Ecologistas en Acción hace público un informe sobre los efectos del cambio climático en los recursos hídricos en España

El informe: «Consecuencias del cambio climático sobre la disponibilidad de agua en España tras la firma del acuerdo de París» analiza cómo han evolucionado los recursos hídricos en España en los últimos 25 años con resultados «realmente preocupantes» según se apunta desde la ONG, debido a que la combinación de la reducción del nivel de precipitaciones y muy especialmente, la subida de temperaturas, han generado una reducción media del volumen de agua que va a parar a los cauces fluviales «de más de un 20% en sólo 25 años».

Para Ecologistas en Acción, los compromisos de reducción de gases de efecto invernadero condenan al mundo a un aumento de temperatura superior a los tres grados centígrados «que se traducirá en un contínuo agravamiento de la escasez de agua», siendo esperaba como mínimo una reducción del 30% en las próximas décadas.

Por ello la organización, en el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía (17 de junio), denuncia la falta de «medidas reales» para frenar este deterioro hídrico, pues a pesar del evidente agravamiento de los períodos de sequía, los planes hidrológicos plantean un incremento neto del consumo del 10%, debido principalmente al aumento de la superficie total dedicada a cultivos de regadío.

Todo ello conduce, a Juicio de Ecologistas «a un auténtico colapso hídrico de gravísimas consecuencias medioambientales, sociales y económicas», que se aleja de las medidas que deberían tomarse para frenar la desertificación, «poniendo en riesgo no sólo la agricultura o la ganadería, sino también a un considerable número de poblaciones que ya sufren los efectos de las sequías cada vez más intensas».

Por ello, desde el colectivo consideran que «es necesario abandonar cualquier medida que conlleve un incremento del gasto hídrico» e incluso «la reducción de superficies destinadas a los cultivos de regadío hasta un máximo de entre 3 a 3,2 millones de hectáreas», así como «la puesta en marcha de medidas como la revegetación o la reincorporación de materia orgánica a los suelos que permita paliar este déficit hídrico y mejore la capacidad de los ecosistemas para frenar el avance del desierto«.