y que el sector agrícola debe endurecer sus controles.
Andalucía, 14 de junio de 2018.- La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) ha denunciado hoy a través de un comunicado que la respuesta del Estado, ante las violencias producidas en las explotaciones agrícolas de frutos rojos en la provincia de Huelva, no puede ser exclusivamente la de investigar los hechos, por lo que exige “mecanismos reales y concretos” para evitar que se puedan repetir.
Para la organización, esto pasa por cambiar la actual legislación de extranjería y concretar garantías para las trabajadoras incluidas en el sistema de cuotas de contratación en origen. “Es intolerable un modelo de contratación y de selección que permite y propicia el aislamiento y dependencia del empresariado para realizar cualquier actividad, desde trasladarse de un lugar a otro, hasta conseguir las peonadas necesarias”, critica.
El actual Convenio Colectivo Provincial del sector agrícola no contempla la dureza de las condiciones en las que trabajan estas mujeres ni refuerzan su organización sindical, explica la asociación, que señala además que estas violencias tienen lugar en un sistema, el del Estado español, en el que “el racismo y el patriarcado minimiza, invisibiliza y esconde este tipo de situaciones”.
Por otro lado, el colectivo señala al sector agrario, quien dice “no puede esconderse tras las excusas de que se trata de un intento de desprestigiar al sector, sino que tiene la obligación de endurecer sus controles y luchar contra cualquier tipo de violencia hacia sus trabajadoras, sin importar si se producen de forma puntual o habitual”.
APDHA considera necesaria la unión de los colectivos, sindicatos, asociaciones y todo el movimiento de derechos humanos, feminista, antirracista y de vecinas y vecinos para denunciar el sistema que permite estas violaciones de derechos humanos y forzar así su transformación, institucionalizando el rechazo de forma contundente a las violencias hacia las trabajadoras temporeras, que atentan contra su dignidad e integridad física y psíquica.