Plan Estratégico de Humedales: medidas para salvaguardar unos espacios únicos
- Evitar, detener y revertir la pérdida y degradación de los humedales a la vez que se garantizar el mantenimiento de los hábitats y las especies que sustentan, conforman algunos de los objetivos del Plan Estratégico de Humedales a 2030, cuyo borrador está en información pública hasta septiembre.
Este plan también persigue preservar la capacidad de estos entornos naturales para proveer servicios ecosistémicos esenciales e impulsar su recuperación, así como conseguir su puesta en valor y el reconocimiento de los «múltiples beneficios que prestan», según el borrador publicado en la web del Ministerio para Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Amenazas para los humedales
Los cambios de usos del suelo se consideran el principal agente causal de pérdida y degradación de humedales en nuestro territorio, y el agrario es el que históricamente ha tenido más efectos negativos.
Otro aspecto perjudicial tiene que ver con la alteración de los regímenes hídricos que, en el caso de España, se traduce en la disponibilidad de agua debido a la competencia que ejercen otros usos, principalmente el agrario y, especialmente, el regadío.
La presencia excesiva de nutrientes, fitosanitarios, pesticidas, fármacos, plásticos, microplásticos y distintos metales pesados, entre otros, constituye un importante factor de amenaza global para los ecosistemas acuáticos en general y para los humedales en particular, que impacta directamente sobre hábitats y especies y tensionan su funcionamiento.
Los datos disponibles para España indican que la intensidad de la afección de este factor es, en el caso de lagos y humedales, alta y que su tendencia es a aumentar, según el borrador del Plan Estratégico de Humedales a 2030, que puede sufrir modificaciones.
Los ecosistemas húmedos debido a sus características y fragilidad, resultan especialmente vulnerables a las especies exóticas invasoras que provocan graves desequilibrios ecológicos en los humedales, desplazamiento o extinción local de poblaciones autóctonas y pérdida de biodiversidad general, entre otras consecuencias.
A todo ello se une el cambio climático, que provocará que la conservación de los humedales sea un reto de envergadura, sobre todo entre los de ciertas tipologías particularmente vulnerables: endorreicos y dependientes de aguas subterráneas, alta montaña y costeros.
Objetivos del Plan Estratégico de Humedales
El Plan Estratégico de Humedales plantea alcanzar un conocimiento mucho más amplio y adecuado del patrimonio de humedales, de su estado de conservación y requerimientos ambientales.
Asimismo, el documento pone el foco en fortalecer las disposiciones jurídicas y normativas para salvaguardar los humedales y establecer mecanismos de control efectivos, así como conseguir que las especies de flora y fauna silvestres de humedal o ligadas al medio acuático tengan tendencias poblacionales estables o en aumento.
Otra de las medidas pasa por mejorar el estado de conservación de nuestro patrimonio de humedales en su conjunto, restaurar aquellos que lo precisen o lograr disminuir las amenazas y sus efectos directos, como causa de pérdida y degradación del patrimonio de humedales y su biodiversidad.
España destaca especialmente por la gran variedad de tipos de humedales que presenta y, de hecho, se considera que probablemente es el país con mayor diversidad de tipos ecológicos de zonas húmedas de la Unión Europea.
Estos espacios cuentan con presencia de numerosos taxones animales y vegetales raros, endémicos y/o amenazados, así como lugares clave en las rutas migratorias de muchas especies de aves acuáticas o que mantienen concentraciones muy elevadas de vida silvestre.
Por ejemplo, se calcula que nuestros humedales albergan hasta el 40 % de las aves acuáticas que invernan en el Mediterráneo occidental.
España cuenta con, al menos, 2.000 humedales
El territorio español cuenta con un patrimonio húmedo estimado en, al menos, 2.000 humedales, la mayor parte de ellos continentales (92 %), aunque en superficie supongan sólo alrededor del 14 % del total (muchos pequeños humedales de interior).
Por el contrario, las zonas húmedas costeras son escasas en número, pero mantienen extensiones considerables. Entre los de interior (o continentales), los de agua dulce son los más numerosos (46 %), seguidos de los de montaña (30 %), aunque únicamente representan el 2 % y el 4 %, respectivamente, de la superficie húmeda total (muchos, pero muy pequeños).